Los Yankees pasaron de equipo en reconstrucción a contendiente en un año

El 25 de julio del año pasado, los Yankees tenían récord de 50 ganados y 48 perdidos. Haciendo de vendedores y no de compradores por primera vez en años, ayudaron a que los Cachorros acabasen con su maldición de 108 años al mandar al cubano Aroldis Chapman a Chicago a cambio de Adam Warren y tres prospectos. Menos de una semana después, enviaron a Andrew Miller a los Indios por cuatro promesas, una transacción que casi termina con la segunda sequía más larga en todo el béisbol.
A esa misma altura, pero en esta temporada, los Yankees tenían un récord casi idéntico de 52-46. Sin embargo, la estrategia cambió. Sólo seis días atrás, habían cambiado a dos peloteros seleccionados en primera ronda del draft a los White Sox por Todd Frazier, David Robertson y Tommy Kahnle. Y el 31 de julio, el último día para hacer cambios sin pasar por waivers, mandaron a tres prospectos a los Atléticos por Sonny Gray.
¿Qué cambió?
Cuando se hizo la transacción por Chapman, Nueva York estaba empatado con el octavo mejor récord de la Liga Americana y a 4.5 juegos del segundo comodín de ese circuito.
Los cambios de Chapman y Miller hicieron tanto ruido porque el sistema de granjas de los Yankees pasó de ser uno regular a uno de los mejores del juego. Chapman trajo al infielder venezolano Gleyber Torres, el tercer mejor prospecto en la lista de los Mejores 100 de MLBPipeline.com, y también al guardabosque Billy McKinney, que en su momento fue seleccionado en la primera ronda y ahora tiene 1.013 de OPS tras sus primeras cinco semanas en Triple-A. Por Miller arribaron otros dos tomados en la vuelta inicial del draft, el outfielder Clint Frazier (número 27 entre los Mejores 100) y el zurdo Justus Sheffield (número 91).
Los Yankees, sin embargo, ya venían acumulando un impresionante grupo de prospectos antes de esos cambios. Tanto el gerente general Brian Cashman, que comenzó a trabajar para la franquicia en 1986, y el director de las granjas Gary Denbo, que comenzó su carrera en las menores de los Yankees a principios de los 90, dicen que el actual sistema de granjas es parecido al que tenían al principio de aquella década. Fue por esos días que Nueva York firmó y desarrolló a Derek Jeter, Andy Pettitte, el panameño Mariano Rivera y los puertorriqueños Jorge Posada y Bernie Williams, el corazón de aquellas novenas que ganaron cuatro veces la Serie Mundial en cinco años y fueron 13 campañas seguidas a la postemporada.
No han estado en los playoffs en tres de las últimas cuatro temporadas y no han ganado un juego de postemporada desde el 2012, pero los Yankees podrían terminar con esa sequía este octubre. Están peleando en un año en el que se supone iban a rearmarse, y el sistema de granjas ya está empezando a producir talento capaz de dejar su marca en el equipo grande.
Aaron Judge lidera a la Liga Americana y es segundo en las Mayores con 35 jonrones, además de ser uno de los candidatos al Jugador Más Valioso de ese circuito. El también novato Jordan Montgomery, por su parte, ha ayudado a darle estabilidad a la rotación. Los dominicanos Gary Sánchez y Luis Severino se unieron a Judge en el Juego de Estrellas en su primera temporada completa en las Grandes Ligas. Frazier jonroneó cuatro veces en su primer mes con Nueva York antes de entrar a la lista de lesionados con una lesión en un oblicuo.
Eso es solo el principio. Torres podría estar jugando en tercera base ahora mismo de no ser porque tuvieron que practicarle la operación Tommy John en el codo de su brazo izquierdo. El derecho Chance Adams (número 61 entre los Mejores 100) tiene 1.03 de efectividad en cuatro aperturas en Triple-A y 2.12 de por vida como profesional. El infielder Tyler Wade y el tercera base dominicano Miguel Andújar ya jugaron brevemente este año en Grandes Ligas.
En Doble-A, a sólo dos pasos de las Mayores, Sheffield, el derecho dominicano Domingo Acevedo (cuya recta ha tocado las 103 millas por hora), y el segunda base Nick Solak están haciéndose notar. El jardinero haitiano Estevan Florial (número 88), un talentoso prospecto de cinco herramientas con potencial para llegar muy lejos, ya está jugando en Clase A Fuerte a los 19 años. En los niveles más bajos hay tres jóvenes dominicanos que sin causar mucho revuelo -por ahora- tienen rectas que pasan las 100 millas por hora: Freicer Pérez (Clase A baja), Jorge Guzmán (Clase A corta) y Luis Medina (Novatos).
Nueva York reunió a todo este talento haciendo un trabajo superlativo en todas las áreas de reclutamiento de peloteros. Además de los llamativos cambios por el par de estelares relevistas zurdos el año pasado, también consiguieron al derecho Dillon Tate, cuarta selección del draft del 2015, en el movimiento que llevó al puertorriqueño Carlos Beltrán a los Rangers. Sumaron a Guzmán y a otro poderoso brazo derecho dominicano, Albert Abreu, en el cambalache con los Astros por Brian McCann.
Los Yankees también han seleccionado bien en el draft, aunque sólo una de sus elecciones de primera ronda (Clarke Schmidt en el 2017) está en la lista de MLBPipeline de los Mejores 30 Prospectos de los Yankees.
Así mismo, Nueva York ha sido una de las organizaciones más agresivas en el mercado internacional, aunque siga destacando por las gangas que ha encontrado. Andujar fue quien más costó en el 2011, US$750,000, pero Florial fue firmado por apenas US$200,000 en el 2015. Y hay otros muchos casos de peloteros con mucho futuro que fueron firmados por mucho menos.
Toda esa profundidad fue lo que hizo fácil para los Yankees moverse como lo hicieron este juego. Puede que hayan entregado al outfielder Blake Rutherford (número 45 entre Los Mejores 100) y al también seleccionado en primera ronda Ian Clarkin en el cambio con los White Sox, que el derecho Zack Littell haya ido a parar a Minnesota para conseguir a Jaimie García y que un trío de prospectos con buen futuro (el outfielder Dustin Fowler, número 76 en Los Mejores 100, el shortstop/outfielder dominicano Jorge Mateo; y el derecho James Kaprielian) haya salido en la transacción por Gray. Pero su sistema es tan fuerte que les permitió mejorar al equipo de Grandes Ligas sin poner en juego el futuro.