Asunto familiar: Báez, Berríos y una batalla entre concuñados

1 de agosto de 2022

TORONTO – La pose del puertorriqueño Javier Báez tras conectar la pelota duró lo suficiente como para que los fanáticos en el Rogers Centre le tomaran una foto, si es que no estaban viendo el batazo que acababa de dar en el primer inning volando hacia los asientos del segundo piso por el jardín izquierdo. La conexión terminó siendo foul, pero fue conectada con suficiente fuerza para que el derecho boricua de los Azulejos, José Berríos, volteara a verla.

Y uno que pensaba que pasar el domingo con los cuñados era aburrido.

“Javier es más que un jugador del otro equipo. Es familia”, dijo Berríos. “También tenemos que disfrutar y celebrar con él”.

No fue sólo un gesto de un nativo de Bayamón, Puerto Rico, hacia a otro. Son realmente familia. Aunque Berríos y Báez no comparten la misma sangre, sus esposas son hermanas. Y ambas familias son muy cercanas.

“Obviamente es algo personal con él y la familia”, dijo el manager de los Tigres, A.J. Hinch después de la victoria 4-1 de los Azulejos. “Las cenas de los días festivos probablemente girarán alrededor da estos turnos… Es el juego dentro del juego, pero al final del día, ganaron ellos”.

Los cuñados se habían enfrentado dos veces antes del domingo. Una cuando los Twins de Berríos se enfrentaron a los Cachorros de Báez en el 2020, y luego cuando los Azulejos visitaron Detroit el mes pasado. Báez no sólo tiene de 5-0 en sus enfrentamientos, sino que además todavía no le ha sacado la pelota del cuadro a Berríos.

La reacción de Báez después de los tres fouls que pegó por la raya del izquierdo dejaron en claro las ganas que tenía de corregir eso.

“Nosotros sólo tratamos de divertirnos y enseñarles a los niños que nos están viendo, que vean lo divertido y lo bien que competimos uno contra el otro”, dijo Báez. “Obviamente la familia estaba aquí.  Estaban viendo felices de que pudieron vernos”.

Báez conoce tan bien a Berríos que, a pesar de su tendencia a hacer swings a pitcheos rompientes fuera de la zona, fue capaz de seguir la curva y evitar irse tras ella. Tampoco se dejó engañar por el cambio, aunque su bat flip y el trote que inició hacia primera mostraron que había perdido la cuenta de bolas y strikes tras la tercera bola del primer enfrentamiento.

Luego de regresar un poco avergonzado a la caja, Báez vio pasar otro cambio, también fuera de la zona, para tomar ahora sí el boleto, coronando un turno de nueve pitcheos que dejó a Berríos sonriendo.

“Tuve un buen plan”, dijo Báez. “Su curva se mueve bastante, así que la dejé correr. Estuvo bien cerca todas las veces. Casi le hago swing, pero después que me lanzó el cambio, cambié un poco el plan. Estaba viendo la slider, pero sabía que iba a estar cerca de ser strike”.

Fue una victoria menor para Báez. Su jonrón contra Berríos en su próximo choque para empezar el cuarto inning fue un triunfo mucho mayor. Fue un raro batazo hacia la banda contraria para Báez, que aporreó con fuerza una sinker que se quedó en el medio del plato.

“Sólo estaba tratando de concentrarme en la recta”, siguió Báez. “Me quedé un poco tarde ahí. Pero le pegué con la maceta y se fue. Pero se sintió muy bien sacar una”.

Dijo Berríos: “Cuando bateó el jonrón, no quería verle la cara porque no quería reírme, y eso no ve bien en la lomita”.

Berríos se vengó en el sexto inning, dominando a su cuñado con dos curvas: ante la primera abanicó la brisa y con la segunda falló con un elevado a la derecha.

“Él sabe lo que puede hacer”, comentó Báez, “y obviamente, cuando sus compañeros le dan la ventaja, se pone cómodo y puede seguir lanzando de la forma que quiere”.