ATLANTA - Para los Mets, el cambio no generó cambios. 

Cuando Steve Cohen asumió el cargo de propietario en noviembre pasado, el optimismo resonaba fuertemente de que los Mets no solo se convertirían en contendientes permanentes, sino que lo harían rápidamente. Con el dos veces ganador del premio Cy Young, Jacob deGrom y el entrante All-Star Francisco Lindor, Nueva York conformaba una lista diseñada para ganar en esta campaña. Los años siguientes, se pensaba, solo traerían una estabilidad adicional. 

Pero los Mets no ganaron. Por el contrario, su derrota por 5-0 ante los Bravos en el juego final de la serie del domingo pasado en el Truist Park, fue la 85 de la temporada, marcando la cuarta vez en cinco años que el equipo perdió más juegos de los que ganó. Desde que obtuvieron puestos consecutivos en los playoffs del 2015-16, los Mets no habían terminado en un tercer lugar en la División Este de la Liga Nacional, con un promedio de más de 14 juegos del primer lugar. 

“Lo primero que me viene a la mente es la decepción de no lograr la meta de la que hablábamos desde la temporada baja y hasta los entrenamientos primaverales”, afirmó el manejador Luis Rojas, cuyo puesto de trabajo será el primer asunto a tratar de los Mets en la temporada baja. "Es simplemente decepcionante que no hayamos llegado a donde queríamos". 

Para el domingo, todo lo que quedaba era que los Mets jugaran el juego que les quedaba, pero se convirtió en su decimotercera derrota por blanqueada de la temporada. Noah Syndergaard permitió dos carreras en la primera entrada, Trevor Williams cedió tres en la tercera y los Mets consiguieron apenas tres hits contra los lanzadores de los Bravos.

Fuera de los libros de récords del equipo, nada de eso importaba mucho. Dos de los mejores jugadores del club, los inminentes agentes libres Marcus Stroman y Javier Báez, eligieron no participar en el juego final. El resto se quedaron callados, como lo habían hecho durante toda la temporada. 

"Tengo que jugar mejor", expuso Lindor, la adición de 341 millones de dólares de los Mets en la temporada baja que bateó .230 con un OPS de .734. "Esa es la cosa número uno, definitivamente. Pero nos enfrentamos a mucha adversidad este año, muchos altibajos. Realmente no me he sentado a reflexionar sobre cómo me fue en el año. Ese es algo para reflexionar en la temporada baja ". 

Rojas se dio unos momentos para reflexionar, notando que el marcador del Truist Park mostraba los récords de ambos equipos a lo largo del partido. La marca final de 77-85 de Nueva York le pareció especialmente decepcionante, particularmente cuando se contrastó con el récord de 88-73 de Atlanta, estos últimos números los suficientes para ganar la División Este de la Liga Nacional con relativa facilidad y los de los Mets lo suficientemente buenos solo para alcanzar el tercer lugar. 

Y así, en un día que acogió la locura de la carrera por los boletos de comodines de la Liga Americana, la corona de la División Oeste de la Liga Nacional y todas las permutaciones de desempate asociadas, los Mets terminaron su temporada en silencio, decepcionados. 

"Todos estamos ansiosos por trabajar tan duro como podamos en la temporada baja y seguir mejorando", dijo Lindor. 

Antes del juego, Rojas celebró una reunión de equipo, abordando la probabilidad de que ocurra un cambio significativo en este invierno. Los Mets están buscando un nuevo presidente de operaciones de béisbol. Pronto también podrían comenzar a buscar un nuevo manejador, además de nuevos entrenadores, nuevos ejecutivos y, por supuesto, nuevos jugadores: un jardinero, un lanzador, quizás un tercera base. 

Mucho de eso se podría haberse evitado si los Mets hubieran jugado mejor. En cambio, ese récord final en el marcador terminó por definirlos. 

"Jugábamos bastante bien en un momento de la temporada", dijo Rojas, "pero eso se vino abajo".