Jesús Aguilar y Javier Báez ponen el trueno latino al frente

16 de julio de 2018

Jesús Aguilar está de moda. El líder jonronero de la Liga Nacional protagoniza entrevistas y reportajes gracias al sorprendente giro que ha dado su carrera, desde que fue puesto en waivers por los Indios de Cleveland, el año pasado, hasta convertirse en el inicialista de los Cerveceros de Milwaukee y el toletero con mejor OPS en su circuito en 2018.
Aguilar consiguió más de 20 millones de papeletas electrónicas, para ganar el derecho de estar en su primer Juego de Estrellas a través del Voto Final. Mucho menos necesitaron las autoridades de la MLB para invitarlo al Derby de Jonrones. El slugger más citado por los medios de comunicación en la última semana no podía estar ausente en la fiesta que este lunes se cumple en el Nationals Park.
Ocho bateadores se dan cita en la tradicional competencia de forzudos, que desde hace 33 años se disputa como antesala del Clásico de Julio. Dos de ellos representan a América Latina y ambos deben su llamado a la explosiva cosecha que exhiben en esta temporada.

El puertorriqueño Javier Báez amaneció este domingo como colíder empujador de la Nacional, en buena medida gracias a sus 19 estacazos de vuelta completa. Ha sido una máquina para los Cachorros de Chicago, con .899 de OPS, igual que lo ha sido el venezolano, que tiene .996 y 70 remolques para los lupulosos. En ellos está depositada la esperanza de América Latina, en un lance cuyo sorteo les da la posibilidad de disputar uno frente al otro la final.
La región no festeja a uno de los suyos desde 2014, cuando Yoenis Céspedes se convirtió en el primer representante del área con éxitos por duplicado, y el único, además de Ken Griffey Jr., que lo ha logrado en años consecutivos entre todas las nacionalidades.
Céspedes dominó el duelo con autoridad a partir de 2013. Gracias a él, llegó a 11 la suma de coronas que se han llevado los participantes que han visto la luz al sur del Río Grande, una cuenta que incluye a cinco dominicanos, dos cubanos, dos puertorriqueños y un venezolano.

El primer éxito de Latinoamérica fue una curiosidad impensable hoy en día, luego de que se modificara el formato de competencia, creando emocionantes eliminaciones directas con un reloj en cuenta regresiva.
Fue en 1989, en la cuarta edición, cuando Rubén Sierra compartió honores con Eric Davis. Cada uno sacó tres pelotas del parque, una cuenta que palidece ante las 61 que desapareció en 2016 o las 24 que puso en órbita Bob Abreu solamente en una ronda, durante la primera vuelta del lance celebrado en 2005.
Juan González, boricua como Sierra, se llevó el trofeo en 1993. Superó en un desempate a Griffey Jr., toda una leyenda del Derby gracias a sus tres conquistas.
Comenzaría poco después el dominio de los quisqueyanos, que en un lapso de 11 años lograrían sus cinco celebraciones, a través de Sammy Sosa (2000), Miguel Tejada (2004), Vladimir Guerrero (2005), David Ortiz (2010) y Robinson Canó (2011).
Luis González, en el ínterin, le daría a Cuba su primera satisfacción, en 2001. La huella de la región se sintió de tal modo en ese lapso, que nueve de 14 diademas fueron a parar a países del Caribe, cerrando con el doble triunfo de Céspedes.
En ese periodo ocurrieron episodios de gran emotividad, como aquel que permanece en la memoria de los aficionados venezolanos, con Abreu alzando su bandera tras barrer a ritmo récord en el Comerica Park.
Esa edición tuvo un diseño único, para servir de abrebocas al primer Clásico Mundial de Beisbol. Los ocho participantes representaron naciones distintas, con el Comedulce disputando el premio mayor con Iván Rodríguez en la final.
Abreu impuso una marca con 24 jonrones en una ronda y sumó 41 en total, otro tope. El primer registro sobreviviría hasta 2008, cuando Josh Hamilton largó 28 vuelacercas en una sola vuelta. El segundo cayó en manos de Stanton hace dos años, en dura lucha con un que acumuló 42 y también rebasó la cifra.
Igual de emotivo fue el recorrido de Canó en 2011. Su padre José, ex pitcher de Grandes Ligas, le lanzó desde el montículo mientras él se trenzaba en un mano a mano con los principales sluggers de las Mayores, incluyendo al mexicano Adrián González, a quien doblegó 12-11 en la ronda decisiva.
Fue esa la última vez que dos latinos se midieron en la final. Antes de eso, pasó también con Juan González y Sosa en 2001, con Abreu y Rodríguez en 2004, con Guerrero y el puertorriqueño Alex Ríos en 2007, y con Ortiz y su compatriota Hanley Ramírez en 2010.
Big Papi es el no estadounidense con más bombazos durante su carrera en el evento, con 77. Su coterráneo le escolta con 71 y solamente son superados en la lista de todos los tiempos por Frazier (91) y Prince Fielder (81).
Canó y Gary Sánchez no pudieron hace un año con el impulso del entonces novato . Pero la región tiene oportunidad de revancha. Aguilar y Báez tienen el chance de avanzar en el cuadro y hasta de disputar uno frente al otro la sexta final entre latinoamericanos, si se mantienen invictos en la jornada.