¿Qué le está pasando a Kenley Jansen?

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El cerrador de los Dodgers, Kenley Jansen, ha sido el taponero más fiable de Grandes Ligas en los últimos años. Se le ha comparado mucho con el panameño Mariano Rivera, lo que no es justo con nadie, pues Rivera es incomparable. Pero ustedes entienden las razones. La recta cortada de Jansen, como la de Mariano, es algo fuera de serie. La consistencia de Jansen también es impresionante. Poncha a 14 bateadores por cada nueve innings y casi no da boletos.
Entonces, ¿qué demonios pasó la noche del lunes?
Jansen vino a lanzar con los Dodgers arriba por tres carreras y consiguió los primeros dos outs con rodados. Pero lo que pasó luego es básicamente inexplicable. Le tiró seis pitcheos a Paul Goldschmidt y el toletero de los D-backs no le hizo swing a ninguno. Cuando uno habla de todas las cosas fantásticas que hace Jansen, probablemente pondríamos su control en el puesto número 1. El año pasado, y les aseguro que no se trata de un error, no dio pasaporte alguno hasta finales de junio. Es correcto: 31.0 entradas, 50 ponches, cero base por bolas. ¿Y me están diciendo que Jansen le hizo seis pitcheos a Goldschmidt con una ventaja de tres carreras y no tiró tres strikes?
Sí, eso es lo que estoy diciendo. Cuatro estuvieron fuera de la zona (cinco, en realidad, pero el umpire le dio un respiro a Jansen con uno de ellos) y eso trajo al plato a A.J. Pollock. Una vez más, Jansen hizo pitcheos. Cuatro fueron bolas malas (uno estuvo cerca), pero en realidad, ninguno fue un strike de esos obvios.
Jansen no había dado dos boletos en un juego desde octubre del 2016. Y no había boleado a bateadores sucesivos desde mayo del 2014. Sí, están leyendo bien, desde mayo del 2014.
Y luego Jansen hizo lo que nunca hace: entró en pánico. Era obvio que quería ponerse adelante en la cuenta del siguiente bateador, Chris Owings, así que el primer pitcheo que le tiró fue una recta cortada en el medio del home a 91 millas por hora que Owings convirtió en un jonrón de tres carreras para empatar el partido. Jansen ahora ha permitido bambinazos en sus dos presentaciones del 2018, y todavía no ha ponchado a nadie.
Obviamente, dos juegos son una muestra demasiado pequeña para sacar conclusiones, pero no deja de ser algo muy raro. Y lo peor es que la gente ya está hablando de los problemas de Jansen en la Serie Mundial del año pasado, de que su velocidad está muy por debajo de sus estándares y de que a los 30 años ya tiene mucho desgaste en su brazo, y así sucesivamente.
Mientras más pronto sea capaz Kenley Jansen de encontrar su ritmo, mejor será para los nervios de todo el mundo en Los Ángeles.