AJ Hinch ha demostrado ser un dirigente de élite

28 de octubre de 2019

WASHINGTON -- Si quieres un ejemplo de por qué el piloto de los Astros, AJ Hinch, es uno de los mejores en Grandes Ligas y nadie le llega cerca, sería una buena idea comenzar a fijarse en el Juego 5 de la Serie Mundial 2019.

Primero que todo: Hinch y el equipo de Houston están a una victoria de su segundo título en tres temporadas tras barrer los tres partidos contra los Nacionales en Washington. Ahora los Astros tienen la posibilidad de ponerle fin al Clásico de Otoño el martes con Justin Verlander en la lomita.

Hinch en el Juego 5 demostró qué lo separa del resto de los dirigentes en las Grandes Ligas. El movimiento que sobresale es cómo manejó el bache del toletero cubano Yordan Álvarez.

Antes de que el Clásico de Otoño se mudara al Nationals Park, Hinch les informó a los medios que esperaba incluir a Álvarez en la alineación para al menos un juego del fin de semana y el novato fue el jardinero izquierdo titular para el encuentro del domingo.

Debido a que no podía emplear al bateador designado en el estadio de la Liga Nacional, Hinch le pidió a Álvarez patrullar las praderas, algo que había hecho durante apenas 66 entradas en la temporada regular.

Hinch estuvo lo suficientemente cómodo para acudir a Álvarez en el Juego 5 y el novato respondió pegando tres imparables y jugando sin problemas en el bosque izquierdo. Su jonrón de dos vueltas en el segundo episodio ayudó a Houston a entrar en ritmo. Álvarez también sacudió un sencillo y anotó en el cuadrangular del puertorriqueño Carlos Correa en el cuarto capítulo.

Esto demuestra el gran nivel de Hinch. Tiene una gran personalidad y ha formado firmes relaciones con sus jugadores. En una organización guiada por la analítica, Hinch ha podido descifrar cómo emplear la gran cantidad de información que le presenta su gerencia.

El manejo agresivo del bullpen de Hinch en el 2017 se ha convertido en el modelo para el resto de los managers. Ha desarrollado una cercana amistad con los jugadores que estaban en el equipo desde su llegada en el 2015: El jardinero George Springer, el intermedista venezolano José Altuve y el relevista Will Harris.

Harris ha surgido como una estrella de los Astros durante esta postemporada y Hinch ha comenzado a emplearlo en los momentos más apremiantes sin importar la entrada. Houston ganó contundentemente el Juego 4 por 8-1, pero el marcador era 4-1 y Washington podía empatar el partido cuando Hinch acudió a Harris.

El derecho consiguió lo que al final fueron los dos outs más importantes del compromiso y al día siguiente, Hinch habló sobre lo contento que estaba porque Harris, quien fue adquirido en waivers en el 2015, ahora era visto como una de las figuras del equipo.

“Estuve satisfecho con su presentación, pero también me entusiasmó verlo hablar con los medios”, declaró Hinch. “Su confianza y su calma en momentos claves ha aumentado. Pero nada más ha cambiado”.

Hinch está obsesionado con el trabajo que sabe hacer muy bien y observa béisbol de febrero a octubre. Hinch se siente orgulloso de lo que él califica como “el que tiene el palpitar más lento en todo el estadio”.

Al recordar esta Serie Mundial es posible que el punto en que cambió todo fue el Juego 3, cuando Hinch se enfocó en los enfrentamientos y utilizó a cinco relevistas para conseguir una victoria 4-1. Ese partido, según Hinch, lo dejó físicamente agotado y emocionalmente exhausto.

“Estaba tan cansado, pero me sólo pude irme a dormir a las 3:30 a.m.”, dijo el capataz. “Más que cualquier movimiento que he realizado, me alegró que nuestros jugadores pudieron celebrar aquí. El ser manager es más complejo de lo que cualquier persona puede imaginarse. Y en el gran escenario de la Serie Mundial, con toda la temporada en juego, es el mejor estrés que puedes tener”.