Nuevo talento procedente de la Liga Americana llenaría de emoción la lucha en la Nacional

4 de agosto de 2018

Esto no es una sorpresa. El curso que ha tomado esta temporada empezó a marcarse casi desde el Día Inaugural: Las cosas están muy claras en la Liga Americana. Hay seis equipos luchando por cinco puestos de playoffs, y aunque todavía quedan algunas interrogantes por resolver, ya más o menos sabemos qué terminará pasando. Hay un montón de equipos en el Joven Circuito que saben que no tienen posibilidades.
¿Y la Liga Nacional? Una locura. Una maravilla. Una carrera fuera de control. Nadie tiene idea de qué terminará pasando.
Lo que pasó durante la temporada de cambios sin el proceso de waivers siguió ese guion. Lo que vimos fue la más extraordinaria migración de talento de una liga a otra en la historia del béisbol. Un montón de equipos de la Nacional que todavía tienen esperanzas saquearon a equipos sin opciones de la Americana que están pensando en el futuro. Todo ha servido la mesa para lo que debe de ser un emocionante final en la Nacional.
El cambio de talento empieza, obviamente, con los Dodgers adquiriendo a Manny Machado de los Orioles, otro recordatorio de que en Los Ángeles el plan es ganar todos los años.
Pero no se trata sólo de Machado. Los Dodgers también consiguieron al segunda base de Minnesota, alguien que ha pegado 143 jonrones en las últimas cuatro temporadas y media. Y llegó desde los Azulejos.
Arizona respondió. Los D-backs trajeron al venezolano de Minnesota, quien encabezaba la Americana en dobles. También reforzaron su pitcheo haciendo cambios por de Tampa Bay y Jake Diekman de Texas. Y como bono, consiguieron a de Kansas City hace unas semanas.
La tendencia puede verse con facilidad. La Americana estaba en modo de vendedores. Texas, Tampa Bay, Kansas City, Toronto y Baltimore andaban como esos que pasan por la calle gritando "¡Se vende, se vende, se vende!". Los equipos de la Nacional respondieron agarrando estrellas y jugadores valiosos a diestra y siniestra.
Miren la División Central del Viejo Circuito. Los Cachorros fueron a Texas y se trajeron a una cara reconocida, Cole Hamels, y al versátil pitcher Jesse Chávez. Pero los Cerveceros contragolpearon más fuerte. Se llevaron a Mike Moustakas de Kansas City, a de Baltimore y a Brad Miller de Tampa Bay. Agarraron tanto talento que no está claro cómo van a ordenar su cuadro interior. Y también se hicieron con el mexicano de los Medias Blancas.
Y no nos olvidemos de los Piratas, que últimamente han estado ganando como locos y decidieron ponerse también en la carrera. Dejaron en shock a todo el mundo cuando obtuvieron al abridor Chris Archer de los Rays a última hora. Pittsburgh también trajo al relevista de Texas. La carrera por la División Central de la Nacional seguramente será una locura.
Pero la del Este podría ser todavía más loca. Ya ha sido una sorpresa ver a Atlanta y a Filadelfia luchando por la cima, a la vez que los súper favoritos Nacionales no terminan de despegar. Los Filis se armaron con el receptor venezolano en un cambio con los Rays.
Los Bravos, mientras tanto, llamaron a los Orioles para pedirles que montaran a todos sus pitchers en un autobús y los mandaran a Atlanta. Bueno, no a todos, pero sí a , y . Días antes habían adquirido al también pitcher Jonny Venters de Tampa Bay.
Los Nacionales habían pegado primero trayéndose al dominicano desde Kansas City, pero uno de sus grandes movimientos fue precisamente uno que no hicieron al dejar a en Washington.
Visto todo esto, con talento fluyendo de la Americana a la Nacional, es normal preguntarse qué pasará ahora. Puedo ofrecer algunas conjeturas. Pienso que los Dodgers se ayudaron mucho y se convirtieron en favoritos para ganar nuevamente el banderín de la liga. Me encanta que Pittsburgh haya visto esa oportunidad abierta y decidiese tirarse de cabeza en la pelea. Me fascina lo que están haciendo los Bravos y los Filis y creo que protagonizarán un final emocionante.
Mientras eso ocurra, muchos equipos de la Liga Americana terminarán la temporada como puedan, con la esperanza de un mejor pero distante futuro.