Billy Beane sigue produciendo victorias con poco dinero en los Atléticos

7 de junio de 2018

Los Atléticos de Oakland tienen la nómina más baja esta temporada en las Grandes Ligas y tras la derrota del miércoles ante los Rangers marchan en el cuarto lugar de su división con récord 31-31. Oakland se encuentra a 7.5 juegos de los Marineros, los líderes de la División Oeste, y a seis de los Astros en la columna de derrotas, Es poco posible imaginarse un camino en el que terminen consiguiendo un boleto para la postemporada como uno de los Comodines de la Liga Americana.
En cualquier caso, los Atléticos son una de las sorpresas de la campaña. Al menos están de vuelta en la pelea, por lo que podemos hablar nuevamente de Billy Beane, el directivo más influyente de su generación y uno de los ejecutivos más notables de todos los tiempos en el mundo del béisbol.

Beane ha llevado las riendas de los Atléticos por dos décadas. Lo ha hecho con su equipo jugando en el peor estadio deportivo en los Estados Unidos, con una nómina siempre entre las más bajas. Los Atléticos de Billy Beane no llegaron a la Serie Mundial ni antes ni después de que Michael Lewis escribiese su libro, "Moneyball", que trata sobre la forma en la que Beane manejaba y maneja su equipo de béisbol. Quizás los Atléticos nunca vayan a la Serie Mundial, ni consigan un nuevo hogar, pero Beane sigue jugando su juego, en un deporte en el que los Medias Rojas, que tienen el mejor récord de las Mayores, gastan casi el triple de los US$72 millones que gasta Beane en jugadores para el 2018.
"Creo que nosotros nos evaluamos", dijo Beane, "tratando de darnos la mejor oportunidad para competir considerando nuestras circunstancias. En cuanto a mí, pues me encanta trabajar aquí. Me encanta vivir en Oakland y mi trabajo nunca se me hace aburrido ni menos satisfactorio, aunque mientras más tiempo hago esto disfruto menos las victorias y me afectan más las derrotas".
Beane también sabe perfectamente cuál es la realidad del deporte profesional en Oakland. Los Raiders se van a ir. Los Warrios también. Los Atléticos siguen ahí, en un estadio que era conocido en el fútbol americano, y no de forma afectuosa, como "el hoyo negro".
Le pregunté a Beane si piensa que alguna vez los Atléticos van a tener el tipo de estadio moderno que tienen los Gigantes al otro lado de la Bahía en San Francisco.

"Todavía pienso que falta mucho para eso", dijo. "¿Tendremos un nuevo estadio en algún momento? Sí. ¿Pasará mientras yo esté aquí? Es difícil predecirlo".
Beane no inventó el análisis de datos en el béisbol. No inventó la sabermetría, ni las formaciones defensivas, el ángulo de despegue ni la velocidad de salida. Pero más que ningún otro directivo de su generación, fue él quien empezó a tomar esos datos e incorporarlos al juego. Fue él quien le dio relevancia al tipo de números sobre los cuales Bill James ha estado escribiendo desde finales de los años 70.
Beane tenía 35 años cuando se convirtió en gerente general de los Atléticos. Si no lo hacía, quizás Theo Epstein no hubiese sido nombrado GG de los Medias Rojas a los 28 años. Ha habido una cantidad de directivos así, casi niños, en el béisbol desde la llegada del análisis moderno. Beane fue el primero. Sigue siendo un genio a pesar de que le faltan más triunfos en postemporada.
"Incluso con todo el ruido que se creó por el libro de Michael", dijo Beane, "siempre tratamos de ignorar lo que no era importante. Siempre pensamos, incluso antes del libro, que lo que estábamos haciendo era simplemente lo lógico y parte del futuro. Nunca defendí lo que estábamos tratando de hacer, y tampoco a la gente brillante con la que he tenido la fortuna de trabajar. Pero siempre sentí, desde el principio, que eventualmente todo el mundo iba a hacer lo que estábamos haciendo.
"Es que todo lucía tan obvio, al menos para nosotros, y yo francamente creo que éramos sólo parte de una revolución de los datos que ahora básicamente domina todo, no sólo el deporte. Y también me gusta pensar que convertimos lo que era un club de señores en algo más parecido a una meritocracia, que quizás abrimos el béisbol a los mejores y más capacitados".

Claro que si usted evalúa a Beane por títulos ganados, no es ningún gigante del juego, pero ése no puede ser el único indicador a utilizar al momento de evaluar el trabajo de un gerente general o un presidente de operaciones de béisbol, de la misma manera que no podemos usarlo para determinar quiénes han sido los mejores atletas. El béisbol sabe quién es Billy Beane. Siempre lo ha sabido.
"Voy a utilizar una referencia del mundo del rock-and-roll de antes", apuntó Beane. "Los Bee Gees siempre vendieron más álbumes, pero a mí siempre me gustaron más Velvet Underground y los Ramones. Y también creo que tuvieron más influencia".
Como todavía la tiene él, con sus Atléticos jugando por los .500. Una nómina pequeña. Un hombre de Moneyball todavía en el lado equivocado de la Bahía. Dejen que los otros genios traten de ganar gastando apenas US$72 millones.