López, Rojas anhelan vivencias de su país

29 de septiembre de 2021

MIAMI – Han pasado casi tres años desde que el lanzador derecho de los Marlins, Pablo López, visitó Cabimas, la ciudad ubicada en la costa oriental del Lago de Maracaibo en su natal Venezuela.

López, de 25 años, recuerda que fue a un mercado donde él y sus amigos pidieron “chapitas” (tapas de botellas) para poder tratar de batearlas con un palo de escoba. También pasó cerca de los estadios en los que creció jugando como un adolescente que soñaba con hacer carrera en el béisbol profesional en vez de seguir los pasos de sus padres en el campo de la medicina.

Pablo López always dreamed of playing baseball professionally.

Aquel viaje ocurrió durante las fiestas navideñas de la temporada muerta 2018-2019. López había viajado desde el sur de la Florida. Su padre y un primo habían llegado desde México. Otros miembros de su familia, incluyendo su hermana y sus abuelos maternos, todavía viven en Venezuela.

Pero esa visita se produjo en medio de una continua e intensa lucha política y económica en Venezuela. Desde que el expresidente Hugo Chávez fue electo en 1998, el país ha experimentado un colapso económico, creando una escasez generalizada de productos básicos. También ha habido agitación dentro del gobierno, con Nicolás Maduro manteniéndose en el palacio de gobierno a pesar de que más de 50 países, incluyendo los Estados Unidos, reconocen a Juan Guaidó como presidente.

“Cuando yo estaba en las ligas menores, obviamente quería jugar hasta el final de la temporada. Pero cuando era hora de regresar, era un momento divertido, porque podía irme a disfrutar con mi familia y todo eso”, dijo López. “Estos tiempos más complicados lo han hecho un poco más duro. Tienes que tomar en consideración más cosas de las que te gustaría antes de tomar la decisión de ir a tu ciudad a visitar a tu familia."

Pablo López credits Venezuela for shaping him into the person he is today.

l también venezolano Miguel Rojas, torpedero de los Marlins, entiende muy bien lo que quiere decir su compatriota y compañero de equipo.

Rojas, de 32 años, visitó su país por última vez en el 2019 cuando jugó pelota invernal con los Tiburones de La Guaira. Venezuela, la tierra que moldeó a Rojas, todavía tiene un lugar especial en su corazón. Toda su familia sigue viviendo allá, incluyendo a su madre, quien está luchando contra el cáncer. Rojas pensó bastante la posibilidad de ir a Venezuela durante las últimas semanas, pero finalmente decidió quedarse con el club hasta que terminara la temporada. Rojas cree que su responsabilidad sigue siendo ganarse la vida en las Mayores para poder apoyar a todos.

“Uno nunca se puede olvidar de su comunidad, incluso si las cosas no están muy bien”, dijo Rojas. “En las buenas y las malas, Venezuela es mi país y yo siempre voy a regresar allá y tratar de ayudar a mi gente tanto como ayudo a la comunidad en Miami”.

Por eso, Rojas hace trabajo voluntario con Raíces Venezolanas, una organización que se encarga de donar artículos del hogar a personas recién llegadas desde Venezuela en situación de necesidad. Como López, Rojas firmó un contrato para jugar béisbol profesional en vez de continuar sus estudios de ingeniería en la universidad.

En el clubhouse de los Marlins, hay otros que los entienden muy bien. El primera base Jesús Aguilar (Maracay), el receptor Sandy León (Maracaibo), además de los lanzadores derechos Elieser Hernandez (Ocumare del Tuy) y Luís Madero (Maracay) – quienes han jugado por los Marlins en el 2021 – son venezolanos. A Rojas le da mucho orgullo mantener esa tradición de torpederos venezolanos como Omar Vizquel, David Concepción y Luis Aparicio, entre tantos otros.

“Yo siempre mantengo ese entusiasmo”, contó Rojas. “Venezuela es un país feliz y siempre estoy tratando de pasarle esa vibra a todos mis compañeros, la gente que está cerca de mí, los fanáticos, el béisbol en general, el juego. Yo trato de jugar el juego con mucha alegría y mucha diversión, y creo que eso es lo que me define como venezolano: Que siempre voy a jugar este juego con esa actitud y esas manos como shortstop”.

Rojas, el jugador con más años en estos Marlins y el capitán no oficial del club, ha ayudado a muchos de esos compañeros durante ese proceso de asimilación. Siempre les da consejos sobre dónde comer o en qué lugar alquilar.

Lo que todos han encontrado son constantes recuerdos de su país. Gracias al influjo de inmigrantes de básicamente toda Latinoamérica (los hispanos son el 69.4% de la población del Condado Miami-Dade, de acuerdo con el censo del 2019), el sur de la Florida ofrece una diversidad que no tiene rivales. La región ha adoptado la cultura – todo desde la música hasta la cocina— y eso conecta a la gente con sus países. Tampoco hace daño que el clima sea básicamente el mismo.

“La comida lo hace mucho más fácil. Cuando yo era pequeño, íbamos mucho a Margarita”, dijo López. “Es la isla donde nació mi mamá, así que todos los veranos hacíamos el viaje en carro por todo el país y terminábamos allá. A mí me encanta la playa y me recuerda un poquito esa época en cada verano y poder nadar en el mar”.

Tanto López como Rojas dicen que Venezuela tiene mucho que ver en lo que son ambos hoy día. López ganó el premio “Charlie Hough Good Guy Award”, que otorga el grupo de Miami de la BBWAA. Rojas fue recientemente nominado por segunda temporada seguida por los Marlins al Premio Roberto Clemente.

Aunque sus vidas y circunstancias han cambiado con el paso de los años, hay algo que sigue el igual: Las ganas de volver a casa.

“Yo ahora vivo en Miami, pero vengo de Venezuela”, recordó Rojas. “Esas calles viejas por las que solía caminar y los estadios donde entrenaba, esos sitios donde tengo muchos amigos allá que no he visto en un buen tiempo, yo siento que ése es el Miguel Rojas cuando era joven que quiero recordar”.