SARASOTA, Florida – Poco después de reportarse al complejo primaveral de los Orioles el lunes por la mañana, Chris Davis se detuvo frente a su casillero en el clubhouse e hizo alusión a una potencial elección que de haberla hecho el cañonero estaría en otro lugar. La serie de eventos hipotéticos se dio de la siguiente manera: La primera práctica con el equipo completo ha llegado, pero Davis no está. El cañonero se ha retirado, se encuentra en su hogar en Texas con su esposa Jill y sus tres pequeñas hijas, tras haber renunciado a sus últimos tres años de contrato.

Pero eso no es lo que sucedió. Sin embargo, es un escenario que Davis consideró tras hilvanar temporadas consecutivas con promedio inferior a .200 en 2019.

“Les mentiría si les digo que el retiro no pasó por mi cabeza al final de la pasada campaña”, declaró Davis. “Sé de lo que soy capaz. Sé qué esperar de mí. No deseo seguir simplemente batallando en el plato y ser un bateador muy por debajo del promedio. Eso no es justo para estos muchachos. Eso no es justo para los fanáticos o cualquier persona asociada con Baltimore. Pero creo que todavía me queda gasolina en el tanque”.

“Tras dos años bien agobiantes”, agregó Davis, “Todavía creo que hay algo de tiempo para enderezar el barco”.

A decir de Davis, su motivación para regresar es doble. Una razón es el régimen de entrenamiento durante el invierno que la gerencia de los Orioles armó especialmente para él cerca del final del 2019, al que Davis llamó “bien calculado y construido”. La otra razón es porque simplemente piensa que todavía puede aportar.

“La única razón por la que habría optado por el retiro es si hubiese sentido que físicamente ya no podía más”, destacó. “Y ese no es el caso”.