Johnny Cueto ha sido ejemplo de la competitividad con los Gigantes

4 de octubre de 2016

SAN FRANCISCO -- Cuando firmó con los Gigantes de San Francisco en diciembre pasado, uno de los primeros que aseguró que el dominicano encajaría como anillo al dedo en la Bahía fue su antiguo dirigente, Dusty Baker, ahora manager de los Nacionales de Washington.
"No sólo es un ganador, sino que te salva el cuerpo de relevo", elogió Baker en aquella ocasión.
Las palabras de Baker resultaron proféticas y ahora ambos, mentor y alumno, participan simultáneamente en la postemporada, con la diferencia de que Cueto acude con un equipo comodín y el veterano piloto está al frente de un campeón divisional.
Meses más tarde de aquella firma con la divisa de Na
ranja y Negro, Bruce Bochy y sus Gigantes admiran a Cueto como una de las razones principales del porqué San Francisco aún tiene derecho a soñar con su cuarta Serie Mundial en siete temporadas.
"Es todo lo que pensábamos y más", agradeció Bochy. "Sabes que algunos peloteros son buenos, pero cuando lo puedes ver de cerca valoras mejor lo que hacen y la dedicación al trabajo que tienen.
"Sabemos que cuenta con buen material, pero lo que no conocíamos mucho de primera mano era su enfoque, la voluntad que tiene para ganar", expresó Bochy. "Al verlo aquí, he aprendido a apreciarlo".
Los números alcanzados por Cueto en su primera temporada en San Francisco relatan parte de la historia en torno a lo que ha significado el dominicano para los Gigantes.
Su tope personal en las Grandes Ligas de cinco juegos completos - dos blanqueadas - categorizan su propósito firme como lanzador. Llegar a lo profundo de la mayoría de los juegos que abre y salvar al cuerpo de relevo, como bien lo pronosticaba su otrora maestro Baker, refleja su agresividad como atleta y es el fruto de lo bien que se prepara para cada encuentro.
Nueve de sus primeras 11 aperturas del 2016 fueron de siete o más capítulos. A lo largo de todo el año, apenas dejó de trabajar en seis entradas en seis ocasiones.
Sus 219.2 episodios de trabajo ocuparon el segundo lugar en su carrera, apenas superado por los 243.2 del 2014, cuando ganó 20 encuentros en su temporada completa final con los Rojos de Cincinnati. Ese año fue segundo en la votación del Premio Cy Young detrás del súper zurdo de los Dodgers de Los Angeles, , y duodécimo en el sufragio por el Jugador Más Valioso del Viejo Circuito.
En el 2016 pudiera ser de nuevo uno de los principales candidatos al Cy Young en una temporada en la que fuera el abridor de la Liga Nacional en el tradicional Juego de Estrellas.
En cuando a su aporte a los Gigantes, la cifra más significativa es que su equipo tuvo marca de 23-9 en los juegos iniciados por el quisqueyano.
"Yo nunca estoy pensando en eso, sino en que cada vez que me suba a la lomita pueda lanzar siete, ocho, nueve innings", expresó Cueto. "Gracias a Dios que tuve un año bueno y me mantuve saludable. Pude ayudar a mi equipo a seguir adelante".
El canto a su mentalidad competitiva se produjo en ocasiones como la de su apertura final de la temporada, cuando pudo iniciar y tener éxito pocos días después de sufrir una dolorosa lesión en una ingle que calificó como si lo hubiera picado un cangrejo.
"El primero y segundo inning fueron medio suavecito, pero me dije luego que pase lo que pase tengo que meter mano", explicó Cueto de aquella jornada de su retorno victorioso en la que hasta se dio el lujo de embasarse en una jugada que derivó en tres carreras para su equipo. "Toqué para mover a los corredores, pero le metí piernas cuando me di cuenta de que nadie iba a agarrar la bola".
A la postre, los Gigantes cerraron a todo vapor al barrer en una serie de tres juegos a los Dodgers, pero la clave para llegar a ese punto fue que Cueto pudo estar en condiciones de lanzar -- y de paso exitosamente -- a mediados de semana.
Ese espíritu competitivo, conocido de antemano a nivel nacional por sus actuaciones en la postemporada del 2015 con los Reales de Kansas City, pudiera salir a flote nuevamente el viernes en el Wrigley Field de Chicago al comenzar la respectiva Serie Divisional, siempre y cuando sus Gigantes, por supuesto, sean capaces de derrotar a los Mets de Nueva York el miércoles en cita entre los equipos que clasificaron como Comodín.