Soto con una calidad poco vista para su edad

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El dominicano Juan José Soto está teniendo, en líneas generales, la misma temporada que tuvo el año pasado. Y quizás ése sea el problema.

2018: .292/.406/.517, .923 de OPS con 22 HR y 70 CI

2019: .289/.400/.524, .924 de OPS con 20 HR y 70 CI

Es una copia al carbón, básicamente. Si observamos los nueve meses que tiene en las Mayores, verán nueve meses o muy buenos o grandiosos, y ninguno malo. Es consistencia pura, y quizás eso lo hace poco emocionante.

El muchacho no tiene malas rachas, así que nadie ha tenido que hacer un artículo titulado “¿Qué le está pasando a Juan Soto?”, como la que hicimos con su compatriota José Ramírez. No hay esos altos y bajos, estilo Bryce Harper, que llamen la atención de todos. Lo que hay es una producción constante y regular, el tipo de cosas que hace de Mike Trout un jugador extraordinario. Y por eso mismo, hay quienes en ocasiones dicen que Trout es aburrido.

Por alguna razón, no hablamos lo suficiente de esos jugadores que son consistentemente buenos todo el tiempo, así que aquí vamos. Soto, recuerden, tiene 20 años. No cumplirá 21 sino hasta el 25 de octubre. En sus primeros 924 visitas al plato repartidos en 214 juegos, su línea ofensiva es de .291/.403/.520, lo que lo hace 42% mejor que el promedio de la liga. (Eso es usando wRC+, una estadística que toma en cuenta los estadios donde juega un pelotero y en la que 100 es el promedio de la liga. Soto está en 142).

Repetimos: Tiene 20 años. A los 20 años, Christian Yelich estaba jugando para Jupiter en la Liga Estatal de la Florida. Anthony Rendón estaba en la Universidad de Rice. Kris Bryant en la Universidad de San Diego. Soto, mientras tanto, y sin necesidad de exageraciones, está teniendo uno de los mejores inicios para un jugador tan joven en la historia del béisbol.

Mejores bateadores en la historia de las Grandes Ligas hasta los 20 años, mínimo 800 visitas al plato, según su wRC+:

144 -- Mel Ott, 1926-29

142 -- Soto, 2018-19

142 -- Mickey Mantle, 1951-52

141 -- Ty Cobb, 1905-07

134 -- Tony Conigliaro, 1964-65

134 -- Alex Rodríguez, 1994-96

Tenemos ahí a tres leyendas del juego con Ott, Mantle y Cobb. Luego está Rodríguez, que merecería estar en Cooperstown cuando sea elegible, de acuerdo con sus números, pero es probable que no llegue por sus acciones al margen del terreno. Además está Conigliaro, quien posiblemente hubiese llegado al Salón de la Fama si un pelotazo no hubiese cortado su carrera. El único por encima de Soto se trata de Ott, por muy poco, un hombre que bateó 511 jonrones hace tanto tiempo que no enfrentó a lanzadores negros y se retiró una década antes de que los Gigantes dejaran Nueva York.

Elegimos un mínimo de 800 visitas al plato, porque Soto tiene más que eso y ser un bateador productivo durante un período más extenso de añade valor. Pero si queremos reducirlo a 400, hay que añadir a Ted Williams, Trout, Frank Robinson, Jimmie Foxx, Rogers Hornsby y el venezolano Ronald Acuña Jr., quien superó a Soto el año pasado en las votaciones para Novato del Año de la Liga Nacional.

Éste podría ser todo el artículo, por cierto. Podríamos detenernos aquí. Acabamos de poner a Soto en una categoría con varios de los más grandes jugadores que han pasado por las Grandes Ligas, la realeza del béisbol. Hacer eso, a esta edad, prácticamente garantiza que terminarás en el Salón de la Fama, prersumiendo que te puedas mantener saludable el tiempo suficiente para lograrlo.

Pero no podemos decirles simplemente que “es muy, muy bueno”, sin tratar de explicarles por qué, así que eso es lo que vamos a hacer. Casi todo se debe a la disciplina en el plato, una disciplina realmente estelar. En los últimos dos años, sólo Trout, Harper y el dominicano Carlos Santana tienen mejores tasas de boletos. En ese mismo lapso, sólo siete jugadores, estrellas como Alex Bregman, Mookie Betts y Joey Votto, les han hecho swing a menos pitcheos fuera de la zona de strike.

Eso es un gran punto de partida, pero para poder sacarle provecho de verdad a esa tremenda vista, también hay que ser capaz de pegarle duro a la bola. Soto lo hace y eso lo convierte en dueño de una combinación increíblemente rara que sólo tienen los mejores de los mejores.

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Ante pitcheos lentos en el 2018, Soto fue el 183er bateador más productivo de la Gran Carpa, junto a Daniel Palka y Scott Schebler, dos jugadores que están muy lejos de ser una estrella. En total, bateó .229 con .309 de slugging ante ese tipo de lanzamientos. Pero esos números han mejorado a .271 de promedio y .453 de slugging, el 23ro mejor en ambas ligas, empatado con Mookie Betts.

Y también está esto: Nadie en Grandes Ligas, al menos entre aquellos con 400 visitas al plato en cada una de las últimas dos temporadas, ha reducido su tasa de batazos por el suelo tanto como Soto, quien pasó de 53.7% el año pasado a 41.4% en éste.

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A la defensa, está tomando mejores saltos – pies recorridos en la dirección correcta en los primeros tres segundos—y su velocidad de reacción (pies recorridos en el primer 1.5 segundo) es ahora la tercera mejor de las Mayores, detrás de Jackie Bradley Jr. y el también dominicano Ramón Laureano. Al igual que lo que siempre parece hacer Trout, encontró algo para mejorar. Y lo mejoró.

Soto no fue seleccionado en la primera ronda del Draft, porque firmó como agente libre internacional. No fue Novato del Año, porque Acuña también tuvo una temporada histórica. No fue al Juego de Estrellas este año, porque Yelich, Cody Bellinger y Acuña tuvieron sobrados méritos para ser elegidos como titulares y los jugadores, quizás cegados por el promedio de bateo, seleccionaron a Charlie Blackmon, David Dahl y Jeff McNeil como reservas por delante de él.

Todo esto se debe a que Soto es simplemente así, una máquina de constancia sin picos ni caídas que llamen la atención. Quizás también sea porque no es el mejor bateador de su propio equipo (Rendón,) ni la mayor estrella del roster (Max Scherzer) ni el defensor más electrizante de sus propios jardines (el también quisqueyano Víctor Robles).

Pero si usted no le presta atención a Soto porque no acapara titulares, eso es un problema para todo el mundo del béisbol. No es sólo uno de los jugadores jóvenes más impactantes del momento. Es uno de los bateadores jóvenes más electrizantes que hayamos visto jamás. Al menos se merece ese elogio.

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