Fuentes fue testigo de la grandeza de Mays

6 de mayo de 2021

El cubano Tito Fuentes todavía recuerda lo que el dominicano Ozzie Virgil Sr. le dijo cuando subió por primera vez a las Grandes Ligas con los Gigantes en 1965.

“Tú vas a ver lo que es un pelotero ahora”, dijo Virgil.

Virgil, por supuesto, se refería a Willie Mays, quien encabezaba un estelar roster del club de San Francisco que también incluía a otros miembros del Salón de la Fama como el dominicano Juan Marichal, el puertorriqueño Orlando “Peruchín” Cepeda y Willie McCovey.

Cuando Fuentes se integró a los 21 años a dicho grupo en agosto de 1965, Mays estaba en medio de una temporada que resultó en su segundo premio a Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, demostrando el gran talento que Virgil vio cuando jugó junto al jardinero a comienzos de su carrera en Nueva York.

A los 34 años, Mays fijó una marca personal con 52 jonrones, incluyendo 17 en agosto, que fue un récord de bambinazos en un mes en el Viejo Circuito que luego fue superado por el quisqueyano Sammy Sosa en 1998.

“Así fue donde tú empiezas a conocer a la persona y a respetarlo”, dijo Fuentes, ahora con 77 años. “Por todos los lados, jonrón, jonrón, jonrón. Una fuerza tremenda”.

Fuentes, quien fue intermedista con los Gigantes y se encuentra en su 18vo año como comentarista de las transmisiones radiales del club, fue testigo de otros momentos inolvidables durante sus siete campañas como compañero de Mays en San Francisco.

La semana pasada, Fuentes se tomó un tiempo para reflexionar sobre sus mayores recuerdos de Mays, quien celebra los 90 años de nacido el jueves.

Fuentes, uno de los últimos jugadores firmados en Cuba antes de que los Estados Unidos implementara el embargo a la isla, bateó .302 con 20 vuelacercas en Triple-A Tacoma en 1965 antes de ser ascendido a los Gigantes. Poco después de su llegada al equipo grande, Fuentes estaba en las prácticas de bateo en el Candlestick Park, ansioso por causar una impresión sobre los veteranos del equipo como Mays y Cepeda.

“Se ponen todos alrededor del batting cage porque uno viene con fama”, dijo Fuentes. “Uno viene con, ‘Ah, en las menores hizo esto.’ Entonces te están mirando a ver lo que tú vas a hacer. Y nunca se me olvidó eso. Le di a la bola, y tú miras porque tú dices, ‘La boté’. Y me quedo así y se empiezan a reír, porque la bola -- con el aire, no podía. Entonces yo dije, ‘Ah, no le di bien. Voy pa’ otra vez’. Y me dicen, ‘Chiquito, rook, you have to go the other way_’. Y yo decía, ‘Qué van a decir ellos, yo tengo poder’. Pero, t_hey were right\. Yo no tenía la fuerza suficiente para allá”.

Mays sabía muy bien que los batazos hacia el bosque izquierdo eran frenados por el viento y resultaban en outs en el Candlestick, obligando a la mayoría de los bateadores a adaptar sus swings hacia la pradera derecha. Fue la primera de varias lecciones que Mays compartió con Fuentes, quien también cambió su estrategia tras la sugerencia de la leyenda.

“Cuando era regular, yo llegaba un poquito fuera de forma para ponerme en forma”, dijo Fuentes. “Para eso tenemos el entrenamiento. Y él dice, ‘No, tú vienes al entrenamiento en forma para trabajar en lo que tú vas a trabajar. Si tú estás trabajando para perder libras, te estás debilitando y no estás trabajando en las cosas que tú tienes que trabajar’. Esas cosas que te dicen, _it hits you right away_”.

Irónicamente, Mays tenía un talento tan natural que no necesitaba trabajar tanto para mantenerse en buena forma durante la temporada regular.

“Tenía una habilidad tan buena, tan innata que no necesitaba practicar”, dijo Fuentes. “Yo nunca lo vi sinceramente practicando -- él hacía su swing en la práctica, eso sí. Pero fildeando, nunca lo vi a él allí que estaba practicando, porque no tenía _weakness_”.

Incluso cerca del final de su carrera, Mays tenía una gran capacidad de dar la cara por los Gigantes en momentos cruciales. Fuentes recuerda claramente cuando Mays entró como bateador emergente y pegó su cuadrangular número 600, para impulsar a los Gigantes a una victoria por por 4-2 sobre los Padres el 22 de septiembre de 1969. En ese momento, Mays y Babe Ruth eran los únicos dos jugadores en las historia de las Mayores en conseguir la prestigiosa hazaña.

“Él hacía todo tan fácil”, dijo Fuentes. “En los momentos clutch, clutch, Willie llegaba y hacía las cosas”.

Fuentes vistió el número 23, por lo que durante las giras del equipo con frecuencia era ubicado junto al 24 de Mays en el clubhouse del conjunto visitante. Mays, en varias ocasiones, les hacía bromas a los medios locales al sentar a Fuentes en su casillero después de los partidos para que contestara las preguntas de los reporteros.

“Los periodistas estaban hablándome, como éramos negros los dos”, dijo Fuentes. “Están hablando, y entonces como que me miran, ‘Usted no es el mismo Willie’. Entonces él se estaba riendo. Él estaba en el baño o en el training room. Y yo no hablaba inglés tampoco. Así era”.

Pese a su condición de superestrella, Mays siempre trató de asegurarse de pensar en sus compañeros. Siempre que una compañía ofrecía enviarle zapatos o camisas gratis, Mays siempre decía: “También tienes que enviarles a los 25 jugadores”.

Fuentes señaló que el hogar de Mays en Atherton, California, parecía una tienda deportiva, porque siempre se le mandaba artículos de béisbol. Cuando lo visitaba, Mays le decía a Fuentes que se llevara cualquier cosa que necesitara.

Un año durante los Entrenamientos de Primavera en Arizona, Fuentes se lesionó y los Gigantes le indicaron que consultara con un médico en Scottsdale. Mays le dio a Fuentes las llaves de su famoso automóvil rosado para que Fuentes fuera a la cita. En camino a la clínica, Fuentes fue parado por la policía, que esperaba ver a Mays detrás del volante.

“La policía dice ¿quién eres tú?’ Le dije Tito Fuentes. Pero es carro de Willie Mays, así que piensan que me lo robé”, dijo Fuentes.

Esa generosidad y liderazgo explican por qué Fuentes y sus compañeros sintieron un gran vacío en el clubhouse cuando los Gigantes cambiaron a Mays a los Mets en 1972.

“Eso fue trágico”, dijo Fuentes. “Es como si tú tengas 13 años y tu papá sea el que te está guiando en la vida y se te muere y te quedas solo. Ya no teníamos líder. McCovey estaba todavía en el equipo, pero McCovey era muy callado. McCovey no era como Willie. Nos quedamos solos”.

No pasó mucho tiempo para que Mays les demostrara a los Gigantes de lo que se perdían. Como cosas del destino, Mays debutó con los Mets en un partido contra los Gigantes el 14 de mayo de 1972 e inmediatamente dio el cuadrangular que le dio a Nueva York la ventaja definitiva por 5-4 en el Shea Stadium.

“Pegó un jonrón y nos ganó el juego”, dijo Fuentes. “Eso es automático”.

Después de casi seis décadas en el béisbol profesional, Fuentes sigue afirmando que la leyenda boricua Roberto Clemente y Mays fueron los mejores jugadores que ha visto.

“Las cosas que tú decías no pueden hacer, Willie las hacía”, dijo Fuentes.