Así se verifica lo auténtico de un souvenir

22 de septiembre de 2021

Cuando el puertorriqueño Juan Nieves lanzó el primer juego sin hit ni carrera en la historia de la franquicia de los Cerveceos el 15 de abril de 1987, fueron pocos los souvenirs que sobrevivieron.

“Nos quedamos con su camiseta y gorra, y creo que con una pelota que se usó en el juego”, dijo el veterano director de operaciones del clubhouse de los Cerveceros, Tony Migliaccio. “Por aquellos días, el muchacho con la mejor caligrafía en el equipo escribía la fecha en la pelota y la guardaba en una caja”.

Vaya contraste con la noche el 11 de septiembre del 2021. Corbin Burnes y Josh Hader se combinaron para lograr el primer no-hitter de Milwaukee en 34 años, y hubo suficientes artículos de esa noche autenticados profesionalmente como para llenar un pequeño museo.

Los fanáticos del béisbol han estado coleccionando recuerdos de los juegos desde hace muchísimos años. Pero fue sólo en el siglo XXI cuando el deporte desarrolló y perfeccionó un sistema para recuperar y verificar objetos utilizados en los juegos – pelotas, bates, zapatos, cascos, gorras, bases, hojas de alineación, tierra del estadio y pare usted de contar – que evita el fraude, preserva la historia y, sí, genera ingresos.

La temporada 2021 marca el 20mo aniversario de un proceso que es innato al jugador de Grandes Ligas de esta época, pero no muy conocido por los fanáticos. El programa de autentificaciones de MLB es el más completo sistema de recolección de artículos de cualquier liga profesional, documentados cientos de miles de pieza de colección cada temporada.

“Nosotros estamos aquí para registrar la historia”, dijo Michael Posner, director de autentificación de MLB. “Es algo que la liga volteará a ver en 50 años y podrá decir, ‘Gracias a Dios que teníamos un proceso para registrar todo esto, porque ahora sabemos donde está todo y no hay ninguna duda al respecto”.

Dudas generadas alrededor de supuestos souvenirs fueron el origen del programa de autentificaciones.

A finales de los años 90, un hombre que visitó una tienda de los Padres vio algunos artículos supuestamente firmados por Tony Gwynn que él estaba seguro de que eran falsos.

¿Cómo sabía? Bueno, el cliente que estaba visitando esa tienda era el mismísimo Tony Gwynn.

La oficina local del FBI en San Diego fue puesta al tanto de lo sucedido y Gwynn participó en una investigación sobre autógrafos falsificados y objetos de colección apócrifos que fue conocida como “Operación Bullpen”. La primera fase de la investigación, que se completó en abril del 2000, terminó con 26 individuos acusados. Todos terminaron siendo sentenciados. Cuando la investigación se extendió afuera del sur de California para su segunda base, otros 36 individuos fueron sentenciados y 13 grupos criminales fueron desmantelados.

En ese momento, se estimó que más de la mitad de todos los artículos autografiados en el mercado de coleccionistas eran falsos. (Uno de los cómplices había bromeado con un agente encubierto que Mickey Mantle todavía tenía un brazo que salía de su tumba firmando autógrafos). Incluso si un objeto venía con un “certificado de autenticidad”, no había que confiar en ello, porque los certificados también los estaban falsificando.

“Como liga”, dijo Posner, “nos dimos cuenta de todo eso y decidimos hacer algo para proteger a nuestros jugadores, fanáticos y equipos”.

El programa de autentificaciones comenzó en el 2001, con ayuda de una empresa externa de contabilidad, y pasaron algunos años hasta que se pulieron todos los detalles. Pero para el 2006, el programa que se utiliza hoy básicamente ya había tomado forma.

Así es que es funciona:

MLB tiene 220 autentificadores oficiales, todos de ellos oficiales de cuerpos de seguridad que seguían activos o ya estaban retirados.

“Lo que nosotros hacemos realmente es recolectar evidencia”, explicó Posner. “Utilizamos personas que han pasado por un proceso de verificación de antecedentes. Conocemos muy bien quiénes son y cuál es su historia”.

En años recientes, se ha expandido la documentación de bolas usadas en juegos para incluir datos correspondientes de Statcast – la velocidad del pitcheo con la que fue tirada y la velocidad de salida que alcanzó luego de ser bateada.  

“Lo primero que le indicamos a los autenticadores es que de olviden de todo lo que saben con respecto a ver un juego de béisbol porque van a ver el deporte de una manera distinta”, dijo Posner. “Todo tiene una historia. Nunca sabes cuando se va a producir el próximo no-hitter o partido de cuatro jonrones. Aunque sea un juego cualquiera un martes por la noche, siempre hay algo. Cada bola está vinculada a un resultado único y realmente capta la poesía del béisbol y todas las cosas que ocurren durante un juego”.  

Para momentos verdaderamente históricos -- como Hader sacando el último out del noveno juego sin hit ni carrera del 2021 que bateó récord o el jonrón número 500 del venezolano Miguel Cabrera -- el programa de autenticación es vital para asegurar que haya constancia de quién tiene custodia de los objetos pertinentes. Las bolas usadas por los lanzadores contra Cabrera cuando tenía 499 cuadrangulares estaban marcadas con una “M,” un número de serie y una marca que solamente se ve bajo luz ultravioleta para que se pudieran verificar cuando un fan afortunado atrapara el número 500, y el uniforme completo de Cabrera fue autentificado después del partido.

Cuando el programa estaba en su infancia, los autenticadores literalmente tenían que perseguir la historia. Cuando los Cardenales cerraron su título de Serie Mundial en el 2006 con un ponche, el receptor puertorriqueño Yadier Molina pareció estar confundido cuando Posner se le acercó en el terreno.

“¿Qué pasa papi?”, Molina le preguntó.

“La bola del último out, tenemos que autentificarla”, respondió Posner.

Ya entendiendo la situación, Molina le entregó la bola a Posner, junto con un enorme abrazo.

La popularidad del programa simplemente ha crecido desde entonces. Los jugadores de ahora saben lo que deben hacer -- y a quien buscar -- cuando se hace historia. Por ejemplo, Anthony Rizzo atrapó la bola del último out para que los Cachorros conquistaran la Serie Mundial del 2016 -- el primer título del equipo del Norte de Chicago en 108 años -- e inmediatamente la guardó en el bolsillo para que se autenticara después.

“Nos acercamos, y él sabía inmediatamente por qué estábamos ahí”, recordó Posner. “Estaba sonriendo y mostrándonos la bola. Después de que la autenticamos, parecía un niño de lo contento que estaba”.

Por supuesto, la mayoría de los objetos que se han juntado no tienen mucho significado histórico. Pero eso no significa que no sea de bastante valor para alguien. Los jugadores recién ascendidos desde las Ligas Menores siempre les gusta tener como recuerdo la pelota de su primer hit. Y a los fanáticos les gusta tener objetos que fueron parte de un partido, lo que hace de los artefactos en las tiendas de los equipos o las subastas de caridad.

Sin embargo, no todo puede ser autenticado. Debido a que los números de serie individualizados, como las pelotas bateadas por Cabrera, solamente son utilizados para circunstancias con mayor historia. Los jonrones hacia las gradas normalmente no pueden verificarse, al menos que la bola nunca salga de la vista del autenticador. Los autenticadores se fijan requisitos bastante estrictos.

(Aunque en una temporada regular del 2020 sin aficionados, MLB pudo por primera vez autenticar casi cada bola de jonrón)

“Algunos artículos los conseguimos en el clubhouse y debemos calificarlos como ‘otorgados por el equipo’ o ‘obtenido del jugador’”, explicó Posner. “Somos completamente claros por si un artículo cambia de manos, hemos dado todas las descripciones posibles y la persona que lo adquiera puede tomar la misma determinación”.

Luego del partido de Field of Dreams, las bolas de los cuadrangulares hacia los maizales no fueron diferenciadas de las de las prácticas de bateo, entonces no pudieron ser verificadas.

Pero Posner tuvo una gran alternativa: Autenticaron los propios tallos.

“Pensé que el maíz era la mayor atracción”, dijo Posner. “Era una gran parte de la película y era nuestro enfoque. Entonces encontramos un área en los jardines, sacamos de 10 a 12 tallos, los autenticamos [con etiquetas] en las hojas y los enviamos a la bodega. Hago todo eso porque sé que es algo curioso y divertido para los fanáticos”.

El juego de Field of Dreams fue un ejemplo de los aportes del programa a la comunidad. Los artículos autenticados de dicho encuentro entre los Medias Blancas y los Yankees fueron subastados y se recaudaron más de US$200,000 para el Centro MercyOne de Dubuque, Iowa.

Hubo un momento en que el mundo de artículos de béisbol para colección enriquecía a los falsificadores y ladrones, hoy puede favorecer mejores causas. Y los aficionados tendrán la tranquilidad de que cualquier artículo con la etiqueta oficial es auténtico.

“Es una manera para que haya una conexión con los fanáticos”, agregó Posner. “Hay un niño o niña que le gustaría tener una bola bateada por su jugador favorito. Ahora podremos ofrecerles eso”.