Astros-Dodgers: Ambiente eléctrico en L.A.

3 de agosto de 2021

LOS ÁNGELES – La última vez que los Dodgers y Astros se vieron las caras con las tribunas del Dodger Stadium repletas, el venezolano José Altuve fildeó un rodado de Corey Seager y le tiró la bola al cubano Yuli Gurriel para que Houston se llevara el Juego 7 de la Serie Mundial, consiguiendo el primer anillo en la historia de la franquicia.

Ésa fue la última escena de una épica Serie Mundial entre dos equipos que llevaron las emociones al máximo de siete partidos y en la que se disputaron dos de los mejores juegos jamás vistos en el Clásico Otoñal. Años después, sin embargo, descubrimos que el último out del Juego 7 estuvo lejos de ser el último capítulo.

Luego de una investigación, el Comisionado Rob Manfred anunció que los Astros robaron señas de forma ilegal durante la campaña regular del 2017 y la postemporada, así como en partes del 2018. La forma de robo de señas que fue utilizada con más frecuencia por los Astros fue golpear cestos de basura para así avisarle al bateador si el pitcheo que venía era un envío rompiente o una recta.

Una vez que salió el informe completo, todo empezó a cobrar sentido para los Dodgers. Empezaron a entender por qué Clayton Kershaw sólo consiguió un swing fallido con los 51 sliders/curvas que tiró, dos pitcheos que lo convertirán en un miembro del Salón de la fama en su primer año de elegibilidad. Quizás Yu Darvish no estaba telegrafiando sus lanzamientos, como se dijo después de la derrota en el Juego 7. Quizás han debido ser los Dodgers los campeones.

“Esos muchachos estuvieron haciendo trampas por tres años”, dijo Bellinger durante los entrenamientos del año pasado. “Pienso que lo que la gente no entiende es que Altuve le robó el premio a JMV a (Aaron) Judge en el 2017. Todo el mundo sabe que nos robaron el anillo. Pero ya todo terminó”.

Nunca sabremos qué habría pasado en la Serie Mundial. Y tampoco conocemos necesariamente las situaciones o partidos en los cuales los Astros utilizaron su sistema con más frecuencia, o hasta qué punto. Pero algo que está claro es que el Dodger Stadium lucirá distinto en comparación con hace cuatro años, cuando los Astros visiten a los Dodgers para una serie de dos encuentros entre martes y miércoles.

“Probablemente nada buena”, dijo el manager de los Astros, Dusty Baker, cuando se le preguntó cómo espera que sea la recepción que les den en Chávez Ravine. “No estuvo mal (en San Francisco), pero estoy seguro de que será mucho más hostil cuando lleguemos a Los Ángeles, así que tendremos que lidiar con eso. Uno realmente no se preocupa por el tipo de recepción que te van a dar. Uno simplemente sale al terreno y juega béisbol”.

Los dos equipos se enfrentaron la temporada pasada en el Dodger Stadium y el Minute Maid Park, pero no haber tenido fanáticos en las gradas diluyó los primeros enfrentamientos entre ambos clubes desde la Serie Mundial del 2017. Claro, eso no evitó que Joe Kelly le dejara saber al puertorriqueño Carlos Correa lo que realmente pensaba de él y de su equipo.

Este año, los Dodgers esperan casa llena para los dos choques. También se espera que sea el ambiente más hostil en el que han jugado los Astros durante las últimas dos temporadas—lo cual incluye una agitada serie en el Yankee Stadium a principios de esta campaña.

“Yo no estaba aquí, así que no tengo las mismas emociones que estos muchachos”, dijo el jardinero de los Dodgers, Mookie Betts. “Pero estoy listo para la guerra. Juego para los Dodgers. Sin importar cuáles sean mis emociones, tengo que estar con mi equipo. Estamos listos”.

Aunque los ánimos estarán bien cargados, el producto en el terreno también debe de ponerle un extra a la rivalidad. Los Astros tienen la mejor ofensiva en Grandes Ligas y los Dodgers uno de los mejores cuerpos monticulares en las Mayores. Los Ángeles tendrá al candidato al Premio Cy Young, Walker Buehler, en la lomita para el partido del martes. El recién adquirido Max Scherzer hará su estreno con su nuevo equipo el miércoles.

Pero además de Buehler y Scherzer, los Astros tendrán que lidiar con más de 50,000 fanáticos. Han esperado este momento por bastante tiempo.

“El público estará bien activo, que es lo que esperamos”, dijo Dave Roberts, el manager de los Dodgers. “Vamos a contar con Walker y sé que él va a estar encendido. Será una serie divertida”.