José Abreu nos cuenta su historia

24 de marzo de 2016

Recuerdo que soñaba convertirme en un jugador profesional de Grandes Ligas, en representar a mi gente y ayudar a los que amo por medio de este juego. El nacer en un país donde el béisbol es el pasatiempo nacional me dio la base para convertirme en la persona y jugador que hoy soy.
A los 26 años de edad, tomé la decisión de salir de Cuba.
Sin saber cuál sería el resultado me subí, junto a algunos familiares, en un pequeño barco por más de 12 horas antes de llegar a Haití. La marea era fuerte, la noche daba miedo y el sol era cruel.
Recuerdo mirar hacia atrás mientras navegábamos, dejando atrás mi vida, mi familia, mis amigos y mi hijo de dos años. Sentía mi corazón palpitar cada vez más fuerte mientras nos alejábamos. Aunque pudiéramos llegar a nuestro destino, no sabía si podía regresar.
Fue la decisión más difícil que he tomado pero era exactamente lo que tenía que suceder. Nunca llegué a imaginarme lo bendecida que sería mi vida después que dejara la isla; cómo mi sueño de convertirme en jugador profesional en las Grandes Ligas se convertiría en realidad, además de convertirme en un símbolo de orgullo para mi gente.
Sin embargo, viví sin saber si volvería a ver a mi familia o regresar.
Tuve la bendición de volver a mi tierra natal el año pasado como parte del Viaje de Buena Voluntad del Béisbol gracias a los esfuerzos de Major League Baseball, el sindicato de jugadores, el Presidente Obama y el gobierno cubano.
El lado vacío y oscuro en mi corazón de repente se llenó de felicidad y gran agradecimiento. Valoré cada minuto que pasé con mi familia, los futuros héroes del deporte, y los hermosos rostros de mis seguidores en Cuba. Tuve lágrimas de felicidad mientras abrazaba a mi hijo y me fui contento al saber que pronto podré jugar béisbol sin fronteras. Y le doy las gracias a Dios, así exactamente es que todos mis sueños se están cumpliendo.