J.D. Martínez pretende seguir tronando como lo hizo el año pasado en los Medias Rojas

18 de febrero de 2019

FORT MYERS, Florida - A estas alturas del año pasado, J.D. Martínez estaba entrenando solo en Miami, esperando que su prolongada agencia libre finalmente llegara a su fin.
Las cosas son mucho más agradables ahora, con el toletero ya en el campo de entrenamientos de los Medias Rojas y listo para hacer más daño en su segunda temporada en el equipo.
La verdad es que el primer año en Boston no ha podido ser mejor para Martínez. El BD/OF ganó el Bate de Plata en dos posiciones y puso números monstruosos (.330 de promedio, 43 jonrones, 130 empujadas, 1.031 de OPS) para un conjunto que ganó la Serie Mundial.

¿De verdad creían que no haber sido nombrado Jugador Más Valioso de la Liga Americana iba a amagarle la diversión a Martínez?

Para empezar, , su compañero en los Patirrojos, fue quien se llevó el premio al JMV, por lo que fue una victoria para toda la organización.
Y Martínez, quien terminó cuarto en las votaciones, reconoce ahora con cierto humor que sabía que no tenía ninguna posibilidad de ganar. 
"No, yo me reía porque la gente estaba armando un alboroto con el asunto", dijo Martínez. "Diciéndome como, 'Tenías chance de ganar' y cosas así. Y yo estaba así como, 'Muchachos, no hay forma de que los analíticos vayan a dejar que pase eso. Para que un BD gane el JMV, va a tener que caminar sobre el agua'. Eso jamás va a pasar".
Y la verdad es que los premios no son lo que motiva a Martínez. Lo que lo mueve es su pasión por batear y ganar, que en su caso suelen ir de la mano.
"Nunca he estado alrededor de alguien que invierta tanto tiempo en hacerse mejor y mejor en su trabajo", dijo , utility de los Medias Rojas. "Cuando estamos en el avión, yendo de algún lugar a otro, los muchachos andan jugando cartas, oyendo música, viendo películas. Pero está en la computadora viendo sus videos. Creo que el solo hecho de verlo hacer eso hace mejor a todo el mundo en este equipo.
"Tenerlo ahí para hacerle preguntas, poder escuchar a alguien que tiene tanto tiempo haciendo esto como él, para mí es algo que nos ayuda".
Aunque Martínez disfrutó el hecho de no tener que pensar en su contrato esta temporada muerta, tendrá que tomar otra decisión después de esta campaña, pues tiene una cláusula que le permite salirse de su pacto después de cada una de las dos próximas temporadas (2019 y 2020). Si Martínez se queda con su contrato original y no se sale del mismo, ganará US$23.75 millones en el 2020, US$19.375 millones en el 2021 y US$19.375 millones en el 2022.
En cualquier caso, Martínez no podrá perder. Alguien le va a pagar un montón de dinero para aporrear pelotas de béisbol.

¿Se verá influenciada la decisión de Martínez por todo lo que debió esperar para firmar su contrato el año pasado, o por el hecho de que y están atravesando una situación muy similar?
"Realmente no lo creo", respondió Martínez. "Personalmente, escucho a Scott (Boras, su representante) y sus consejos, que en eso es que son realmente buenos (los agentes). Al final del día, sé lo que valgo y sé lo que puedo aportar, así que no me fijo en esas otras cosas. Yo me juzgo a mí mismo".
Hay una cosa clara sobre Martínez: Su pasión y obsesión por su trabajo lo hacen el jugador perfecto para el equipo que representa actualmente.
"Les voy a decir una cosa: Nadie es más duro conmigo que yo mismo. El hecho de que haya gente pitándome, por favor, yo me abucheo a mí mismo", dijo Martínez. "Nadie está más molesto que yo. Yo entiendo a la gente. Mi forma de pensar es, 'Sí, tienen razón en estar enojados. Lo que hice fue un desastre'. A mí esas cosas nunca me han molestado, porque estoy tan enfocado en lo mío que no me preocupo por el ruido externo y esas cosas.
"Obviamente, me encanta Boston. Me encanta esa pasión. Es parecido a mi personalidad. Siento que los fanáticos son casi tan apasionados como yo. Obviamente me gustaría quedarme aquí, pero eso no es algo por lo que vaya a preocuparme en este momento".
No, una vez más los que van a tener que preocuparse son los lanzadores contrarios cada vez que el temible Martínez llegue el plato.