Cuando un fanático del béisbol escucha las palabras “La Atrapada”, algunos inmediatamente recuerdan la impresionante y clave atrapada del jardinero de los Gigantes, Willie Mays, en la pradera central del Polo Grounds en el Juego 1 de la Serie Mundial de 1954.

Pero incluso el mismo Mays -- quien 35 años después de la hazaña fungía como instructor de los guardabosques del conjunto en San Francisco -- no podía hacerse responsable de lo que uno de sus pupilos hizo en San Luis en un partido de abril de 1989.

“Willie me llamó después del juego”, dijo Kevin Mitchell, quien asombró a la leyenda de los Gigantes con una de las atrapadas más inolvidables en la historia de las Mayores. Mitchell, quien cumplió 60 años el jueves, nunca olvidará lo que Mays le dijo.

“Me dijo: ‘Yo nunca te enseñé a hacer eso’”.

La histórica engarzada comenzó como cualquier otro elevado al bosque izquierdo tras un batazo del infielder de los Cardenales, Ozzie Smith. Sin embargo, mientras la bola bajaba, Mitchell se dio cuenta de que había pasado sobre su cabeza.

“En ese momento no me había fijado que, con la mayoría de los bateadores zurdos, un elevado que parecía que iba de foul volvía hacia terreno bueno”, explicó Mitchell. “Entonces, corrí más de la cuenta y no había manera de que pudiera usar mi guante para atrapar la bola. Entonces, saqué la otra mano”.

Mitchell realizó la atrapada a mano limpia y después de asegurar la bola, se estrelló con el muro al lado de la línea de foul. Los que llevaban un libro de anotaciones probablemente agregaron una estrella al lado del “F-7” para recalcar que no verán esa clase de jugadas el resto de sus vidas.

El narrador de los Gigantes, Duane Kuiper, habría capturado el momento a la perfección para el recuerdo de todos los testigos de la jugada al decir, “Nunca en mi vida había visto algo así. ¡Increíble!”