Joe Maddon disfruta de la locura reinante en el Wrigley Field

28 de octubre de 2016

CHICAGO -- Tantos años han pasado entre juegos de la Serie Mundial en el legendario Wrigley Field que Joe Maddon apenas puede imaginarse cómo era el ambiente en 1945 en comparación al de 2016, pero el dirigente de los Cachorros de Chicago disfruta cada instante de ello.
"Imagino que uno de los grupos que produce juegos de video pudiera hacer uno del movimiento por la [vecina] Clark Avenue, del potencial que hay de arrollar a un aficionado o no, o de comerse las luces de los semáforos", comentó Maddon en medio de una amplia risotada.
"Nadie se detiene y por nada", prosiguió Maddon. "Todo el mundo se mezcla constantemente. Creo que llegué más temprano que de costumbre, pero aún así lo hice más tarde de lo necesario. Y creo que todo es bien chévere".
En otras palabras, "sobrevivir" a toda esa locura, varias horas antes del encuentro en sí, es una experiencia rica que tal vez Maddon atesoraba con tanta pasión como un juego empatado en el noveno episodio.
" Uno nota las líneas formándose por todas partes y para meterse y salir de los diferentes establecimientos", describió el piloto de los campeones de la Liga Nacoinal. "Por un segundo, hablé con la gente adentro. El objetivo es ganar, pero ¿Qué tal la emoción en nuestra industria. Es bueno para todo el mundo.
"Estuve oyendo sore los precios solamente para entrar a cada sitio y luego qué es lo que se obtiene por ese dinero", detalló Maddon. "Gente vino en avión a Chicago ni siquiera para entrar al parque, sino para estar presente en un bar, eso es impresionante. Todo esto lo puedo describir como espectacular".
Apreciar el momento ha sido una expefiencia bien rica para Maddon, que apenas puede calcular lo ocurrido en 1945, la vez previa que los Cachorros jugaron en una Serie Mundial en los Amables Confines.
"Pienso en 1945 e imagino que la diferencia más grande, obviamente, es que entonces no había tantos establecimientos alrededor del estadio, pero eso no lo sé a ciencia cierta", comentó Maddon. "Lo que sí sabemos es no había luces en el techo. Es probable que hubiesen muchas similitudes entre entonces y ahora,sin las torres del alumbrado. "Uno quiere frenar el momento, para que su esencia no se vaya tan rápidamente", indicó Maddon. "El pecado sería permitir que la experiencia se vaya tan velozmente, que uno no pueda disfrutarlo. Eso sería lo inapropiado".