Siempre se ha dicho que el triple es el batazo más emocionante en el béisbol. El que bateó Cedric Mullins el lunes quizás califique como el más raro de todos.

Sin parar nunca de correr, Mullins bateó un triple en la victoria 4-1 de los Orioles el lunes sobre los Medias Rojas en Oriole Park, llegando a tercera con un elevado a terreno corto del jardín izquierdo.

Así fue como lo logró: el cuadro de los Medias Rojas le estaba jugando completamente cargado hacia la derecha a Mullins, un bateador zurdo. Mullins conectó una recta cortada de Matt Andriese en cuenta de 2-1 que viajó sólo 161 pies, con apenas 70.7 mph de velocidad de salida, de acuerdo con Statcast. Ese tipo de globitos tienen un promedio esperado de bateo de .020. Traducción: casi nunca son hits, mucho menos triples.

Pero debido al shift, el shortstop de los Medias Rojas, Xander Bogaerts, tuvo que correr 97 pies desde el lado lejano de la segunda base y casi choca con el tercera base dominicano Rafael Devers, que estaba corriendo hacia atrás desde la grama del infield. Bogaerts le llegó a la bola, pero no pudo tomarla. En vez de eso, le rebotó tres veces en el guante hasta que Devers la terminó agarrando cerca de la raya de la izquierda, volteó para ver dónde estaba Mullins, e intentó hacer la jugada en tercera.

Mullins, que nunca paró de correr, llegó primero a la antesala que el receptor puertorriqueño Christian Vázquez deslizándose de cabeza.