El scout que firmó a Gregorius afirma que el torpedero siempre tuvo la madurez indicada

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Cuando Jim Stoeckel firmó a Didi Gregorius para los Rojos en el año 2007, no había forma de saber que una década después Gregorius se terminaría convirtiendo en uno de los mejores y más populares jugadores de los Yankees.
Pero cuando Stoeckel observó a Gregorius siendo éste un adolescente en Curazao, quedó convencido de algo: si Gregorius terminaba convertido en una sensación en las Grandes Ligas -algo que ya ha logrado, por cierto- sabría cómo manejar toda la atención.
"Es el mismo muchacho que era en el 2007", le dijo Stoeckel a MLB.com durante una entrevista telefónica. "Quien sea que haya investigado para los Yankees cómo reemplazar a Derek Jeter, pues no pudo haber hecho un mejor trabajo.
"Yo sabía que si le daban la oportunidad de jugar todos los días (en las Mayores), le iría bien, porque él sabe cómo lidiar con el fracaso. Se puede ir de 4-0 y llega sonriendo al día siguiente. Tiene memoria corta y el béisbol es su vida".
Stoeckel trabajó como coach de béisbol y directivo por casi cuatro décadas antes de retirarse la temporada pasada siendo el director global de cazatalentos de los Rojos. Su lazo con la familia Gregorius precede a Didi por una generación.
Al dirigir a la selección de Holanda a principios de los años 80, Stoeckel conoció a Johannes Gregorius, un curazoleño que lanzaba con los Piratas de Amsterdam en la principal liga holandesa. A Johannes lo conocían todos por su sobrenombre: Didi.
Dos décadas después, Stoackel viajó de vuelta a Holanda para evaluar a jugadores durante "The Kingdom Games" -un torneo para jugadores de 18 años o menos con los mejores equipos de Holanda, Curazao y Aruba- en su rol como scout de Cincinnati. Fue allí donde vio el apellido Gregorius en el roster de Curazao.
"¿Es familia de Didi?", le preguntó Stoeckel a uno de los directivos holandeses.
"Es su hijo", le respondió.
Curioso, Stoeckel observó con detenimiento a Gregorius durante el torneo y llamó al directivo de los Rojos Terry Reynolds para organizar una prueba privada en Curazao. En aquella sesión, según recordó Stoeckel, "Didi montó un espectáculo. Jugó shortstop. Mostró buen alcance y buen brazo. Podía poner la bola en juego bateando a la zurda, pero no corría mucho. Tenía 17 años (un año más de la edad a la que se suele firmar a los prospectos internacionales). Me preguntaba por qué no había firmado antes".

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Después de reunirse con la familia Gregorius, Stoeckel supo la razón: los padres de Didi querían que su hijo terminase la escuela en Curazao. La madre de Didi, Sheritsa, había jugado pelota por la selección holandesa. Al final, la familiaridad de Stoeckel con el padre de Didi fue un factor clave para que los Gregorius se sintiesen cómodos con la idea de que su hijo firmase al profesional.
"Nos dijeron, 'Nosotros te conocemos y conocemos a los Rojos. Si lo llevas a la liga instruccional en Sarasota este año, pues firmamos de una vez", rememoró Stoeckel. Reynolds accedió. Gregorius firmó por un bono de US$50,000.
"Tan pronto llegó a Sarasota, todo el mundo vio lo mismo que habíamos visto nosotros", añadió Stoeckel. "Trabajaba con intensidad. Con compromiso. Viene de tremenda familia. Nada lo asusta. Creció junto al núcleo del equipo del Clásico Mundial: Andrelton Simmons, Jonathan Schoop, Xander Bogaerts. Todos ellos habían jugado juntos".

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Basado en la sangre de Gregorius, es un poco sorprendente que haya terminado encontrando el éxito como jugador de posición y no en el montículo. Además de la carrera como pitcher de su padre, el abuelo de Didi, Juan, "medía como 6'7 y podía agarrar nueve pelotas en una mano", de acuerdo con Stoeckel. De hecho, Didi también lanzó durante aquella primera prueba con los Rojos, y su recta estuvo entre 90 y 92 millas por hora.
"De todos los muchachos que han podido escoger para reemplazar a Jeter, Didi fue la elección perfecta", reiteró Stoeckel. "Si yo hubiese sido el que tenía que tomar esa decisión, Didi hubiese sido el indicado.
"Si miras su historia, ha triunfado en cada lugar por el que ha pasado. Y sigue mejorando. Muchos en el béisbol profesional sólo están felices por llegar (a Grandes Ligas). No piensan que tengan que seguir trabajando para mejorar. Pero siempre es posible mejorar cada día, y Didi lo sabe. Ese es el tipo de jugadores que todo el mundo quiere en su equipo".