Luciano, la figura del renacer internacional de S.F.

13 de agosto de 2019

SCOTTSDALE, Arizona -- Cuando el prospecto dominicano de los Gigantes, Marco Luciano, no está ocupado destrozando pelotas a lo largo de los estadios que conforman la Arizona Rookie League, se le puede encontrar en su sitio preferido de comida mexicana arrancando el papel de aluminio de su burrito y sumergiéndose de cabeza en la delicia envuelta en tortillas.

Luciano tiene 17 años y éste es su primer trabajo real. Como todos los muchachos de esa edad, todavía está aprendiendo a conducir. Pero puede llegar a ser muy competitivo cuando se trata de comer.

Pero no se trata de un adolescente común.

Luciano, quinto en la lista de los 30 mejores prospectos internacionales del año pasado, es ahora la tercera mejor promesa de los Gigantes.

No es sólo el mejor prospecto internacional de los Gigantes, sino que podría ser el más importante. Después de años sin suerte en el mercado internacional, los Gigantes podrían tener con Luciano a su próximo jugador de impacto. Y el quisqueyano puede hacer muchas cosas.

“Mi meta es prepararme lo mejor que pueda para ser un líder, ser la cara de una franquicia”, dijo Luciano. “Quiero estar en las Mayores en tres años. Para eso estoy trabajando”.

El oriundo de San Francisco de Macorís tiene promedio de .322 con 10 jonrones y 38 carreras impulsadas con 27 boletos para el equipo naranja de los Gigantes, en 38 juegos en la Arizona Rookie League. Tiene porcentaje de alcanzar bases de .438, .616 de slugging y 1.055 de OPS.

“Nunca ha lucido incómodo, incluso cuando pasa por altibajos”, dijo Kyle Haines, director de desarrollo de jugadores de los Gigantes. “Si piensas en su edad y su poca experiencia, es increíble el éxito que ha tenido”.

El equipo de cazatalentos internacionales de los Gigantes se encontró por primera vez con Luciano cuando éste estaba por cumplir los 15 años. Luego lo firmaron por US$2.6 millones el 2 de julio del 2018. Luciano no jugó en la Liga Dominicana de Verano en el mismo nivel de los recién firmados, pero pasó cierto tiempo en las instalaciones del equipo en Scottsdale tras un cirugía por una hernia menor.

Su primera experiencia real a nivel profesional llegó durante los Entrenamientos Primaverales con el grupo de Clase-A de la organización. Su primer turno profesional fue ante el lanzador derecho Josiah Gray, quien ocupa el quinto puesto entre los prospectos de los Dodgers.

“Sentimos que hemos sido bastante agresivos con él, retándolo a sus 17 años con la competencia que tuvo en los Entrenamientos Primaverales, en los Entrenamientos Primaverales Extendidos y ahora en la Arizona Rookie League”, dijo Haines. “La gente se olvida de que estos muchachos internacionales no juegan en la secundaria y saltar directo al nivel profesional puede ser un reto. Él lo ha manejado bien”.

Encontrar y desarrollar a adolescentes internacionales que pueden firmar tan pronto como a los 16 años es un reto para cualquier equipo, y los Gigantes entienden el riesgo. La historia del equipo con prospectos internacionales que no han resultado es amplia, con nombres como los de Ángel Villalona, quien firmó por lo que era un récord para entonces de US$2.1 millones en el 2006, Rafael Rodríguez por US$2.55 millones en el 2008 y Gustavo Cabrera por US$1.6 millones en el 2012.

Los Gigantes firmaron al campocorto bahameño Lucius Fox en el 2015 por US$6 millones –un acuerdo por el que pagaron una multa por excederse del límite para firmas internacionales—y luego lo cambiaron a los Rays como parte del canje por Matt Moore en el 2016.

Pero el equipo ha hecho buenos movimientos en los mercados internacionales recientes. Además de Luciano, están los dominicanos Alexander Canario, quien firmó por US$60,000 en el 2016, y Luis Toribio, quien firmó por US$300,000 en el 2017, además del jardinero cubano Jairo Pomares, quien acordó por US$975,00 en verano pasado y también está en la lista de los 30 mejores prospectos internacionales.

Otras firmas internacionales incluyen a los dominicanos Melvin Adón (número 14), Sandro Fabián (15) y Franklin Labour (20), el receptor venezolano Ricardo Genovés (22) y el jardinero puertorriqueño Luis Matos (25), quien también firmó en verano pasado.

Hasta ahora, los Gigantes han gastado más de US$5 millones en 30 prospectos desde que comenzó el período de firmas internacionales el 2 de julio, acordando con un grupo que incluye al dominicano Esmerlin Vinicio, quien ocupa el puesto 23 de la lista de 2019-2020 de los 30 mejores, y los venezolanos Aeverson Arteaga y Anthony Rodríguez, además del quisqueyano Manuel Mercedes.

El club también ha invertido en su academia y en programas culturales y para enseñar el idioma inglés, junto con la expansión del equipo de entrenadores y cazatalentos. Es parte del plan del equipo de incrementar las oportunidades de desarrollo de futuros ligamayoristas y evitar los baches del pasado. Consideren esto: El venezolano Pablo Sandoval, quien firmó con los Gigantes en el 2003, es el último jugador internacional que desarrolló el equipo y que llegó al Juego de Estrellas con el uniforme de San Francisco.

“Cuando se trata del desarrollo del jugador, creo que a todos les gustaría señalar factor en específico y decir que eso marcaría la diferencia”, expresó Haines. “Se trata del cuerpo de cazatalentos, el desarrollo de jugadores, el departamento de analítica, utilizar la tecnología para obtener información y los profesores culturales. Es un esfuerzo de todo un equipo para desarrollar a los jugadores y se magnifica mucho más con los jugadores internacionales, porque ellos firman a muy temprana edad. Estamos enfocados en eso”.

Por su parte, Luciano se ha destacado tanto en el aula de clases como en el terreno. A los Gigantes les encanta su silenciosa confianza y lo difícil que es identificar si dio dos hits en un juego o si se ponchó dos veces. Está viviendo el sueño, respirando béisbol casi las 24 horas de los siete días a la semana.

Y cuando duerme, lo hace con un estómago lleno.

“Un burrito con doble pollo, arroz y granos”, dijo Luciano. “Delicioso. Lo comería todos los días si pudiera. Muy, muy bueno”.