Aníbal y Soto fomentan la unión latina

14 de octubre de 2020

WASHINGTON -- Los jugadores de Grandes Ligas se compenetran mayormente con aquellos compañeros de equipo que desempeñan la misma posición defensiva. 

“Los relevistas se mantienen con los relevistas”, señaló el manager de los Nacionales, el boricua Dave Martínez. “Los abridores comparten con los abridores. Los jugadores de posición comparten [con los jugadores de posición]”. 

Pero en los Nacionales, existe una unión más profunda forjada por uno de sus integrantes más veteranos: El abridor venezolano Aníbal Sánchez ha ayudado a fortalecer los lazos entre los jugadores latinos del club. 

“Aníbal se hizo cargo de involucrar a esos muchachos con el equipo y comunicarse con ellos”, dijo Martínez. “Es el que siempre está pregonando, ‘Aprendan inglés, hablen inglés, hablen con sus compañeros’. Siempre fue ese muchacho, divirtiéndose con todos. Creo que es importante que contemos ese tipo de jugadores”. 

Sánchez, de 36 años de edad, ha pasado las últimas dos temporadas con los Nacionales, quienes representan su cuarto equipo en una carrera de 15 años en las Mayores. Sánchez firmó con los Medias Rojas como agente libre amateur en el 2001 e hizo su debut de Grandes Ligas en el 2006. En ese tramo, el oriundo de Maracay ha conocido la alegría de lanzar un juego sin hit ni carrera y ganar un título de Serie Mundial, como las vicisitudes de temporadas por debajo de .500. 

“A estas alturas de mi carrera, sé mucho por experiencia”, dijo Sánchez. “No es porque lo sepa todo”.

Sea con otro lanzador o un jugador de posición, Sánchez siempre está dispuesto a compartir lo que ha aprendido en las últimas dos décadas. 

“Los muchachos latinos ahora mismo, especialmente los jóvenes, muchas veces necesitan ayuda. Necesitan trabajar para mantenerse enfocado en el juego”, dijo Sánchez. “Ahí es cuando hablo con ellos, especialmente porque conozco más el idioma. Esos muchachos quieren saber cómo mantener sus carreras por mucho tiempo. A veces tratándose de lanzadores, las carreras pueden ser muy cortas o pueden ser largas. Pero esos muchachos quieren saber cómo lo hago, cómo sigo lanzando bien a este nivel. Ahí es cuando surgen muchas conversaciones con los jóvenes”.

La disposición de Sánchez a la hora de ayudar ha tenido un efecto dominó. Esta temporada, Martínez presenció cómo el dominicano Juan José Soto, de 21 años, se convirtió en una especie de mentor para el novato venezolano Luis García, de 20. 

“Simplemente lo trato de ayudar – cómo son las cosas aquí en Grandes Ligas, cómo son las cosas en el juego, afuera también, volando, en los hoteles”, dijo Soto acerca de García. “Simplemente lo trato de ayudar, porque es muy buen muchacho. Le gusta mucho escuchar. Tengo una buena relación con él y trato de ayudarle lo más que puedo”.

También se estableció ese tipo de lazos en el campamento alterno del club en Fredericksburg, Virginia. El jardinero cubano Yadiel Hernández, quien el viernes cumplió 33 años, comenzó a jugar a nivel profesional en Cuba en el 2009. Hernández firmó con los Nacionales en el 2016 e hizo su debut de Grandes Ligas en septiembre de este año. El guardabosque pasó la mayor parte de la campaña entrenando y jugando con prospectos, incluyendo a algunos adolescentes. En ese tiempo, se convirtió en un consejero veterano.

“El béisbol que se juega en Cuba es un poco distinto al que se juega aquí en Estados Unidos”, dijo Hernández. “Con mis experiencias, he aprendido a hacer las cosas aquí y a adaptarme rápidamente al deporte acá. Me gusta transmitirles eso a los jugadores jóvenes, con la esperanza de que aprendan rápido y se adapten más rápido al juego aquí, lo más rápido posible. 

“Sea quizás por mi edad y el número de años que vengo jugando, siento que tengo experiencia que puedo ofrecer y siempre he disfrutado inculcarles mi conocimiento a los muchachos jóvenes. Me siento muy afortunado de poder hacer eso y de enseñarles todo lo que puedo basado en lo que sé”. 

Cuando la química dentro del clubhouse se extiende al terreno de juego, todos los vínculos pueden tener un impacto. Se trata de una estadística que no se puede calcular, pero que juega un papel importante en un equipo. 

“Ése es el tipo de unión que hace falta entre todos”, señaló Martínez. “Es bueno que tengamos a alguien así”.