Francisco Lindor se inspira con la lucha de su hermana contra el cáncer

GOODYEAR, Arizona - En el casillero de Francisco Lindor, se encuentra un guante de color rojo, blanco y azul. Es el guante que el puertorriqueño usa para jugar, el mismo que ha ayudado al joven torpedero a convertirse en una de las máximas estrellas en ascenso en Grandes Ligas. Pero en medio de esa creciente fama, ese guante también le ha ayudado a Lindor a mantener los pies sobre la tierra.
Justo del lado derecho de dicho guante - junto a las iniciales "BC", que significan "Be Consistent" o "Sé Consistente" - se encuentra un pequeño listón rojo estampado sobre el cuero de color blanco. Ese es el recordatorio diario de Lindor en cuanto a que, sin importar qué tan bien te esté yendo en la vida, siempre habrá alguien que está luchando por sobrevivir. Específicamente, ese listón es un recordatorio constante de lo que su hermana tuvo que pasar en verano pasado.
"Ella es mi hermana mayor", aclaró Lindor en tono serio. "La quiero".
Y es que la familia es prioridad para Lindor.
Si le preguntas a Lindor acerca de su defensa, el campocorto relatará historias de cuando su padre le conectaba roletazos desde lo alto de una pequeña colina cerca de su hogar en Puerto Rico cuando era un niño. Si le preguntas sobre su competitividad, Lindor hablará de que siempre luchaba por mantenerse a la par con su hermano mayor y su primo. Lindor habla primores de lo bien que cocina su madre y muetra esa radiante sonrisa cuando habla acerca de sus sobrinos.
Apenas dos semanas antes del receso por el Juego de Estrellas el año pasado, Lindor se enteró de que su hermana mayor, Legna, fue diagnosticada con cáncer cervical. Su hermana - madre de dos hijas y un varón - reside en la Florida junto a la madre de Lindor. Mientras Lindor se preparaba para participar en su primer Juego de Estrellas, su familia repentinamente pasaba por una situación delicada.
Al día siguiente, Lindor comenzó a rezar la misma oración que recita previo a cada partido.
"Señor, bendice a todas esas personas que están pasando por un momento duro.
"Hágalos entender que todo sucede por una razón.
Todo tiene un propósito y ayúdalos a lidiar con sus problemas".
Pero esta vez, Lindor hizo una pausa a la mitad de su oración.
"Me estuve preguntando durante todo el día, '¿Por qué? ¿Por qué le está pasando esto a ella?'", externó Lindor. "Y luego al día siguiente, mientras oraba, me detuve justo a la mitad. Me dije a mí mismo, 'un momento, siempre pido esto, pero ahora que me está sucediendo a mí, no lo puedo comprender'. Me sentí como un hipócrita".
La oración ahora aplicaba a él y su familia.
Lindor tuvo que apegarse a sus propias palabras - que todo pasa por una razón. Durante los últimos tres meses de la campaña, el torpedero de la Tribu se mantuvo pendiente de la salud de su hermana, mientras lidiaba con su trabajo en el terreno de juego. Y el 2016 no fue una temporada cualquiera para Cleveland. Los Indios iban rumbo a ganar el título de la División Central de la Liga Americana y luego en camino a la Serie Mundial.
Cuando Lindor llamaba a Legna, trataba de no hablarle de su enfermedad. "Sólo quería hablar con ella, ser ese hermano menor.
"Sólo quería estar ahí para ella. Y eso es lo que hice", expresó Lindor. "Simplemente traté de asegurarme de estar ahí para ella y para mis sobrinos. Siempre me mantuve en contacto. Le preguntaba cómo se sentía. Una conversación normal. No quería que ella pensara mucho al respecto, y ella tampoco deseaba que yo lo hiciera".
Mientras Cleveland se abría paso en los playoffs - eliminando a Boston y Toronto para llegar a la Serie Mundial - la familia de Lindor mantenía su propia batalla. Lindor tuvo la fuerza para ayudar a su equipo a ganar y al mismo tiempo lidiar con un problema personal.
Previo al Juego 7 de la Serie Mundial ante los Cachorros, Lindor recibió buenas noticias mientras iba en camino al Progressive Field.
"Ella pudo vencer al cáncer", exclamó el boricua con una sonrisa. "Me enteré de que estaba sana.
"Todo sucede por una razón".
El pequeño listón rojo estampado sobre el guante de Lindor le hace recordar esa frase día a día.