Andrés Giménez da de qué hablar en Mets

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NUEVA YORK – Andrés Giménez no practica jugadas como la que hizo en el sexto inning el domingo contra los Marlins. Corriendo desde el cuadro interior hacia el jardín derecho, el venezolano agarró la bola de había rebotado en el guante del inicialista Pete Alonso, dio la vuelta y tiró a segunda para limitar a Eddy Álvarez a un sencillo.

Las jugadas así son naturales, de instinto—parte del ADN de béisbol de Giménez. No aparecen en el boxscore como sí lo hace el bateo de tres hits que realizó el joven en la victoria de los Mets sobre Miami. Sin embargo, pesan tanto como lo documentable en el papel a la hora de Nueva York decidir mantenerlo en roster desde el Día Inaugural.

“Este muchacho siempre lleva un paso adelantado así”, dijo el manager de los Mets, el dominicano Luis Rojas.

Desde el octavo puesto en el orden ofensivo, Giménez dio sencillo y se robó la segunda base en el tercer episodio, anotando con jugada de selección más adelante. Dio doble y anotó en la cuarta entrada, antes de exhibir su velocidad en el sexto capítulo con toque de sencillo y una buena corrida de tercera a home ante un elevado de sacrificio de Jeff McNeil.

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En sus primeros 15 juegos de Grandes Ligas, Giménez batea .333/.371/.424 con un doble, un triple, tres bases robadas (líder en el equipo) y apenas tres ponches en 35 visitas al plato.

“(Es el) juego que conozco desde que era un niño y como pelotero profesional”, dijo Giménez. “El juego básicamente se trata de ayudar al equipo a ganar”.

Para Giménez, las últimas dos semanas han sido fruto de un sueño que empezó cuando fue firmado por los Mets a los 16 años. El oriundo de Barquisimeto rindió en los primeros niveles de liga menor, pero hubo escépticos entre los scouts en cuanto a su habilidad de batear de manera consistente a nivel de Grandes Ligas. Nunca se dudó de la herramienta más llamativa del joven—su defensa. En cuanto al bateo, los Mets lo instaron a agregar más ángulo de despegue a sus swings y a agregar músculo a su cuerpo de cinco pies y 11 pulgadas.

Cuando el coach del infield de los Mets, Gary DiSarcina, le dio la bienvenida a Giménez en los primeros entrenamientos del venezolano con el equipo grande, el instructor no quedó impresionado. Lo que no sabía DiSarcina era cómo el joven absorbería las enseñanzas que se le daría. El domingo, DiSarcina comparó a Giménez con su compatriota Omar Vizquel, diciendo que “podría ver a ese muchacho fildear rodados todo el día”.

Rojas calificó a Giménez como “una esponja”, alguien que siempre hace preguntas sobre situaciones de corrido de bases y alineaciones defensivas. Cuando el conocido robador de bases, Billy Hamilton, se unió a los Mets la semana pasada, Giménez lo buscó para hacerle preguntas sobre sus métodos. Fuera del terreno, Giménez ha trabajado duro para aprender inglés en unos pocos años. Ahora se siente tan cómodo con el idioma que muchas veces declina la ayuda del intérprete del equipo.

“Quiere saber lo que tú estás pensando”, dijo Rojas. “Es como si fuera casi una extensión del manager, del coach. Este muchacho siempre está aprendiendo”.

Giménez también está aprovechando sus oportunidades. Dado que el segunda base titular de los Mets, el dominicano Robinson Canó, estará fuera de acción durante al menos cuatro partidos más, el primero debe de continuar defendiendo la segunda almohadilla. Y si sigue rindiendo, el joven de 21 años debe de continuar recibiendo tiempo de juego en la intermedia—a pesar de la alta cantidad de infielders en el equipo de Queens.

Los bonos de Giménez están bien altos en los Mets y el novato ha reforzado ese concepto.

“Creo que es temprano en la temporada, pero este muchacho es increíble”, dijo Rojas. “Siempre está preparado, a nivel físico y mental. Y vimos esas jugadas (el domingo)”.