¿Quién la bateó más lejos? ¿Miguel Cabrera o Andrés Galarraga?

18 de junio de 2018

El 16 de mayo del 2015, el venezolano alcanzó un hito personal al conectar el jonrón 400 de su ilustre carrera. Aunque de por sí se trató de un número trascendente, para Cabrera lo fue todavía más porque el número 400 lo convirtió en el venezolano con más bambinazos en la historia de las Grandes Ligas. El hombre al que superó fue el ídolo de su infancia, Andrés Galarraga, quien cumplió 57 años el lunes.
Durante una carrera de 19 temporadas en las Mayores, Galarraga abrió el camino para futuros sluggers venezolanos conectando 399 vuelacercas para siete equipos distintos. Y no importaba dónde jugaba, simplemente porque ningún estadio podía contener el poder natural de Galarraga.
Esa regla aplicó para el primer hogar de Cabrera, el gigantesco Pro Player Stadium de Miami. Galarraga puso a vibrar ese parque el 31 de mayo de 1997, cuando los Rockies del Gato visitaron a los eventuales campeones de la Serie Mundial. El as de los Marlins, Kevin Brown, estaba en el tope de su carrera esa temporada, pero cuando se equivocó con un lanzamiento en el medio del plato ante Galarraga con las bases llenas, el caraqueño la mandó lejos. Muy lejos:

La forma en la que Galarraga lanzó el bate luego lo dice todo.
Fue un grand slam titánico, y uno que puso a sufrir a la gente que trató de medirlo. El primer estimado fue de 579 pies, aunque pronto lo bajaron a 529. Al fin y al cabo fue llevado a 468, un número más razonable, aunque igualmente impresionante. Los Marlins luego pintarían la silla en la que impactó la bola con un color diferente, al estilo Ted Williams.
Ese tipo de jonrones monstruosos no eran inusuales para Galarraga, quien luego probaría las fronteras de AT&T Park poniendo una bola casi en la botella gigante de refresco que está por las gradas del jardín izquierdo. Pero el Gato siempre se mostró impresionado con lo que le hizo a aquella pobre bola en 1997: "Siento que estoy soñando; estoy muy feliz", dijo Galarraga. "Ni en imaginación pensaba que era capaz de batear una bola tan lejos".
Cabrera nunca conectó un jonrón en Miami tan majestuoso como aquel de Galarraga. "Traté de darle hasta allá", le comentó Cabrera a Jason Beck de MLB.com, "pero nunca pude. ¿En práctica de bateo? Nunca. Ni cerca".
Pero que nadie diga que Miguel no dio lo mejor de sí.

De tal ídolo, tal pupilo.