Trueno latino al rescate con Toronto contra la pared en la SCLA

SEATTLE – Cuando un equipo pierde los primeros dos partidos de una serie al mejor de siete, en casa, con los próximos choques en la ruta, normalmente no se ve muy positivo el panorama. Y mucho peor se ve cuando en la misma primera entrada, ese equipo permite un jonrón de dos carreras en el tercer choque.

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Ésa fue la situación de los Azulejos, abajo 0-2 en la Serie de Campeonato de la Liga Americana ante los Marinero cuando empezó la jornada del miércoles en el Juego 3 en el T-Mobile Park – y con un público hostil. Pero de repente, Toronto tuvo una explosión ofensiva con sumo trueno latino, un pitcheo sólido y una resiliencia para ganar ese tercer encuentro por 13-4 y acercarse en la serie con una victoria versus dos derrotas.

Perdiendo el Juego 3 por 2-0 a partir del segundo episodio, los Azulejos silenciaron esa afición de Seattle de la siguiente manera:

--El venezolano Andrés Giménez conectó su primer jonrón de por vida en postemporada, un bambinazo de dos carreras, para iniciar una reacción de cinco anotaciones en la tercera entrada frente al abridor de los Marineros, George Kirby.

--El trueno latino de Giménez, el dominicano Vladimir Guerrero Jr., el mexicano Alejandro Kirk y George Springer (con raíces puertorriqueñas) -- con un cuadrangular cada uno, además de uno de Addison Barger -- encabezó un ataque ofensivo de 18 hits y un total de siete extrabases.

--En particular, Guerrero se fue de 4-4 con un jonrón, dos dobles y tres anotadas… y su segundo doble pudo haber sido triple, lo cual le hubiese dado el ciclo. Dicha actuación fue después de que el quisqueyano bateara de 7-0 con una base por bolas en los primeros dos choques de la serie.

--El pitcheo abridor de los Azulejos, castigado por los Marineros en los primeros dos partidos en Toronto, respondió por fin con Shane Beiber. El veterano se repuso del cuadrangular de Rodríguez para tirar un total de 6.0 capítulos de cuatro hits, dos carreras, ocho ponches y una sola transferencia.

“Fue un swing enorme”, dijo el manager de los Azulejos, John Schneider, acerca del estacazo de Giménez que le dio inicio a la lluvia de batazos de Toronto. “Nunca sabes quién va a ser, ¿verdad? Pero de verdad, un gran swing para propulsarnos y empezar eso. Un gran swing de Andrés”.

“Impulso”, agregó Bieber, recién de vuelta este año tras una cirugía Tommy John. “Siento que este juego se basa mucho en impulso y que Andrés me apoyara como lo hizo para empatar el juego, eso fue grande”.

Si el bateo es contagioso, el miércoles fue un ejemplo de ello. El líder de la camada de bateadores de Toronto, Guerrero, se expresó contento con lo hecho por él, pero prefirió hablar más del triunfo colectivo”.

“Se siente bien, obviamente, pero para mí lo más importante es ganar”, dijo Guerrero, quien ahora batea .464/.515/.964 en esta postemporada, con cuatro cuadrangulares y 10 carreras impulsadas. “Estoy contento de ganar el juego. Nunca pienso en mí, sino en todos y ganamos el juego”.

Para el Juego 4 el jueves, los Azulejos contarán con la primera presentación en esta postemporada del veterano Max Scherzer. Por los Marineros, se subirá a la lomita el dominicano Luis Castillo.

“Esta serie no se ha acabado”, dijo Guerrero, cuyos Azulejos necesitan ganar por lo menos uno de los dos partidos restantes en Seattle para obligar un regreso a Toronto para un Juego 6 allí. “Gracias a Dios, todo salió bien hoy y me fue bien. Y ganamos”.

En la historia de las series al mejor de siete, los equipos que han ganado un Juego 3 tras perder los primeros dos han remontado para eliminar al oponente en 14 de 53 ocasiones (26.4%). En este formado de 2-3-2, los conjuntos que se han llevado el Juego 3 como visitantes después de caer en los primeros dos en casa han llegado a ganar la serie tres veces en 11 instancias (27.3%).

“Es lo que hemos hecho todo el año”, dijo Schneider al tocar el tema de la habilidad de reaccionar de sus pupilos. “Nadie esperaba que ganáramos la (División Este de la Liga Americana), nadie esperaba que estuviéramos aquí. Y creo que los muchachos lo toman a pecho.

“Una cosa es decirlo y forzarlo, otra es hacerlo y vivirlo”.

Justo cuando algunas personas descartaban.