José Berríos no ve la hora de hacer historia ante familia y amigos en Puerto Rico

16 de abril de 2018

El japonés y el puertorriqueño José Berríos tienen varias cosas en común. Ambos tienen 23 años de edad. Cuentan con un potente repertorio de pitcheo. Y los dos pueden batear.
 
Lo cierto es que, los números de Berríos a la ofensiva de por vida son una muestra microscópica: Batea de 6-2 en las Mayores. Pero el lanzador derecho que maniató a los White Sox el jueves -- 11 ponches en 7.0 entradas en blanco en la victoria de los Mellizos por blanqueada 4-0 -- pasó la mayoría de su vida como pelotero siendo un jugador de posición. 
 
Berríos creció jugando el shortstop en los campos de su natal Bayamón, Puerto Rico. Idolatraba a su compatriota y ex receptor miembro del Salón de la Fama, Iván Rodríguez. No fue hasta que cursaba el primer año en la Preparatoria Papa Juan que accedió a los consejos de los escuchas que le vieron mucho potencial como taponero.  
 
La semana pasada, casi seis años después de haber firmado su primer contrato como profesional -- a Berríos se le preguntó si podría duplicar la hazaña de Ohtani de lanzar y batear de manera regular en Grandes Ligas. 
 
"Si tuviera la oportunidad, ¿por qué no?", declaró Berríos.
 
Con esa respuesta, Berríos verbalizó la confianza y carácter juguetón que lo han convertido en uno de los favoritos de los fanáticos en Minnesota. Berríos inició el año pasado lanzando por la selección de Puerto Rico que terminó ganando la medalla de plata en el Clásico Mundial de Béisbol. Y lo culminó cargando con la derrota en labor de relevo en el Juego por el Comodín de la Liga Americana en el Yankee Stadium. Puede que su próximo honor sea el más grande de su carrera.
 
Esta semana, a menos de 16 kilómetros de la Preparatoria Papa Juan, Berríos subirá a la loma en el Estadio Hiram Bithorn en la primera serie de temporada regular de Grandes Ligas en suelo puertorriqueño en ocho años. Berríos espera que alrededor de 150 amigos y familiares asistan a los juegos del martes y miércoles contra los Indios. 
 
MLB anunció inicialmente los planes para disputar esta serie en junio pasado, pero el Huracán María devastó la isla tres meses después. Ahora, con el estadio ya reparado, la serie ha asumido gran significado como símbolo del esfuerzo de reconstrucción de Puerto Rico.


 
"Mi familia ha estado esperando esto por mucho tiempo, al igual que yo", destacó Berríos. "Este es un momento especial para todos nosotros, uno que unirá al país entero".
 
La esposa de Berríos, Jannieliz, se encontraba en Minnesota junto a los tres hijos de la pareja cuando el huracán azotó la isla. La familia permaneció en suelo estadounidense por seis semanas después de que la temporada terminara para los Mellizos antes de recibir luz verde para regresar a Bayamón. Una vez que Berríos llegó a casa, colaboró con sus compatriotas y compañeros de los Mellizos y en las labores de ayuda para los más afectados por el Huracán María.
 
"La realidad es que yo sabía que mi familia inmediata estaría bien, debido al área [en la que vivimos en Puerto Rico]", indicó Berríos. "Pero también sabía que la gente que vive fuera de esa área resultaría bien afectada, porque la infraestructura de esa área es de mala calidad. Me sentí bien porque mi familia estaba a salvo, pero me afectó bastante ver sufrir a mi comunidad".
 
En ese sentido, la serie de esta semana demostrará tanto la resiliencia de los hermanos puertorriqueños como el renacimiento del béisbol en la isla, del cual Berríos es parte integral.
 
Ahora, Berríos está a punto de unirse a leyendas del béisbol en su tierra natal. Un lanzador nacido en Puerto Rico no ha iniciado un juego de Grandes Ligas en el Hiram Bithorn desde el derecho Javier Vázquez, entonces con los Expos, el 7 de septiembre del 2003. Los Mellizos se han asegurado de que Berríos cambie esa historia. Desde el arranque de los entrenamientos primaverales, el club organizó su rotación de modo que el turno de Berríos cayera justo en una de las dos fechas de esta serie. 
 
"Es un estadio bien especial para todos los puertorriqueños", enfatizó Berríos. "Es uno de los estadios más gloriosos de Latinoamérica. Yo crecí asistiendo a juegos de la liga invernal allí. También jugué allí en el Clásico Mundial. Es un lugar bien especial para mí".
 
Al borde de una apertura que tiene tanto significado, a Berríos se le preguntó cuál es el logro más grande que añora como ligamayorista. El derecho respondió hablando acerca de durabilidad. 
 
"Quiero dejar un legado", afirmó Berríos. "Deseo lanzar por 15 o 20 años en las Mayores. Si lo logro, seré capaz de acumular muchas hazañas".
 
Berríos reconoció que desea ser recordado como uno de los más grandes lanzadores que ha dado la isla. Esa es una meta bien ambiciosa para el ex torpedero, pero está dentro de su alcance. Vázquez obtuvo 165 victorias en la Gran Carpa, la mayor cantidad hasta ahora para un pitcher nacido en Puerto Rico. Berríos, con 19 triunfos en Grandes Ligas, deberá trabajar bien duro durante la próxima década si desea alcanzar y superar la marca de Vázquez. Y al menos por esta semana, Berríos será el centro de atención para el mundo del béisbol en la isla.