Javier Báez y Francisco Lindor, hermanos y rivales del diamante

25 de octubre de 2016

CLEVELAND - El planeta beisbolero quedó estupefacto cuando el puertorriqueño Javier Báez brilló tanto a la ofensiva como a la defensiva como el Co-Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, pero, desde otra ciudad, un amigo suyo, casi un hermano, sonreía ampliamente, porque siempre estuvo convencido de que su paisano boricua brillaría en las máximas alturas de la Gran Carpa.
"No me sorprende para nada", aseguró el paracorto de los Indios de Cleveland, el también puertorriqueño . "Lo he visto por bastante tiempo y siempre he creído en él.
"Siempre ha sido así, juego eléctrico, manos rápidas", calificó Lindor. "Estoy súper contento por él, por su familia. Y Puerto Rico, ésto lo hacemos por todos ustedes".
La hermandad de Báez y Lindor dentro y fuera del terreno es una de las historias más interesantes y cálidas de la Serie Mundial del 2016 entre los Cachorros de Chicago y los Indios de Cleveland, que arrancará el martes en el hogar de los campeones de la Liga Americana.
Desde niños en la Isla del Encanto, nació como un cuento de hadas lo que sería una trayectoria que ahora tiene un monumental desenlace en el marco del Clásico de Octubre.
Crecieron juntos, cuando se midieron el uno contra el otro, se reencontraron al estudiar en los Estados Unidos, fueron seleccionados en el Draft de la cumbre del diamante el uno detrás del otro. Por donde quiera que se le mire, el ángulo de la amistad, personal y familiar, dentro y fuera del terreno, rodea a los dos excelentes jugadores de cuadro.
"Es una gran persona, es como mi hermano", puntualizó Báez, de Bayamón, Puerto Rico. "Cuando jugábamos [de niños], era el uno en contra del otro. Cuando llegamos a los Estados Unidos, empezamos a hablar un poquito más.
"Y nos hicimos amigos de su familia y la suya siempre estaba encantada con la mía", expresó Báez, en medio de una sonrisa nostálgica. "Mi mamá como loca [por su amistad estrecha] con la mamá de él y a él también loca con la mía".
Lindor, de Caguas, Puerto Rico, también recuerda aquellos días de su niñez y por supuesto el momento en el cual los dos fueron seleccionados, en el Draft de talento amateur para las Grandes Ligas, en el 2011, con pocos minutos de diferencia el uno del otro.
"Tenemos una relación buena, de corazón y aquí estamos de nuevo, jugando el uno contra del otro", comentó Lindor. "Yo lo respeto a él, él me respeta a mí. Yo voy a hacerlo todo para ayudar a mi equipo a ganar. Él lo va a hacer todo para ayudar a su equipo a ganar. Al final del día somos hermanitos.
"Estoy súper contento por él y por su familia", agradeció Lindor. "Su familia ha pasado mucho trabajo. La mía también".
Desde el martes, cada uno tratará de aportar al éxito de los Cachorros o los Indios y casi seguramente saldrán de esa competencia con muchos más momentos agradables, pero ninguno de los dos olvidará aquel día en el que se enfrentaron en un encuentro de High School en la Florida, con el mundo beisbolero pendiente de sus actuaciones.
Actualmente de 23 años de edad, Báez representaba a la Arlington Country Day High School, de Jacksonville, Florida y Lindor, ahora de 22 años, defendía la franela de Montverde High School.
"Fue un juego de exhibición, la escuela de él contra la mía", rememoró Báez. "Fue algo increíble, una experiencia frente a muchísimos scouts, creo que como 150-200. Imagínate, estar en High School y con todo el mundo mirando.
"Antes del draft estuvimos los dos en un torneo en Júpiter, y nos dijimos 'ya tú vas a ver, nos vamos a ir en el Draft, primero y segundo", enfatizó Báez. "Yo siempre he estado siguiendo la forma como él juega. La competencia entre él y yo siempre ha sido buenísima. En esta Serie Mundial, le deseo lo mejor, mucha salud y que gane el mejor".
Cualquiera que imagine que esta relación tan estrecha se limita al terreno de juego estaría bien equivocado. Tan amigos son Báez y Lindor hasta el día de hoy, que las familias compartieron hace un par de años la Cena del Día de Acción de Gracias.
"Siempre nos mantenemos en comunicación", informó Lindor. "Cuando ellos [los Cachorros] clasificaron [a la Serie Mundial] me envió un mensaje de texto y me preguntó '¿hermano, esto es un sueño?' y yo le contesté 'yo pienso que sí, pero no quiero despertar, estoy viviendo mi sueño".
También recuerda Lindor aquella experiencia en la que los dos fueron seleccionados en el mismo Draft del 2011, cuando el lanzador fue tomado como número uno por los Piratas de Pittsburgh. Lindor fue reclutado en la primera ronda (octavo) por los Indios y Báez en esa misma fase de privilegio (novena) por los Cachorros.
"Nos manteníamos siempre positivos, el apoyándome mí, yo apoyándolo a él", destacó Lindor. "Nos decíamos 'hermano, tenemos talento. Con el favor de Dios, todo va a salir bien.
"Siempre me decía, 'hermano, juega duro', cuando nos encontrábamos en competencias", especificó Lindor. Antes de un festival de jonrones, recuerdo que me dijo 'hermano, mete mano, pega uno y vas a estar bien"'.
Se sabía en Puerto Rico que los dos jovencitos iban a llegar lejos en la cumbre del diamante.
"Francisco tenía 14 años cuando lo vi por primera vez", manifestó desde la Florida a Joshua Vázquez, de LasMayores.Com, Víctor Rivera, quien en aquel entonces era coach en Montverde, academia de la cual es ahora dirigente. "Siempre se habló bien de él. Había representado a los Estados Unidos en varias competencias a ese nivel. Es un orgullo para nuestra institución, para todos los que lo vimos".
Y ahora, cuando los dos están en la Serie Mundial, Lindor reflexiona en aquellos momentos cuando soñaban con llegar a las Grandes Ligas.
"A esa edad, cuando éramos más jóvenes, a punto de firmar, pensábamos que íbamos a llegar a las Grandes ligas, no hay nadie que firme que no lo crea", recalcó Lindor.
Dos hermanos boricuas, entrelazados por un mismo sueño, siempre lo creyeron y aquí están, en la finalísima beisbolera.