Edgar, un orgullo de P.R. inspirado por Clemente

20 de julio de 2019

COOPERSTOWN, Nueva York – Entre los tantos familiares y allegados que acompañan a Edgar Martínez para su exaltación al Salón de la Fama este fin de semana se encuentra su primo Carmelo Martínez, quien al igual que Edgar es un ex ligamayorista y oriundo de la zona de Maguayo en Dorado, Puerto Rico.

Carmelo también fue compañero de equipo de Edgar en el famoso Dream Team de Puerto Rico en la Serie del Caribe de 1995, cuando un grupo de estrellas boricuas ganó invicto el torneo en el Estadio Hiram Bithorn de San Juan. La camiseta de Edgar con dicha novena se encuentra en su nueva exhibición en el Salón de la Fama, junto a su jersey de los Marineros de Seattle.

“Es algo especial”, dijo Edgar, quien les sigue los pasos a Roberto Clemente, Orlando “Peruchín” Cepeda, Roberto Alomar e Iván “Pudge” Rodrígez en el Salón de la Fama. “Obviamente como puertorriqueño, tener algo aquí en Cooperstown que significa el nombre de Puerto Rico es muy especial. Traerá muchos recuerdos, ya que yo voy a venir todos los años a verla”.

Efectivamente, ahora como miembro del Salón de la Fama, Martínez será invitado cada año a la gran fiesta en Cooperstown. Como el quinto puertorriqueño con una placa en el Salón de la Fama, el ex bateador designado de los Marineros podrá apreciar la conciencia de parte del Salón de haber incluido esa parte tan importante de su carrera y de sus raíces.

Criándose en Maguayo, Martínez vio cómo Clemente—el primer boricua exaltado al Salón, resultado de una elección especial tras la tragedia de su muerte el 31 de diciembre de 1972—maravilló a todos como Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1971, conquistada por los Piratas del “Cometa de Carolina” sobre los favoritos Orioles.

“Él fue quien me motivó”, contó Martínez, dueño de dos títulos de bateo y una línea de .312/.418/.515 en 18 campañas de Grandes Ligas entre 1987 y el 2004, todas con Seattle. “De ahí en adelante yo empecé a jugar béisbol. Ahí es de donde viene la motivación. A través de los años he aprendido sobre la carrera de Roberto Clemente y lo que él significaba para los puertorriqueños. Y sé lo que llegó a significar para mí. No sólo todo lo que hizo en el diamante, sino fuera del diamante.

“El que la placa mía esté en el Salón de la Fama junto a la de él es algo increíble y muy especial”.