Unos ajustes mecánicos a media temporada han sido la clave del éxito para Ronald Acuña Jr.

21 de septiembre de 2018

ATLANTA - El coach de bateo de los Bravos, Kevin Seitzer, veía todo el potencial físico y estaba bien consciente de lo que había hecho Ronald Acuña Jr. para ser considerado el mejor prospecto del béisbol. Pero Seitzer también sabía que el fenómeno de 20 años se iba a frustrar mucho si no hacía los ajustes mecánicos necesarios.
Justo antes del Juego de Estrellas, el manager de Atlanta, Brian Snitker, había llegado al punto de la desesperación.
En medio de exhibir de manera ocasional su talento de las cinco herramientas, con demasiada frecuencia Acuña hacía swings fuera de balance, tirándoles a rectas altas en la zona y, en sentido general, pasando por el doloroso proceso de aprendizaje propio de un muchacho que se encontraba en Grandes Ligas con menos de 600 visitas al plato por encima de Clase-A Avanzada.

"Tres días antes de la pausa (del Juego de Estrellas), dijo Snit, 'Ya no quiero más de sus turnos'", expresó Seitzer. "Yo había estado esperando el momento indicado para hacerle cambios al cuadre (de Acuña). Snit dijo, 'Ahora es el momento'".
Esas palabras de Snitker, más lo hecho por Seitzer junto a Acuña, son de los grandes motivos por los que los Bravos están cerca de asegurar el título del Este de la Liga Nacional. Acuña ha cargado con la ofensiva de Atlanta en la segunda mitad de la temporada, provocando especulaciones de si recibirá la clase de elogios de alguien como tan pronto como la próxima campaña.
"Es el mejor pelotero que he visto. Es increíble", dijo el compañero de equipo de y compatriota de Acuña, , después de que el joven de La Sabana diera ocho jonrones en 34 turnos del 8 al 14 de agosto.
Desde que hizo los ajustes mecánicos y se trasladara al puesto de primer bate en el orden tras el Juego de Estrellas, Acuña ha bateado .320 con 19 jonrones y OPS de 1.067. , candidato al JMV de la Liga Nacional, es el único jugador de la liga con más cuadrangulares en ese lapso. Yelich y son los únicos de la Nacional con un mejor OPS.
Para apreciar de verdad el nivel que ha alcanzado Acuña, hay que ver la primera parte de su temporada. Antes del Juego de Estrellas, el venezolano tuvo promedio de .249, siete jonrones y OPS de .742 en 184 visitas al plato. Se ponchó el 30.4% del tiempo y negoció bases por bolas en apenas 6.5% de las ocasiones.

Desde el Clásico de Media Temporada, se ha ponchado el 21.7% del tiempo y ha recibido boletos en el 11.6% de sus visitas al plato.
"Después de la pausa, hubo una gran diferencia en el timing de sus swings", expresó Seitzer. "Creo que él se dijo, 'Wow, estoy viendo la bola mucho mejor, me siento mejor y estoy a tiempo'.
"De ahí, llegó rápido la confianza. Empezamos a verlo hacerles swing a menso sliders y rectas altas. Cuando comenzó a obligar a los lanzadores a llegar a la zona, demostró que es bien bueno bateando antes pitcheos secundarios de strike. Si se le deja un lanzamiento rompiente con el primer pitcheo, le va a dar fuerte".
¿Y cuáles fueron los ajustes?
"Mecánicamente, le dimos un cuadre diferente para simplificar las cosas", contó Seitzer. "Lo único que le dije fue, 'Ponte en una posición atlética y mantén las manos para atrás', porque siempre era tarde retrocediendo con las manos. Cuando daba su patadita, se caía para adelante".

Cuando Acuña debutó en las Mayores en abril, su mano de abajo se mantenía a un ángulo y la parte gruesa del bate estaba arriba del hombro derecho. Entonces, cuando daba la patadita y empezaba a cargar su swing, las manos se movían para atrás antes de volver para adelante. El hecho de tener las manos increíblemente rápidas ocasionalmente escondía esa falla. Pero eso no fue suficiente para evitar una frustración frecuente.
La solución de Seitzer fue alejar las manos de Acuña de su cuerpo. El instructor también le dijo al joven que ajustara la mano de abajo para que el bate estuviera en una posición vertical. Esencialmente, el ajuste eliminó la necesidad de que Acuña moviera la espalda tras la patadita y empezara a proceder hacia adelante.
"Él estaba listo para hacer los cambios", afirmó Seitzer. "Este muchacho ha hecho todo lo que le hemos pedido. Ha sido increíblemente dirigible".
Acuña también cree que abrirse un poco en su cuadre ha sido de mucho beneficio.

"Siento que me ha ayudado a reconocer un poco mejor los pitcheos", dijo el jardinero. "Cuando estaba más cerrado, me abría mientras echaba para adelante y era más difícil reconocer los pitcheos".
Hay dos números que llaman la atención: Acuña batea .388 (sexto mejor entre los que han visto al menos 500 lanzamientos) y tiene slugging de .815 (superado sólo por Yelich y Trout) ante pitcheos en la zona de strike en la segunda mitad. En ese sentido en la primera parte de la campaña, tuvo .236 y .425, respectivamente.
"No está fallando esos pitcheos, porque en mucho mejor posición para dar swing cuando quiere hacelo", dijo Seitzer. "Cuando los bateadores sienten que no tienen que apurarse, todo se le desacelera en términos de reconocer el pitcheo".

Acuña ha reducido sus ponches y ha aumentado sus bases por bolas por casi el 50% ha sido en gran parte porque ha reducido a 14.3 a 10.2 su porcentaje de swings ante pitcheos fuera de la zona.
Curiosamente, Acuña está fallando más (6.4% en la primera mitad, 7.6% en la segunda) ante pitcheos en la zona ahora que en la primera parte de la campaña. Pero su mayor habilidad para reconocer los lanzamientos y hacer daño frente a ellos temprano en el conteo ha resultado en un menor grado de turnos terminando en conteos de dos strikes-53% en la primera mitad y 43% en la segunda.
"Aún se va a ponchar", dijo Seitzer. "Tiene poder y da su swing completo cuando quiere hacerlo. Va a haber swings en blanco. Pero todo eso va a mejorar. Después de todo, tiene tan sólo 20 años".