Poder zurdo, la esperanza de los Yankees

2 de agosto de 2021

Hubo otra temporada durante la cual los Yankees decidieron que necesitaban a más bateadores zurdos de poder en la alineación… pero tomaron esa decisión a finales de junio, no de julio, por allá en el año 2000. Para entonces, tenían récord de 38-35. Estaban empatados con los Azulejos en la columna de derrotas pero a 3.0 juegos de la cima de la División Este de la Liga Americana, sólo medio juego por arriba de los Medias Rojas. En ese momento, Brian Cashman hizo uno de los mejores cambios que ha hecho en su carrera, adquiriendo a David Justice de Cleveland.

Aquel terminó siendo el tipo de canje a mitad de campaña con el que sueñan los gerentes generales. Justice conectó 20 jonrones por los Yankees en 78 partidos ese año, lo cual culminó con un bambinazo de tres carreras al último piso del viejo Yankee Stadium en el Juego 6 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana contra los Marineros que envió a los Yankees a la Serie Mundial.

Los Yankees se enfrentaron a los Mets en aquella Serie Mundial del Subway, ganándola en cinco encuentros. Los Yankees habían ganado el Este de la Liga Americana con sólo 87 victorias ese año. Pero igual la ganaron. Y no lo hubiesen hecho sin Justice.

Pongámonos ahora en el presente. Cashman no salió a buscar solamente un bate zurdo antes de la fecha límite para cambios. Consiguió dos: Joey Gallo y Anthony Rizzo. Se suponía que Gallo sería la gran amenaza jonronera, especialmente por lo corto del jardín derecho del nuevo Yankee Stadium. Pero es Rizzo quien disparó cuadrangulares en dos de sus primeros tres partidos con los Yankees, todos triunfos en Miami sobre los Marlins.

Una semana después de perder tres de cuatro contra los Medias Rojas en el Fenway Park, los Yankees amanecieron el lunes en esta situación:

Su récord es de 55-48 antes de enfrentar el lunes a los Orioles en el Bronx. De golpe, están a 5.0 juegos de los Medias Rojas – que están pasando por un mal momento -- en la columna de las derrotas y a seis de los Rays. Se habló mucho la semana pasada sobre cuánto estarían dispuestos a entregar los Yankees (y al final terminaron entregando media docena de prospectos por Rizzo y Gallo) para luchar por un puesto de Comodín.

No creo que Cashman vea las cosas así, especialmente con la situación del pitcheo de los Medias Rojas y el hecho de que Tyler Glasnow probablemente sea sometido esta semana a una cirugía Tommy John. Cashman no iba a soltar a tantos prospectos si no pensaba que su equipo podía ganar la división.

Los Yankees no están demasiado lejos. No es como si estuviesen tratando de sobreponerse a un déficit de 14.0 juegos en julio, así como hicieron en 1978 contra los Patirrojos.

Y los Yankees no tienen que ver 20 años hacia el pasado para darse ánimos. Sólo necesitan recordar lo sucedido hace apenas dos años, en el Este de la Liga Nacional, con los Nacionales de Washington. Los Yankees tenían cinco partidos por encima de .500 el viernes pasado cuando pasó el plazo para hacer cambios. Hace dos años, los Nacionales tenían seis juegos sobre .500 (57-51), a 6.5 de los Bravos y sólo medio juego sobre los Filis. Eso fue después de haber estado en un momento con récord de 19-30. No terminaron ganando la división, pero lograron foja de 36-18 en los últimos dos meses y finalizaron protagonizando una de las grandes remontadas en la historia de Grandes Ligas, ganando la Serie Mundial.

Estos Yankees no son aquellos Nacionales, empezando por los abridores. Los Yankees tienen a un verdadero as, Gerrit Cole. Los Nacionales del 2019 tenían a Max Scherzer y Stephen Strasburg, dos caballos que los cargaron hasta alzar la corona como lo hicieron Randy Johnson y Curt Schilling para los D-backs en el 2001. Claro que eso sobresalió tanto en octubre como los batazos de Anthony Rendón y del dominicano Juan José Soto.

Pero el lineup de los Yankees no sólo es mejor, sino más profundo. Fueron ellos los que terminaron con Rizzo, no los Medias Rojas. Por alguna razón, los Yankees comenzaron la temporada pensando que no necesitaban un balance entre zurdos y derechos, especialmente en el Yankee Stadium. Ahora lo tienen.

Cashman expresó esto el otro día:

“Cuando me referí a las frustraciones sobre la forma en la que iba la temporada, dije, ‘Depende de mí hacer todo en nuestro poder para arreglar eso. Yo, mi equipo y los dueños’. Ése era nuestro compromiso. Eso es lo que estamos tratando de hacer y vamos a ver cómo nos salen las cosas”.

Hasta ahora, es sólo una barrida de tres partidos contra los Marlins. Cole, de cualquier forma, fue zarandeado por los Rays el jueves. Siguen estando esos dos comodines en la Liga Americana, si los Yankees no ganan la división. Pero Cashman vio hace mucho tiempo, cuando consiguió a Justice, toda la diferencia que puede marcar un bate zurdo en una lucha tan cerrada. Ahora tiene dos.