PORT ST. LUCIE, Florida -- A principios de esta primavera, según una persona con conocimiento de la conversación, los directivos de los Mets discutieron ampliamente la idea de nombrar un capitán por primera vez desde que David Wright se retiró hace siete años. El puertorriqueño Francisco Lindor es el candidato más obvio dadas las responsabilidades como líder que ha asumido en las últimas temporadas.
Finalmente, decidieron posponer la conversación, al menos por ahora. Eso no es un reflejo de Lindor, a quien compañeros de equipo y oficiales creen que sería un excelente representante de la organización. Es simplemente un reconocimiento de que el panorama de liderazgo de los Mets tiene varios matices.
Además de Lindor, está Brandon Nimmo, el jugador activo de los Mets con más tiempo en el club que ha desempeñado un papel influyente en los asuntos del club. ¿Cómo podrían los Mets nombrar a Lindor capitán sin también nombrar a Nimmo? Luego está el dominicano Juan Soto, quien acaba de llegar pero es una figura imponente bajo contrato por las próximas 15 temporadas. ¿Dónde encaja él? A veces el año pasado, Sean Manaea se convirtió en un líder vocal. Pete Alonso y el venezolano Francisco Álvarez sirvieron como faros emocionales. Todos ellos todavía están en el clubhouse.
“Se supone que es una persona”, dijo Nimmo sobre la capitanía. “Pero por lo que he visto, y cómo respondió nuestro equipo el año pasado, vi a muchas personas diferentes dar un paso al frente y liderar. Y creo que simplemente poner la ‘C’ en una persona probablemente no sería una imagen completa de lo que realmente ha estado sucediendo aquí”.
“Tienes a tantos muchachos haciendo cosas que hacen los capitanes”, agregó el mánager venezolano Carlos Mendoza. “Lindor está justo en la cima, pero podrías argumentar a favor de algunos de los muchachos. Se controlan muy bien a sí mismos”.
Wright, quien fue capitán del 2013 al 2018, fue la elección obvia de su era. En ese momento, ningún otro Met presentaba su mezcla única de cualidades de liderazgo natural, respeto de sus compañeros, años en la organización y estabilidad contractual. Había sido un líder de los Mets durante mucho tiempo y estaba destinado a seguir siéndolo durante años. En ese sentido, Wright no tenía igual.
La situación actual es diferente, con dos líderes de larga trayectoria en Lindor y Nimmo, un recién llegado de alto perfil en Soto y varios otros veteranos muy respetados. Nimmo está bajo contrato hasta el 2030, Lindor hasta el 2031. Cuando las cosas salieron mal para los Mets el año pasado, ambos ayudaron a liderar el repunte.
“Aportamos diferentes cosas a la mesa”, resumió Nimmo, “y simplemente no creo que todo funcione tan bien sin juntarlo todo”.
¿Podrían funcionar una co-capitanía?
Esta primavera, la conversación pública se ha centrado principalmente en Lindor, quien viene de una temporada digna del JMV. Su papel en la organización de la reunión del equipo que ayudó a revertir la suerte de los Mets a finales de mayo está bien documentado. Sus compañeros se han referido a él como el alma de este club.
Cuando se le preguntó sobre la capitanía, Lindor respondió: “Siento que soy uno de los líderes del equipo. ... Si sucede, sería un honor. Sería un privilegio. Es algo que nunca daría por sentado”.
Nimmo ofreció pensamientos similares con respecto a su propia situación, aunque con esta advertencia: “Hombre”, comentó, “sería difícil poner una ‘C’ en mi pecho sin poner una ‘C’ en el pecho de Lindor”.
Entonces, ¿qué pasa con ambos? A pesar de haber nombrado solo cuatro capitanes en sus 63 años de historia, los Mets son uno de varios equipos que han empleado co-capitanes: Keith Hernández y Gary Carter de 1988 a 1989.
“Los co-capitanes pueden coexistir, absolutamente”, aseguró Hernández en una entrevista telefónica.
Aunque Hernández y Carter variaban en personalidad y tenían algunas diferencias bien documentadas, ambos buscaban el mismo objetivo final. Incluso antes de que el entonces mánager Davey Johnson decidiera hacerlos a ambos capitanes, cada uno lideraba a su manera.
“No era como si nos coronaran ante un tribunal militar y nos dieran un ascenso de rango”, recordó Hernández. “Simplemente sucedió. No había nada diferente del día anterior cuando yo era capitán en solitario a cuando Gary se convirtió en co-capitán. No era nada. Simplemente era lo que era. Davey hizo el anuncio, y así fue”.
¿Realmente necesitan los Mets un capitán?
Actualmente, 28 de los 30 equipos de las Grandes Ligas no tienen un capitán oficial. Las únicas excepciones son el venezolano Salvador Pérez en Kansas City y Aaron Judge en los Yankees.
En opinión de Wright, el hecho de que uno de los dos juegue en Nueva York no es una coincidencia. Este es un mercado único, que presenta una atención desmedida de los fanáticos y demandas de los medios. Tener a una persona que filtre el mensaje del equipo y lo entregue al público puede ser útil. Incluso internamente, tener a un solo jugador que actúe como conducto hacia el mánager y la oficina principal puede ser más efectivo que un enfoque disperso.
“Creo que Nueva York es un lugar especial en el que es bueno tener a un tipo”, acotó Wright.
Después de derrotas difíciles, Wright solía ser el que se paraba frente a su locker y enfrentaba a los medios. En momentos de crisis, ningún otro Met tenía la misma importancia.
En estos días, Lindor y Nimmo asumen tales deberes. Soto, quien ha sido un líder en otros mercados, espera compartir parte de ese trabajo en Queens. Alonso difiere de los demás en que no tiene un contrato a largo plazo, pero no obstante ha sido un portavoz cuando fue necesario. También ha estado en la organización durante la mayor parte de una década.
Tanto Nimmo como Lindor han dejado claro que incluso si los Mets nombraran un capitán (o dos), nada cambiaría en términos de cómo llevan a cabo su negocio. Pero estos son seres humanos. Coronar a uno sin el otro podría tener el poder de ofender, o al menos, de tergiversar el panorama de liderazgo en Nueva York. Por su propia naturaleza, cambiaría una dinámica de poder que funcionó notablemente bien el año pasado sin ningún título formal adjunto.
“La ‘C’ casi creo que es más para los fanáticos, y es más para una apariencia externa, porque dentro de este clubhouse sabemos a quién estamos mirando”, destacó Nimmo. “Sabemos quiénes son los líderes de este clubhouse. Sabemos que tenemos muchos. Y sabemos que todos queremos tirar del mismo extremo de la cuerda y hacer que todos vayan en la misma dirección.
“Pero es bueno tener un problema así. Poder tener muchos líderes es algo muy, muy bueno”.