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Carlos González se perfila como una pieza de cambio atractiva

DENVER - Carlos González nunca se cansa de perseguir el sueño que lo motivó a firmar un contrato de siete años con los Rockies antes de la temporada del 2012.

Pero a medida que va sanando su rodilla izquierda, de la cual fue operado en agosto del 2014, y va recuperando la habilidad de balancearse antes de hacer swing, la pregunta es, ¿tiene el venezolano un pie fuera de Colorado?

González, de 29 años de edad, llegó a la acción del sábado con 10 hits, incluyendo dos jonrones y cuatro dobles, en sus últimos compromisos. Aunque batea .254, su racha actual sugiere que no es un jugador en declive.

No obstante, el jardinero se encuentra en unos Rockies que necesitan pitcheo y profundidad, lo cual podrían adquirir a cambio de un jugador estelar como González.

"Soy un profesional", dijo el guardabosque. "Me encanta jugar aquí con mis compañeros y nunca me doy por vencido.

"Cuando me convocaron [en el 2009], estábamos en el sótano y ganamos el Comodín y casi nos llevamos la división. No estamos fuera de la pelea. Si decimos que estamos fuera, ahí termina todo."

Pero los Rockies del 2009 contaban con la mejor rotación en la historia de la franquicia. El cuerpo monticular de la edición del 2015 no se compara. González y el campocorto Troy Tulowitzki están entre los jugadores cuyos nombres circularán en los rumores de cambio.

González, a quien se le debe aproximadamente US$45.4 millones hasta el 2017, fue el prospecto que pasó de los D-backs a los Atléticos por Dan Haren y de los Atléticos a los Rockies por Matt Holliday.

"Ahora si me cambian, yo soy Haren o Holliday", dijo González. "Quiero seguir mejorando para este equipo. Pero a la vez no tengo una cláusula de no cambio".

Por otro lado, González comenzó la temporada pesando 210 libras y ha rebajado a 205, gracias en parte a que ha eliminado la carne roja y los refrescos de su dieta y ha reducido su consumo de carbohidratos. Estar más liviano y en salud lo ha ayudado. El próximo paso es fortalecer sus piernas con el fin de mejorar su swing.

"Hay días en que mi rodilla está un poco inestable y no me puedo apoyar en ella. Ahí es cuando termino arrastrando las manos", dijo González. "Pero puedo apoyarme con más consistencia. Sé que continuará mejorando. Si logro mantenerme ligero pero con piernas más fuertes, podré hacer las cosas que acostumbro hacer".