Un Yankee, un avestruz y 22 platos de pasta

Ping Bodie fue muy buen bateador durante su carrera de nueve años. Conectó 30 jonrones durante una de sus temporadas en las ligas menores con Focas de San Francisco, ligó para .289 o más en cuatro de sus nueve campañas en las Grandes Ligas y se le empezó a decir “Ping” (su nombre real era Francesco Stephano Pezzolo) por el sonido que hacía la pelota al chocar con su bate. También le gustaba mucho hacerse publicidad. Mientras jugaba con los Atléticos de Filadelfia en 1917, le explicó a la prensa por qué los fanáticos debían ir a cada juego del club.

“Yo y la Campana de la Libertad somos las únicas atracciones en Filadelfia”.

Uno de los primeros ítalo-estadounidenses en el béisbol, también se dice que Bodie inspiró a los hermanos DiMaggio, Tony Lazzeri y otros más a jugar.

Pero quizás la más grande y memorable contribución de Bodie a la historia del juego ocurrió durante su estadía de cuatro temporadas con los Yankees. No fue en el plato, el terreno ni el clubhouse, sino con su cabeza “sumergida” en pasta. Once platos de pasta, para ser exactos.

Bodie, quien medía 5’8 y pesaba 195 libras, era un comedor feroz. Quizás ayudó que fuese compañero de cuarto del comelón más famoso de todos, el gran Babe Ruth, aunque Bodie decía que rara vez veía a Ruth y que en vez de eso, vivía con las maletas del Bambino. En cualquier caso, el hombre podía hacer desaparecer un plato de comida en un abrir y cerrar de ojos. Y durante unos entrenamientos en la Florida en 1919, aquel talento de Bodie en la mesa fue puesto a prueba. Y de qué manera: Cap Huston, co-propietario de los Yankees, escuchó la historia de Percy el avestruz, habitante del cercano Zoológico de Jacksonville y conocido en aquellos tiempos como “el tragón más grande del mundo”. Vio así una tremenda oportunidad de mercadeo, tanto para su equipo como para el zoológico: Una competencia para ver quién comía más entre Bodie y el corpulento pájaro.

Bodie, quien nunca le tuvo miedo a un reto, estuvo de acuerdo con la idea y eligió su comida favorita, los espaguetis, como plato principal.

La batalla se preparó como una pelea de boxeo, con una campaña, un ring y un plato de pasta por cada round. El periodista deportivo W.O. McGeehan fue quien le dio mejor cobertura al evento, describiendo toda la escena y aportando comentarios minuciosos de la célebre velada.

“Mientras los combatientes luchaban con los platos, los gritos de los espectadores sacudían al pabellón. Hubo momentos en los que la policía parecía ser lo único que evitaba que el público rompiese las cuerdas y entrara al ring”.

Los primeros rounds fueron cerrados y aparentemente Bodie lanzó su tenedor al público durante el primer asalto, pues decidió comer con las manos. El avestruz empezó a tener problemas al final del segundo round, pero regresó con fuerzas en el tercero… comiéndose hasta el reloj de su manejador.

Y luego, bueno, las cosas dieron un giro a favor de Bodie.

El jardinero continuó devorándose sus platos, pero el avestruz empezó a detenerse estrepitosamente. Percy abandonó su esquina entre los rounds nueve y 10. De alguna manera, un hombre estaba venciendo a un animal en una competencia de quién come más. Bodie iba por su décimo plato de pasta y todavía andaba sonriendo.

Bodie terminó con su undécimo plato antes de que Percy pudiese empezarlo. El avestruz, según los informes, calló de rodillas y se desmayó con el pico en el plato de espaguetis. El juez declaró a Bodie como el “indiscutible campeón del mundo”.

Quizás impulsado por su éxito ante el avestruz, Bodie terminaría teniendo una sólida campaña regular con los Yankees, sumando seis jonrones, 59 empujadas y una línea ofensiva de .278/.334/.406. Se retiró a los pocos años y eventualmente fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte Italiano.

Hay distintos informes sobre lo que pasó con Percy, pero por alguna razón todavía se puede comprar una bonita almohada decorativa con una imagen de su cara. Eso es más de lo que se puede decir de mucha gente, ni habla de un avestruz.

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