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Los Reales gozan del fruto de no rendirse jamás

NUEVA YORK - Los Reales de Kansas City nunca se rindieron en la temporada regular, en la Serie Divisional, ni en la Serie de Campeonato. No iban a bajar la cabeza en la Serie Mundial. Y por eso son ahora los campeones absolutos de la pelota.

"Nunca nos rendimos", proclamó emocionado el receptor Salvador Pérez, segundo venezolano que es Jugador Más Valioso de una Serie Mundial y primero desde Pablo Sandoval en 2012 con los Gigantes de San Francisco. "Nunca bajamos la cabeza, ni pensamos que el juego se ha terminado. Siempre competimos hasta el out final. Y eso es lo que hicimos hoy".

Pérez, ganador unánime del JMV, que bateó para .364, con dos dobles, dos carreras impulsadas, tres anotadas y un porcentaje de embasamiento de .391, es el séptimo receptor de la historia que obtiene el trofeo y el primero desde Pat Borders con los Azulejos de Toronto en 1992.

El cátcher de los Reales disfrutó de una postemporada enorme, al igual que su paisano Alcides Escobar, Jugador Más Valioso de la Serie de la Liga Americana pero, irónicamente, el autor del hit de oro de poner arriba a los Reales en un duodécimo episodio de cinco carreras rumbo al triunfo por 7-2, fue un pelotero que casi no había visto acción en los Play-Offs: el jugador de cuadro boricua Christian Colón.

"Buscaba algo en el medio del plato, tal vez una slider, gracias a Dios que me tiraron el pitcheo que necesitaba y le di muy bien", declaró emocionado Colón. "Estaba preparado para este momento y se dio la oportunidad. Me dije 'este es el chance que tanto buscaba' y estaba listo para ello. Lo que quería era poner la bola en juego y fue lo que hice. Sentí una enorme alegría".

Varios metros más allá, en los camerinos de los Reales donde llovía la champaña por doquier, Escobar trataba de mantener la cordura dentro de la locura que por todos lados imperaba.

"De verdad estoy bien contento por el triunfo, es lo mejor", enfatizó Escobar. "Me gocé ese turno [de Colón] como si fuera yo el que estaba bateando. Para mí fue el turno más i

mportante de la Serie Mundial". En ese mismo episodio enorme de los Reales, Escobar también escribió una página histórica con su 23er imparable en la postemporada, rompiéndole el récord al legendario Derek Jeter, de los Yankees de Nueva York, para más hits en un mismo año en los playoffs.

"Increíble, cuando ya tenía de 5-0, me llegó otra oportunidad y la aproveché", expresó Escobar, que tuvo un extraordinario promedio de .462 comenzando entrada en los 16 encuentros en los que intervino en la postemporada de 2015.

La noche gloriosa de los Reales comenzó con una faena enorme del abridor dominicano Edinson Vólquez, que se subió a la lomita cinco días después de conocer que su padre, Daniel, había fallecido víctima de una afección cardíaca en la República Dominicana.

"Hice un buen trabajo controlando mis emociones", comunicó Vólquez. "Nunca demostré lo dolido que estoy por dentro. Lancé con mucha energía, creo que mi papá estuvo conmigo el juego entero y me ayudó en ese sexto cuando tenía las bases llenas sin outs".

Su compañero de rotación y paisano, Johnny Cueto, nunca le perdió la fe a Vólquez en su asignación para el juego que decretó la segunda conquista de la Serie Mundial en la historia de los Reales y primera desde 1985.

"Esto es grande, gracias a Dios que llegamos lejos y contento de estar con el amigo mío que tiró un gran juego", dijo Cueto. "Nunca nos rendimos hasta que nos hagan los 27 outs. Estaba [Vólquez] bien enfocado en tratar de lograr la victoria. Me dijo 'si no gano hoy, tú ganas el martes', pero gracias a Dios no hizo falta ese juego".

La coronación de los Reales significó un momento histórico para los latinoamericanos Alexis Ríos (Puerto Rico), Kendrys Morales (Cuba) y Paulo Orlando (Brasil), todos en su primer año con Kansas City y todos participantes por primera vez en una Serie Mundial.

"Es una experiencia inolvidable", comentó el boricua Ríos. "Es una cosa que no todo el mundo puede lograr. Creo que hicimos un trabajo espectacular. Por eso estamos aquí, porque nosotros creímos".

"Vólquez lanzó con el corazón en la mano, tuvo varios días sin practicar y vieron el juegazo que tiró", analizó el cubano Morales. "Le dedicamos este triunfo a los aficionados de Kansas City, que son muy buenos, nos apoyaron todo el año en las buenas y en las pocas malas que tuvimos".

"Orgulloso, porque muchos peloteros pasan muchos años en las Grandes Ligas y no pueden disfrutar de este momento", destacó Orlando arropado con la bandera de Brasil. "Y en mi primer año con la oportunidad de ponerme la franela de Kansas City pudimos lograr esta cosa tan grandiosa".

El caso del dominicano Kelvin Herrera es diferente a sus colegas citados en los tres párrafos anteriores, porque ha estado con la novena de Kansas City desde 2011 y sufrió con sus compañeros la amargura de la derrota en la Serie Mundial de 2014 a manos de los Gigantes.

"El año pasado quedamos con el dolor que no hicimos el trabajo y vinimos desde el spring training bien animados", relató Herrera. "Ahora vamos a seguir metiendo mano para el año entrante".