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Wilmer Flores se crece con el apoyo pleno de Terry Collins

KANSAS CITY -- A lo mejor porque es más alto que el paracorto promedio o tal vez porque quiere ganarle un paso extra al corredor, el venezolano Wilmer Flores tiene un estilo bien peculiar de fildear, especialmente en los batazos de bote pronto, a los cuales les tira un zarpazo con una sola mano y evidente gran seguridad en sí mismo.

El dirigente de los Mets, Terry Collins, ha visto la diferencia que pudiera tener Flores con los paracortos "convencionales" que usan las dos manos, pero le importa poco con tal de que ejecute el trabajo. Y está convencido de que lo hace bien.

"Todo el mundo es diferente, con tal de que capture la bola", comentó Collins a una pregunta de LasMayores.Com. "Hace años, pude ver a dos de los mejores paracortos de ese entonces en [el dominicano] Tony Fernández, quien era fabuloso y era hombre de una sola mano, y Ozzie Smith, que a veces fildeaba con una o dos manos.

"No creo que puedas cambiar a un pelotero", prosiguió Collins. "Wilmer es grande, alto, desgarbado, a quien le gusta usar una mano, pero creo que va ganando confianza de cómo jugar en el shortstop. Por ser grandote, uno tiende a compararlo con otros [similares] que han defendido esa posición, pero trato de no hacerlo. Alguien pudiera decir 'a lo mejor aquel hubiera podido hacer esa u otra jugada'. Wilmer es su propia persona. Sabemos que es peligroso con el bate, juegue donde juegue".

Conceptuado por Collins, como "muchacho que parece tener 15 años, lo cual lo ayuda y poseedor de una gran sonrisa", el dirigente de los Mets sabía que Flores podría encarar algunas dificultades al volver a defender a diario una posición tan exigente e importante para el núcleo defensivo de un equipo.

"Nos propusimos tener paciencia con él", comentó Collins. "Forcejeó un poco, lo movimos a la intermedia y cuando retornó la confianza, comenzó a batear mejor. Eso fue grande. Ahora que lo hemos puesto de nuevo en el campo corto, él sabe que puede jugar allí. En este juego te creces al creer en tí mismo y pienso que Wilmer es uno de esos".

De apenas 24 años de edad y en las Grandes Ligas con los Mets desde 2013, Flores, de seis pies y tres pulgadas (casi 1.90 metros) de estatura, disfruta en 2015 de su primera gran oportunidad en el Béisbol de Lujo. Intervino en 137 de los 162 partidos de su equipo -96 iniciados como shortstop- en 2015 y bateó 16 jonrones, con 59 carreras impulsadas.

La trayectoria de Flores ha sido un carrusel de emociones, incluyendo llorar en pleno diamante cuando pensaba que lo habían canjeado los Mets y momentos inesperados, como recibir la oportunidad de ser titular en el shortstop en la postemporada por la lesión sufrida por el panameño Rubén Tejada al ser atropellado en la intermedia literalmente por Chase Utley, de los Dodgers de Los Angeles, en la Serie Divisional.

No hay que olvidar que en ese vaivén estuvo el hecho de que jugó exclusivamente como paracorto en sus primeros cuatro años como profesional en las Estados Unidos, para encontrarse luego con la tarea de defender varias posiciones, incluyendo la primera, segunda y tercera almohadillas.

Y todo parece haberlo manejeado Flores con la serenidad de un pelotero que tuviera 15 años en las Grandes Ligas.

"No ha sido fácil, fueron muchas altas y bajas y tuve que aprender cómo manejar las emociones, mantener la cabeza en el juego", admitió Flores. "Todos mis compañeros, todo el equipo, me apoyaron. Lo único que pienso es que todo lo que se hizo valió la pena. El que no hace errores es porque no juega".

Defender el campo corto, especialmente para un equipo que aspira a ganar la Serie Mundial, tiene un valor enorme, no solamente para Flores sino para todos los que le rodean, de acuerdo a lo explicado por el paracorto de los Mets en su respuesta a LasMayores.com.

"Tiene un significado grande, mucho más para mi papá y para mi familia", precisó el joven nacido en Valencia, capital del estado Carabobo en la región norcentral de su patria.

Se le pide a Flores recordar aquel momento en el que no pudo contener las lágrimas en pleno terreno de juego al enterarse de un posible canje a mediados de temporada que nunca llegó a darse y con mucho gusto ofreció detalles al respecto.

"Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde", rememoró Flores. "Pensé que iba a ser cambiado y me dio un poco de emoción. Esta es tu familia. Esta es la organización que me vio crecer. Pasas más tiempo con tus compañeros que con tu propia familia. Esto es lo que tiene este equipo, te hace sentir como una familia".

Una vez en la Serie Mundial, se encuentra en una situación en la que nunca se imaginaba estaría cuando fildeaba roletazos mucho antes de hacerse profesional de la pelota.

"Tú no piensas en la Serie Mundial hasta llegar a las Grandes Ligas", dijo Flores con sinceridad, al asegurar que disfruta de cada momento, desde hacer historia con su paisano Alcides Escobar, de los Reales de Kansas City, como primer dueto de venezolanos que alinea simultáneamente como titular del shortstop en el Clásico de Octubre hasta cada turno al bate o roletazo fildeado en la finalísima beisbolera.