Los 200 triunfos, hito cada vez más difícil

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Hubo un hito bien importante a nivel individual el lunes, dentro de las aspiraciones colectivas de los Cardenales. El zurdo veterano Jon Lester, quien inició el partido y permitió dos carreras en seis innings, ganó el juego 200 de su carrera.

El mundo del béisbol ya no valora las victorias de los lanzadores ni remotamente como en el pasado, y con buenos motivos. En el 2021, tenemos formas mucho más precisas de medir qué tan efectivo y exitoso es un serpentinero. E incluso los tradicionalistas que se enfocan más en los triunfos y los reveses de un lanzador que en su FIP o su WAR podrían no estar tan impresionados porque alguien llegara a 200 triunfos, cuando 300 ha sido el número que se ha celebrado a lo largo de la historia del béisbol.

Pero la realidad es que ganar 200 juegos es un logro impresionante. De hecho, de cierta manera, es más impresionante que nunca. Aquí les dejamos algunas de las razones por las cuales lo que acaba de hacer Lester es algo bien relevante.

Es un testamento a la longevidad

Esto es todavía más cierto en el caso de Lester que para la mayoría, considerando que fue diagnosticado con cáncer en el 2006, su temporada de novato con los Medias Rojas, y tuvo que someterse a quimioterapia antes de regresar la siguiente campaña. El veterano de 37 años también tuvo que someterse a un procedimiento esta primavera para tratarse el hiperparatiroidismo, una condición que le había estado minando su energía.

Incluso sin ese tipo de obstáculos, mantenerse activo el suficiente tiempo para llegar a un hito como los 200 triunfos no es un asunto sencillo. Las lesiones son una amenaza constante, recortando temporadas y carreras por igual. Un lanzador debe ser lo suficientemente bueno para mantener su lugar en la rotación y su cuerpo debe permitirle mantenerse en la lomita. Como dijo recientemente el también veterano Max Scherzer tras llegar a los 3,000 ponches: “Todo el mundo puede tener la habilidad para hacer esto, pero pocos tienen la durabilidad para lograrlo”.

Como mencionamos, Lester regresó de su enfermedad en el 2007. Entre el 2008 y el 2019 –12 temporadas seguidas, hasta la campaña abreviada del 2020 – Lester hizo al menos 31 aperturas por año. Fue el único serpentinero que hizo eso durante ese lapso y ahora es tercero entre los activos en aperturas (449) y entradas lanzadas (2,730).

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Pero sigamos poniendo eso en perspectiva. El solo hecho de llegar a las Grandes Ligas es, por supuesto, un logro en sí: En la historia de la L.N./L.A., sólo 6,525 beisbolistas han iniciado al menos un partido en las Mayores, de acuerdo con Baseball-Reference. De esos, apenas el 22% se las arregló para iniciar 31 juegos en una temporada en al menos una ocasión. Y de esos, menos del 2% se mantuvo arriba lo suficiente para hacerlo en al menos 12 ocasiones. Ésos son sólo 27 lanzadores en la historia y Lester es uno de apenas ocho desde 1975 que lo logró para empezar su carrera.

Es también un testamento al talento

Para ser eligible a llevarse la victoria, un lanzador abridor debe completar al menos cinco entradas y ser el pitcher al momento en el que su equipo toma la ventaja y no la pierde más. La lógica dice que estar en un buen club ayudará a un serpentinero a sumar victorias a largo plazo,y Lester ha lanzado principalmente con equipos buenos, incluyendo tres que ganaron la Serie Mundial (aunque, por supuesto, los triunfos en los playoffs no cuentan aquí).

Pero si el asunto fuese tan simple, todos los lanzadores con más victorias en la historia de MLB serían aquellos que han estado en los mejores equipos por la mayor parte de su carrera. No es tan sencillo. Lester y otros ciertamente se han beneficiado de estar en buenas escuadras que ganaron muchos partidos, pero un total como éste no se consigue sin ser buen lanzador. Y Lester ha sido eso durante casi toda su carrera.

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Durante un trecho de nueve campañas entre el 2008 y el 2016, tuvo promedio de carreras limpias de 3.34 en 1,859.1 innings, consiguiendo 135 de sus victorias en ese lapso. Y todas esas entradas, la quinta mayor cantidad para cualquier serpentinero en ese período, también importan bastante. Como mencionamos antes, se necesita tirar al menos cinco actos para optar por una victoria como abridor. Por lo tanto, tiene que ser lo suficientemente bueno como para que lo dejen en el encuentro al menos por esas cinco entradas. Ése es otro de los aspectos donde el talento y la longevidad entran en juego. El lanzador debe ser lo suficientemente bueno para estar en posición a optar por la victoria, permitiendo pocas carreras y llegando lejos en los partidos.

Y Lester ciertamente ha hecho eso.

200 se está convirtiendo en el nuevo 300

La famosa marca en la que suele pensar la mayoría de los fanáticos es, por supuesto, la de 300 triunfos, no 200, como ya decíamos arriba. Pero con la forma en la que se utilizan a los serpentineros actualmente y el camino que ha ido tomando el béisbol, 200 se está convirtiendo en el número a seguir de cerca. Y, para estar claros, 300 nunca fue un número fácil de alcanzar. Al contrario, siempre fue visto como una meta casi idealista.

Después de todo, sólo 24 lanzadores en la historia de las Grandes Ligas han ganado 300 juegos o mas. El último en lograrlo fue Randy Johnson, en el 2009. De esos 24 miembros del club de los 300 ganados, todos, con la excepción de cuatro, debutaron antes de que el montículo fuese bajado en 1969. Los únicos que debutaron después y luego ganaron 300 juegos fueron Roger Clemens (debutó en 1984), Greg Maddux (1986), Tom Glavine (1987) y Johnson (1988).

¿Y en cuanto a las 200 victorias? Lester es apenas el tercer serpentinero activo en llegar hasta allí, junto al actualmente lesionado Justin Verlander (226) y Zack Greinke (219). Nunca digan nunca, pero pareciera muy poco probable que vayamos a ver a otro lanzador llegar a 300 triunfos en muchos, muchos años, si es que vuelve a ocurrir. Por lo tanto, 200 se está convirtiendo en ese nuevo gran objetivo.

Después de Lester, hay dos serpentineros que probablemente se unirán al club de los 200 ganados: Scherzer (actualmente con 190) y Clayton Kershaw (185). Adam Wainwright, con 183, podría tener también posibilidades, pero hay que tomar en cuenta que tiene 40 años.

Pero después de eso, pasará bastante tiempo para que veamos a alguien ganar 200 juegos. El próximo serpentinero activo con una posibilidad realista de lograrlo es Gerrit Cole, quien tiene 116 ahora mismo. Pero incluso a Cole le tomaría otros cinco o seis años, presumiendo que se mantenga saludable. Y después de él, no es fácil encontrar a otro candidato.

Todo esto nos sirve para demostrar el valor de alcanzar un hito como las 200 victorias. Tanto ahora, como para futuras generaciones.

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