De Pittsburgh a Puerto Rico, ayuda humanitaria para los damnificados

25 de noviembre de 2017

PITTSBURGH - A medida que el avión descendía sobre San Juan, cada uno de ellos podía ver la devastación. La isla que el puertorriqueño Mike González ama estaba llena de escombros y su gente sin electricidad ni agua. Frank Coonelly observó pueblos completos destruidos. A Joey Cora, otro boricua, le costó ver a Puerto Rico, su casa, "tan destruida", por el Huracán María.
"Fue difícil", dijo Cora. "Yo sé cómo se supone que debe verse Puerto Rico".
Los representantes de los Piratas sabían que lo que ellos podían hacer tenía sus límites, pero también tenían claro que podían ayudar. El mes pasado, la novena de Pittsburgh recolectó bienes y artículos de ayuda para las víctimas del huracán en las afueras del PNC Park y los llevaron personalmente a Puerto Rico, un esfuerzo del equipo de Roberto Clemente que reflejó su legado y su espíritu caritativo.
"Lo que hizo que entregar los productos personalmente fuese tan especial fue que no sólo estábamos representando a los Piratas, sino mucho más importante que eso, estábamos representando a nuestra ciudad, a nuestros fanáticos y a cada persona que hizo el viaje posible", dijo el propietario de los Piratas, Bob Nutting, en un comunicado. "Poder llevar ese tipo de impacto directo, tangible, de la gente de Pittsburgh a la gente de Puerto Rico que está tan necesitada es algo que, pienso yo, habría hecho sentir orgulloso a Roberto Clemente".
Cora, González y Sean Rodríguez dieron un paso más allá de eso. Cora, el coach de la tercera base de los Piratas, ayudó a distribuir bienes en su natal Caguas. Rodríguez y González, un asistente especial en la directiva de los Piratas, fueron puerta por puerta en Cayey, el pueblo donde nació González.
Lo que vieron les dio esperanza, a pesar de que sólo han pasado dos meses desde que el Huracán categoría 4 arrasó la isla.
"Me rompió el corazón ver la isla en el estado en el que estaba, pero también me impresionó ver lo motivada que estaba la gente para seguir adelante", dijo González. "A pesar del desastre y del dolor, todavía tienen ese espíritu luchador, esas ganas de pelea y de levantarse".
TRABAJO EN EQUIPO
Para los Piratas, armar el viaje no fue algo que tomaron a la ligera. Coonelly, el presidente del equipo, primero consideró los obstáculos. Le encantaba la idea que el equipo - encabezado por Cora, González, Rodríguez y el venezolano Francisco Cervelli- le estaba planteando, pero le parecía un poco osada. FedEx les prometió a los Piratas un avión de carga para llevar los artículos, pero el club no quería mandar un avión medio lleno. ¿Serían capaces de llenar uno?
Los Piratas realizaron dos colectas en Mazeroski Way, y la gente de Pittsburgh se lanzó a ayudar mucho más de lo que el club imaginó. Recolectaron 45,000 toneladas de suministros -botellas de agua, alimentos enlatados, artículos para bebés y más- y la organización caritativa del club se encargó de conseguir plantas eléctricas y juntar más de US$200,000 para ayudar con los trabajos de reconstrucción.
Al final, terminaron llenando dos aviones y un barco adicional.
"No lo podía creer", dijo Coonelly.
"El crédito es para la gente aquí en Pittsburgh", dijo Cora. "Esperábamos que la gente ayudase, pero nunca esperamos tanto amor como el que recibimos".
Como parte de su plan, los Piratas llevaron la ayuda personalmente. Querían asegurarse de que los suministros llegaran a la gente que los necesitaba, afirmó Coonelly, especialmente aquellos de los pueblos pequeños en el medio de la isla.
"Si íbamos a hacer esto, íbamos a hacerlo bien", dijo González. "Queríamos asegurarnos de que las cosas se entregaran personalmente".
El grupo incluyó a Nutting, Coonelly, Cora, González, Rodríguez, Cervelli y a dos ex jugadores de los Piratas, el panameño Omar Moreno y el boricua John Candelaria, además de personal de FedEx. El primer avión llevó provisiones para Caguas y Cayey, y el segundo para Comerío, Coamo, Guayama, Gurabo y Yabucoa.
En San Juan fueron recibidos por el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, y Luis Clemente, uno de los hijos de Roberto Clemente. Entregaron gorras de los Piratas y camisas con el número 21 de Clemente a trabajadores del aeropuerto mientras sacaban las cosas del avión y las subían a un camión.
"Una vez que llegamos a San Juan podías ver el verdadero corazón y el espíritu de Puerto Rico", dijo Coonelly. "La gente estaba muy necesitada, pero no doblegada. El puertorriqueño es muy orgulloso, y ellos van a reconstruir la isla a pesar de todos los obstáculos que tengan en contra".