Lo volvió a hacer. El dominio en la postemporada de Randy Arozarena continuó el sábado por la noche. En un decisivo Juego 7 ante los Astros, el cubano dio otro cuadrangular en la parte baja de la primera entrada, dándole una ventaja tempranera a los Rays de 2-0. Fue su séptimo bambinazo de los playoffs; la mayor cantidad para un novato en la historia.

No habían aficionados en San Diego, pero está bien, porque la celebración de Arozarena fue tan ruidosa como un estadio repleto con 40,000 personas gritando.

Apenas Arozarena conectó la bola, el lanzador de los Astros, Lance McCullers sabía que se iba. Encogió sus hombros y miró al cielo como diciendo “No hay manera de sacarlo de out”.

Ahí es cuando Arozarena comenzó su celebración por las bases. Estaba tan emocionado que llevó el bate hacia la primera base, antes de soltarlo con tanta fuerza que se le cayó el casco.

Si pensabas que Arozarena estaba emocionado, miren la reacción de Brett Phillips.

Luego de probablemente dejarle la mano adolorida al coach de tercera, Rodney Linares, con un saludo, el cubano cruzó el plato y dio un salto de 360 grados para celebrar con el dominicano Willy Adames.

Tal vez Arozarena desgastó toda su energía con su trote. Luego de ser retirado en la segunda base en el tercer inning, el cubano se quedó un rato cómodo en el suelo.