Miguel Ángel Sanó utilizó toda su corpulencia para hacer un swing violento, como de costumbre. Durante su reciente bache extendido, el dominicano no estaba teniendo suerte al momento de querer conectar la bola con autoridad. De hecho, ésta desaparecía en la manopla del receptor. Esta vez, el cañonero hizo contacto. Sólido contacto. La bola, una vez más, desapareció.

El cuarto cuadrangular de Sanó en la campaña habría caído en el segundo nivel de las gradas del jardín izquierdo en el Miller Park, en algun rincón junto a la punta del tobogán de Bernie Brewer. Statcast proyectó la distancia de ese batazo desde el plato en 442 pies, el cual aseguró una ventaja de seis carreras sobre Milwaukee en el tercer inning la noche del miércoles durante la victoria de los Mellizos por 12-2.

Hasta el momento, nadie ha podido confirmar visualmente el lugar exacto donde cayó dicho batazo.

“Nunca lo vi aterrizar”, confesó el analista de televisión de los Cerveceros, Bill Schroeder. “¿Se fue por encima del tobogán de Bernie?”

Y el comentarista, en teoría, estaba siguiendo con la vista el viaje de la pelota en algún momento. Observando desde los monitores en el Target Field, la cabina de transmisión de los Mellizos quedó igualmente sorprendida.

“¿Aterrizó sobre el tobogán?”, preguntó el analista de los Mellizos, Jack Morris.

“No tengo idea de dónde aterrizó esa pelota”, respondió el narrador de los Mellizos, Dick Bremer, aceptando la conclusión de que la pelota, en algún momento, había superado la cerca.

Statcast asegura que el batazo de Sanó salió de su bate a una velocidad de 113.8 millas por hora. Por lo tanto, no pudo simplemente haber desaparecido. De alguna manera, sólo igualó el cuarto cuadrangular más duro que el quisqueyano ha pegado en su carrera.