Yordy Cabrera causa buena impresión en Dodgers

10 de marzo de 2019

GLENDALE, Arizona -- El lanzador más dominante de los Dodgers en esta primavera ha sido el dominicano Yordy Cabrera. Una sorpresa para algunos.

Pero ¿quién es y de dónde viene?

Es un derecho de 28 años que alcanza las 100 millas por hora y viene de un complicado y largo recorrido por las ligas menores. Ha participado en los innings finales de tres juegos con el equipo grande en esta pretemporada. Pero si continúa así, no pasará desapercibido por mucho tiempo, luego de ponchar a cinco de los ocho rivales que ha enfrentado, sin ningún boleto ni hit otorgado.

"Es interesante", dijo el manager Dave Roberts. "No es usual ver a un lanzador ni siquiera en las Mayores que obligue a tantos swings en blanco con el sinker".

Si estudiaste detalladamente el draft del 2010, probablemente te suene el nombre de Cabrera. Fue tomado en la segunda ronda por Oakland como tercera base, opacado un poco por el otro infielder de la Florida: Manny Machado. Cabrera recuerda vencer a Bryce Harper, la primera elección de ese año, en una competencia de cuadrangulares. Stetson Allie, otro bateador que fue convertido en lanzador por los Dodgers, también salió de ese draft.

Oriundo de Santo Domingo, República Dominicana, Cabrera fue criado por su abuela, luego de que su madre se fuera a Panamá por trabajo y su padre, Basilio, persiguiera su propio sueño dentro del béisbol con la organización de los Tigres, en donde todavía se desempeña como coach en Triple-A.

Yordy se juntó con su madre en Panamá a los 10 años, pero quería jugar béisbol como su padre y las oportunidades para un niño dominicano en Panamá eran escasas. Tras cuatro años allí, se fue con su padre a Lakeland y comenzó a tomar buenas prácticas de bateo. Firmó un bono por US$1.25 millones que invirtió y utiliza en la actualidad para ayudar a su esposa y dos hijos en Dominicana, mientras sigue persiguiendo sus sueños.

"Mi padre me enseñó cómo batear, cómo leer, cómo escribir, cómo comportarme y aprender de la cultura de Estados Unidos", dijo Cabrera. "Mi coach en la secundaria, Mike Campbell, me ayudó también mucho".

La carrera profesional de Cabrera no ha sido precisamente similar a la de Harper o Machado. Fue cambiado de los Atléticos a los Marlins en el 2012 en el canje que envió al relevista Heath Bell a los D-backs. Aún como jugador del cuadro, se lesionó el codo en el 2013 y se sometió a la cirugía Tommy John, lo que produjo que se perdiera la campaña del 2014. Regresó de la operación sin poder soltarse con el swing, por temor a otra lesión, por lo que los Peces le pidieron que se probara como lanzador.

"Me lastimé haciendo swing y luego quedé con miedo y dudas", dijo Cabrera. "Estaban listos para dejarme en libertad, pero me preguntaron si quería lanzar y lo intenté".

Tuvo problemas con la gerencia de los Marlins en el 2015 y fue dejado en libertad. Molesto, le dijo a su padre que dejaría el béisbol. Se fue a Panamá a visitar a su madre, quien convenció a Yordy de mantenerse en el deporte.

Cabrera comenzó a entrenar con el ex ligamayorista José Jiménez y firmó junto a su padre con los Tigres en el 2016.

"Fue allí cuando mi verdadera carrera como lanzador comenzó", dijo. "Me enseñaron mucho".

Pasó a los Gigantes en el 2017 y alcanzó el nivel Doble-A como abridor. Su recta fue cronometrada a 102 mph y pensó que estaba haciendo lo necesario para alcanzar las Mayores tras lanzar en tres niveles ese mismo año, pero un accidente vehicular en su país en ese invierno -- en el que salieron heridos dos de sus compañeros -- causaron que fuera dejado en libertad nuevamente.

"Comencé a pensar que Dios tenía que tener un plan para mí", dijo. "Ahí fue cuando empecé a cuidarme más".

El año pasado estaba fuera del béisbol organizado, jugando en una liga independiente en el verano en la República Dominicana, cuando el escucha de los Dodgers, Franco Frías, no pudo ignorar la recta que vio. Mientras Cabrera jugaba para el Escogido en la liga invernal, los Dodgers le ofrecieron un contrato.

"Frías estuvo observándome y me decía que me iban a llamar", dijo Cabrera. "Hasta que lo hicieron y me dieron la oportunidad. Quería tener la oportunidad de demostrar lo que puedo hacer".

Cabrera dijo que le ha sorprendido el hecho de haber lanzado en tres juegos de la Liga del Cactus, pero no le han sorprendido los resultados.

"Estoy haciendo lanzamientos de calidad, pero sé que puedo estar incluso mejor con mi brazo", dijo. "Es el clima frío. Sé que hay más, y estoy cerca".

¿Y cuando llegue el momento de lanzar en un juego temporada regular en la Gran Carpa?

"Sería lo mejor de mi vida", dijo. "Un sueño hecho realidad para mí y mi familia. Probablemente lloraría por unos cinco minutos".