Para los Filis, larga espera (de más de una década) había terminado. La postemporada para los Filis llegaría al lograr el tercer puesto de comodín del viejo circuito y el equipo pudo disfrutar de su primera serie de playoffs, desde 2011. Pero la ciudad del Amor Fraternal tuvo que esperar un poco más. Solo cuando se certificó la victoria sobre los Cardenales de San Luis, los fanáticos pudieron cumplir el sueño de volver juegos de postemporada en el Sur de Philly.

Y fue entonces cuando Filadelfia se tiño de rojo. Un octubre rojo que hizo que los Filis lograsen vencer todos lo juegos de los playoffs de la Liga Nacional que se disputaron en Citizen Bank Park. Unos triunfos mágicos que trajeron las victorias en las series frente a los Bravos de Atlanta y los Padres de San Diego, que hicieron que nuestro hogar fuese una de las claves en la que se fundamentó el triunfo en el viejo circuito, del equipo de Filadelfia.

Y ese estreno en casa no pudo ser mejor. El rival fue de nuestros rivales divisionales, al tiempo que eran los vigentes campeones del viejo circuito y de las Series Mundiales. Pero los Bravos de Atlanta no pudieron hacer nada ante un Aaron Nola que guió al equipo a un triunfo contundente por 9-1, que decantaba la balanza de la serie divisional, 2-1 a favor del equipo de Rob Thomson.

Un excelente resultado que daba alas a las esperanzas de los fanaticos de Philly, que veían como era posible, no solo disfrutar de nuevo de la postemporada en nuestro hogar, sino que también se podría lograr la clasificación a una nueva serie de campeonato y con ello el sueño de unas nuevas Series Mundiales.

El contundente triunfo de Brand Hand y de los Filis, al vencer 8-3 a los Bravos, confirmó las mejores expectativas posibles, además de vivir uno de los mayores logros de la historia de la organización, en sus casi 140 años de historia.

Llegar a otra serie de campeonato, soñar con el octavo banderín de campeón de la Liga Nacional (algo que terminaría sucediendo), era una recompensa infinita para los fanáticos de los Filis, que llenaron las gradas del Citizens Bank Park. Y le dieron a las series, un ambiente increible, una electricidad enorme que inundaba toda la ciudad y se transmitía hacia el cesped y la lomita.

Se papalma en el ambiente que la larga espera había merecido la pena y que el apoyo que los peloteros de los Filis recibieron de las gradas, serviría para llegar lo más lejos posible en esta aventura.

Mas áun, cuando los Filis lograron vencer 2-0 en el primer juego de la serie, y que tuvo al Petco Park como escenario de semejante espectáculo. Y nada detuvo a los fáns de Filadelfia, después de haber caído en los Padres por 8-5 en el segundo de la serie, disputada en el Sur de California.

La fe puesta en los Filis llegarían muy lejos en esta postemporada y que en casa no se perdería, llevó tener el mejor ambiente en las gradas, para llevar al equipo al triunfo por 4-2, en el tercer juego de la Serie de Campeonato, por 10-6 en el cuarto juego y por 4-3 en el quinto y definitivo juego para alzarse con el banderín de la Nacional.

Un juego pasado por agua, con una ventaja de los Filis que se escapaba por culpa de la lluvia y de unos lanzamientos incrontalos del bullpen, y en donde también fue protagonista un Bruyce Harper que lograba un cuadrangular que ya es parte de la historia de la organización.

La racha de triunfos en casa se prolongó solo un juego más (en el primer juego de la Serie Mundial disputado en casa), pero ya nada pudo impedir que octubre se tiñese de rojo en Filadelfia.

La gloria llegó al regresar a una Serie Mundial, y los fanáticos tuvieron la recompensa de lograr disfrutar de una de las mejores postemporada de la historia de Filadelfia. Un año para el recuerdo, un año para la historia.

Hasta pronto desde España.