Derek Jeter ha cobrado credibilidad para tener la oportunidad de reconstruir a los Marlins

15 de diciembre de 2017
Alan Diaz/AP

LAKE BUENA VISTA, Florida. -- Derek Jeter merece la oportunidad de demostrar que puede hacer este trabajo como él piensa que debe hacerse. ¿Hay alguien que cree que está disfrutando esta parte del proceso?
Estos últimos días podrían ser los más duros que deba enfrentar Jeter como presidente ejecutivo de los Marlins. La razón es que él entiende muy bien la importancia del talento y lo difícil que es conseguirlo.
Haber cambiado a a los Yankees y al dominicano a los Cardenales en un lapso de pocos días es el comienzo de una nueva realidad para el equipo del sur de la Florida.
Este es el punto: Jeter tiene credibilidad en este juego, quizás tanta como cualquiera que haya jugado. Es inteligente y está decidido a tener éxito en este segundo capítulo de su vida profesional.
Cuando Jeter y Bruce Sherman, un empresario de Nueva York, adquirieron a los Marlins por US$1,200 millones de dólares, ya tenían un plan trazado. Para poder construir algo perdurable y conseguir algo de flexibilidad en la nómina, necesitaban dar un par de pasos hacia atrás para prepararse para tiempos mejores.
Jeter espera que ésta sea la última vez que los fanáticos del sur de la Florida tengan que pasar por algo así. Y así, aquí es donde comienza una nueva era para los Marlins.
Criticar a Jeter en este momento no es totalmente justo. Pero eso fue lo que hizo el agente Scott Boras a mediados de semana durante las Reuniones Invernales, cuando dijo que no le gustaba la decisión de salir de Stanton en vez de armar el equipo a su alrededor.
Según Boras, este tipo de cambios son malos para el béisbol. Además, indicó que si Jeter y Sherman no tenían suficiente dinero para manejar la franquicia, no ha debido aprobarse la compra.
OK, un poco de calma, por favor.
Los Marlins no son el primer equipo que pasa por una reconstrucción. Los Astros acaban de ganar la Serie Mundial después de pasar tres años haciendo exactamente lo mismo.
Los Reales fueron a la Serie Mundial en el 2014 y el 2015 después de un duro y largo proceso de reconstrucción. Ni el propietario de los Astros, Jim Crane, ni el dueño de los Reales, David Glass, disfrutaron aquellos días tan difíciles.
Pero cuando sus equipos enderezaron el rumbo, sabían que habían hecho lo correcto.
De hecho, Jeter pasó por algo similar en los Yankees. Él fue parte de aquella drástica transformación de Nueva York a principios de los años 90. Lo seleccionó Nueva York en el draft en 1992 tras terminar con marca de 71-91 el año anterior. Por esa misma época, los Yankess firmaron a los puertorriqueños Jorge Posada y Bernie Williams, Andy Pettitte y al panameño Mariano Rivero. Así nació la dinastía.
Como tantos otros equipos, los Marlins simplemente están tratando de crear un equipo que pueda ganar a largo plazo, adquiriendo la mayor cantidad de talento posible para las ligas menores. Los cambios de Stanton y Ozuna son parte de eso, y Boras lo sabe tan bien como cualquiera.
Al gerente general de Miami, Mike Hill, le preguntaron sobre lo dicho por Boras esta semana y prefirió no caer en controversias.
"Boras tiene derecho a expresar su opinión", dijo Hill. "Yo tengo cosas más importantes que quiero tratar de lograr. Tenemos una organización que debemos construir; ése es nuestro trabajo. No hay necesidad de comentar sobre un tema que no tiene nada que ver con nuestro objetivo de mejorar y hacer nuestro trabajo".
Es importante recordar que nada está garantizado y que las reconstrucciones son dolorosas. Pero endulzar la situación de los Marlins es pasarle por encima al hecho de que vienen de ocho temporadas seguidas con récord perdedor y de que no van a la postemporada desde que ganaron la Serie Mundial del 2003.
Boras no está necesariamente equivocado, pero si ésta es realmente la última vez que los Marlins se reconstruyen, si Jeter usa estos cambios para construir una gran base, entonces habrá valido la pena. La visión cortoplacista del agente y la de largo plazo del equipo no siempre van a estar en sintonía.