Una versión de esta historia se publicó en abril del 2020
El béisbol es un juego lleno de bizarras y complejas particularidades. Los uniformes tienen botones y se usan con correa, como si los jugadores tuviesen que ir a una reunión formal después del juego. Y los bateadores no paran de ajustarse el casco, los guantines o los protectores mientras se acercan al plato.
Pero quizás la más rara de todas -- y quizás la que se ha convertido en más natural, al punto de que lo mencionamos muchas veces en cada juego sin preguntarnos nada -- es el teléfono del bullpen.
Las compañías de teléfono rutinariamente patrocinan la Llamada al Bullpen durante cada juego televisado, como si fuese parte de las reglas escritas del béisbol. Es completamente natural.
Pero cuando uno se pone a pensarlo, rápidamente nos damos cuenta de que es absurdo. Cada otro deporte tiene sustituciones y conversaciones entre jugadores y coaches sin la necesidad de un teléfono especial. El béisbol tiene más señas que una reunión de miembros de una secta secreta, pero ninguna para decirle a un pitcher que se levante a calentar.
Todavía más raro es que, cuando un nuevo pitcher es traído a lanzar, el manager hace una señal con la mano… y si usa la mano equivocada, no puede hacer nada para enmendar el error y debe quedarse con el pitcher que no quería.
Entonces, ¿de dónde salió el teléfono del bullpen? Es una pregunta que nos gustaría responder. Pero desafortunadamente, puede que sea imposible.
Como con tantas otras partes de la historia (incluyendo el carrito del bullpen) cuando se introduce una nueva tecnología, nadie suele estar muy interesado en registrar la novedad. Un día no estaban allí, al otro día sí, y a nadie realmente le importaba el asunto.
En las primeras décadas del béisbol no había necesidad de teléfono y pocas veces hacía falta traer un relevista. Los abridores rara vez eran sacados del encuentro.
La palabra bullpen no se utilizó sino hasta 1915, aunque en 1905 los Gigantes de Nueva York fueron los primeros en construir uno que no era sencillamente una sección separada con una cuerda cerca de los fanáticos. Antes de eso, el manager simplemente podía agarrar a quien tuviera cerca en la banca o pegarle un grito a un jardinero para que fuera a lanzar.
Por supuesto, incluso en aquella época, a los jugadores les gustaba pasar el rato en el clubhouse para buscar algo de comer, estirarse o bromear tranquilos sin estar bajo la mirada ininterrumpida de su manager. Así que, en 1908 o 1909, los Medias Rojas instalaron la primera versión del teléfono del bullpen.
Peter J. Morris, que escribió ese esencial libro llamado “A Games of Inches” (Un Juego de Pulgadas), descubrió que el manager Fred Lake conectó un timbre a una batería que podía activar presionando un botón en el dugout. Un timbrazo significaba ponerse a calentar, dos a prepararse tan rápido como fuese posible y tres que ya era hora de entrar al juego.
Pero cualquier otro avance tecnológico más allá de eso fue inefectivo o no lo suficientemente inspirador para ser notado. El mundo de la comunicación electrónica para mandar a llamar a los relevistas se mantuvo en silencio hasta el 25 de julio de 1930, cuando -- por primera vez -- fue mencionado el teléfono del bullpen. Para sorpresa de nadie, dada la cantidad de dinero que eran capaces de producir, tuvo su hogar en Yankee Stadium.
Sin embargo, la primera referencia no tuvo absolutamente nada que ver con el novedoso invento. Todo se centró en como el cátcher de bullpen de los Tigres de Detroit, Roger Bresnahan, se quedó dormido y no escuchó el teléfono.
Luego de tomar su acostumbrada siesta al principio del juego, “empezaron a caer hits de los Yankees por todo el terreno”, escribió Claire Burcky para The Sheboygan Press, mientras “el teléfono del bullpen seguía sonando alegremente”.
De alguna forma, entre cualquiera que haya sido el momento en el que los Yankees instalaron el teléfono y el día que se publicó esta historia, el aparato se convirtió en otra parte aceptada del juego. ¿Pero en cuánto a la fecha y las razones? La respuesta sigue esquivándonos.
Doce años después, los Yankees seguían siendo el único equipo con un teléfono en el bullpen, aunque cada vez había más jugadores a favor de instalarlos en otros parques.
Hugh Casey, un relevista de los Dodgers de Brooklyn, pidió que alguien “hiciera algo y persuadiese a los dueños para poner teléfonos en los bullpens”.
“¿Por qué no tienen un teléfono, para que puedan decirnos qué está pasando?”, preguntó Casey. “Algunas veces uno puede suponerlo. Ves que el pitcher está en problemas. Y Chuck Dessen (el manager de los Dodgers) nos hace una seña para que uno de nosotros caliente. Si mueve la mano izquierda significa French (Larry). La mano derecha sobre su cabeza alguien más. Y si la mueve como un pitcher que tira da lado, entonces soy yo”.
¿El único inconveniente? Si Casey no veía bien la señal de su manager, o se confundía -- como le pasó en un juego contra los Rojos esa temporada -- bueno, entonces todo ese trabajo era para “nada”.
El resto de la liga poco a poco fue poniéndose al día. Aunque, de nuevo, no está claro exactamente cuándo lo hicieron.
Una historia sobre el relevista de los Tigres, Kyle Graham, y su acostumbrada merienda a mitad de juego siendo interrumpida por una llamada al teléfono del bullpen fue publicada en el Brooklyn Daily Eagle en 1945. Qué tan cierto es lo relatado no queda claro, porque Graham se retiró en 1929, pero es prueba de que el teléfono se estaba convirtiendo en algo que periodistas y fanáticos conocían y sabían parte del juego.
Para 1950, los Dodgers tenían su teléfono instalado en el bullpen de Ebbets Field, aunque ya era muy tarde para Casey, que fue despedido por Brooklyn en 1948.
Ese mismo año, los Medias Blancas pusieron el suyo, como pueden ver en estas graciosas imágenes.
El hecho de que los fotógrafos estaban tan interesados en capturar imágenes del aparato probablemente significa que la instalación había sido relativamente nueva, pero de nuevo: nadie estaba escribiendo historias al respecto. Simplemente estaban allí o no.
Desde entonces, el teléfono del bullpen ha sido una pieza natural del béisbol, y sólo se le menciona cuando no funciona. Como cuando Moe Drabowsky se ponía a llamar desde el bullpen y su manager no encontraba la forma de comunicarse para hablar con sus pitchers.
Naturalmente, Yogi Berra tuvo sus problemitas con los teléfonos. Una vez, mientras dirigía a los Yankees en 1964, Berra marcó 5-3 para llamar al bullpen, pero accidentalmente se comunicó con el cocinero del palco de prensa. Cuando el piloto le dijo que “preparara a Stafford”, el chef le dijo, “Lo único que tengo aquí para preparar son hamburguesas. Llamó a un número equivocado”.
La mayoría de esos problemas son cosas del pasado, pues los aparatos modernos tienen una línea directa del dugout al bullpen. Por supuesto, siempre existe la posibilidad de un error humano.
Si alguien se olvida de colgar el teléfono, no importa qué modelo se esté usando. Tratar de comunicarse como hacían los managers en el pasado – con señalas u ondeando banderas – dejó claro que esos métodos no están a la altura del compromiso:
Oh, y tampoco van a funcionar si pasa algo así:
Aunque podrían pensar que no hay mucho espacio para seguir innovando con los teléfonos, eso no es cierto. La temporada pasada, Emcom Systems se encargó de todos los teléfonos de los bullpens de Major League Baseball porque éstos seguían dañándose y no siempre eran confiables.
“Descubrimos que los dugouts los limpiaban con mangueras de alta presión después de los juegos y determinamos que eso estaba causando problemas con los teléfonos viejos”, dijo el CEO de Emcom, Paul Grigg, en un correo electrónico. “La solución fue buscar una combinación especialmente diseñada de un teléfono robusto y a prueba de agua que hiciera más efectiva la comunicación y los protegiera del fuerte uso que a veces reciben durante los juegos”.
Esa no fue la única adición. También añadieron un bombillo azul en la parte de arriba de los teléfonos, para que jugadores y coaches pudiesen ver que alguien estaba llamando aún cuando los gritos de los fanáticos no los dejaran escuchar.
That wasn't the only addition. They also added a flashing blue light atop the phones, so the team and coaches could see when the phone was ringing even when screaming fans in a loud stadium would have drowned out the sound.
Y, para cualquiera que esté pensando en eso, no hace falta presionar ningún botó, así que nada de llamadas al cocinero.
“Las llamadas a los bullpens, dugouts, cabinas de repetición se activan simplemente levantando el teléfono e instantáneamente suenan donde tienen que sonar”, siguió Grigg.
Puede que nunca sabremos cuál es la historia detrás del teléfono del bullpen, pero basados en el tipo de caos que suele desatarse cuando algo sale mal, es claramente una de las innovaciones más importantes en la historia del béisbol. Quizás algún día podamos rendirle el homenaje (post mortem) a su inventor, pero hasta entonces, puede estar tranquilo y saber que su creación fue todo un éxito.