Correa ha comenzado a prender los motores

16 de mayo de 2021

Carlos Correa mantuvo un balance perfecto. A medida que la slider alta se acercaba, el puertorriqueño mantuvo su peso atrás, posicionó el cuerpo hacia el otro lado y mandó el pitcheo rompiente hacia las gradas del jardín derecho. Sabía que había conectado un jonrón apenas hizo contacto, al igual que todos los asistentes.

Sí, Correa se está encendiendo.

El sábado, Correa conectó un jonrón de dos carreras y se embasó tres veces en la victoria 6-5 de los Astros sobre los Rangers en Minuted Maid Park. Fue la más reciente jornada productiva para Correa, que una vez más ha empezado a dejar ver destellos de todo su talento.

“Me encantaron los swings que hizo”, dijo el tercera base Alex Bregman. “Sacó una slider por la banda contraria. Hay que ser bien fuerte para poder hacer eso. Luego, en su último turno, esperó otra slider y la mandó hacia el left field”.

La gran noche de Correa en el plato ha sido la continuación de lo que ha venido haciendo últimamente. El boricua se embasó cuatro veces el miércoles y otras tantas el jueves, elevando su OPS 67 puntos en los últimos cuatro juegos. Para los Astros, el resurgir de Correa ha sido un punto brillante dado los problemas que había tenido últimamente.

Correa comenzó la temporada a toda máquina, con un OPS de 1.011 tras 10 juegos, pero rápidamente su producción se vino al piso. Entre el 13 de abril y el 13 de mayo, Correa bateó .216/.264/.314 en 110 viajes al plato. Pero a pesar de los pobres números, había señalas de que pronto le cambiaría el curso a su temporada.

Primero, estaban algunas de sus métricas. Durante la mencionada mala racha, Correa tuvo un xAVG (promedio de bateo esperado) de .296, ubicándose cerca del percentil 90, con una velocidad de salida promedio de 90.9 mph. En términos sencillos, Correa le estaba pegando fuerte a la bola. En teoría, eso debería llevar a buenos resultados. Pero no fue el caso.

Para Correa, también estaba el elemento de la suerte. O, más bien, de la falta de ella. Durante ese trecho de un mes, Correa tuvo un BABIP de .238. En contraste, su BABIP de por vida es de .313. Traducción: estaba teniendo mala suerte.

Las cosas, sin embargo, han empezado a nivelarse. Con el jonrón, el boleto y el doble del sábado, la línea ofensiva de Correa ahora es de .259/.325/.435 con un wRC+ de 120 (o 20% mejor que el promedio de las Mayores).

“Sus swings lucen muy bien”, añadió Bregman. “Él está en su mejor momento cuando le da a la bola por el medio del terreno. Pareciera estar haciendo un tremendo trabajo dejando que viajar los pitcheos”.

“Le ha estado pegando bien a la bola”, comentó el manager de los Astros, Dusty Baker. “A todo el mundo le gusta ver estos resultados porque ha estado trabajando bien duro en la caja, especialmente con Alex Cintrón (el boricua y coach de bateo del equipo). Uno siempre quiere que el trabajo duro de resultados”.

La idea de que Correa empiece a prender los motores debería poner a temblar a los lanzadores del resto de los equipos.

Houston ya tenía a una de las mejores ofensivas de las Grandes Ligas sin Correa en su mejor momento. Antes de la jornada del domingo, los Astros lideraban a los dos circuitos en promedio de bateo (.266), wRC+ (119) y fWAR (9.0), una producción liderada por los sospechosos habituales.

Los cubanos Yuli Gurriel y Yordan Álvarez han sido dos de los mejores bateadores de las Mayores. Bregman, el venezolano José Altuve, Michael Brantley y Kyle Tucker han aportado sus números habituales. Al sumar a Correa a ese grupo, la ofensiva de Houston es todavía más peligrosa.

“Es fantástico verlo sonreír”, dijo Baker. “Es grandioso verlo feliz”.