CINCINNATI – ¡Qué diferencia pueden marcar 24 horas!

Un día después de haber sido blanqueados por segunda vez en fila, los bates de los Padres despertaron el miércoles como parte del triunfo 7-3por sobre los Rojos en el Great American Ball Park.

Parte importante en ese despertar de San Diego vino del bate del venezolano Luis Arráez, quien inició el juego con el séptimo jonrón de su carrera empezando un partido como primer bate – un cañonazo de 374 pies ante el abridor de los Rojos, Nick Martínez.

En general, el oriundo de San Felipe se fue de 5-4 con dos empujadas. Arráez batea .391/.425/.478 en los 16 encuentros que ha disputado con San Diego desde que llegó al club en un cambio desde los Marlins a principios de este mes.

Sin embargo, era esa categoría la que se le había hecho esquiva a Arraéz, la del cuadrangular. De hecho, ese bambinazo para iniciar el partido fue su primero del año.

“Estoy emocionado, porque no había dado jonrón en esta temporada”, expresó. “No intento hacer demasiado, sólo trato de embasarme. Si lo hago, entonces anotamos carreras, y eso es lo que estoy haciendo ahora”.

Con lo hecho desde su llegada a los Padres, Arráez – campeón bate en los últimos dos años en la Liga Americana y Nacional, respectivamente – ha visto su promedio de bateo ascender a .330 hasta antes de la jornada del jueves, colocándose en el cuarto lugar del Viejo Circuito.

“Arráez es un mago con el bate en sus manos”, agregó el manager de los Padres, Mike Shildt. “Es especial de verdad. Impone el ritmo. Gran energía. Gran mentalidad”.