Martín Dihigo, un colosal del béisbol internacional

16 de febrero de 2024

Este artículo se publicó originalmente en LasMayores.com en febrero del 2021

El cubano Martín Dihigo podía hacerlo todo en un terreno de béisbol. Y durante una larga carrera que abarcó varias décadas, ligas y continentes, el hombre conocido como “El Maestro” hizo todo lo que podía hacer un beisbolista, salvo jugar en las Grandes Ligas.

Una frase atribuida al también miembro del Salón de la Fama, Johnny Mize -- quien jugó béisbol invernal con Dihigo -- resume muy bien lo que representaba Dihigo: “Era el único jugador que vi en mi vida que podía jugar las nueve posiciones, dirigir, correr y batear a las dos manos”.

Efectivamente, Dihigo posiblemente haya sido el más versátil jugador en la historia del béisbol, capaz de defender cualquier posición del diamante y triunfar tanto lanzando como bateando.

Otro integrante de Cooperstown, Roy Campanella, quien jugó en las Ligas Negras entre 1937 y 1946 antes de unirse a los Dodgers de Brooklyn, expresó un sentimiento similar.

“Dihigo fue uno de los más grandes que vi”, dijo Campanella. “Era un tremendo bateador, con un poder grandioso, podía batear para promedio, todo. Jugué contra él en Cuba, en México y en las Ligas Negras cuando él estaba con los New York Cubans”.

Estos son algunos puntos claves sobre Dihigo, quien fue exaltado al Salón de la Fama en 1977.

• Nacido en Matanzas, Cuba, en 1905, Dihigo tenía 17 años cuando empezó a jugar béisbol profesional con el equipo de La Habana en 1922. En 1923, debutó con los Cuban Stars. Integrado principalmente por jugadores nacidos en Cuba, el equipo competía en los Estados Unidos como de la ‘Eastern Colored League’.

Durante su carrera en las Ligas Negras en los años 40, Dihigo también jugó con los Homestead Grays, los Hilldale Athletic Club y los New York Cubans. En ese trecho, también jugó pelota invernal en Cuba, México, Venezuela y la República Dominicana.

• Las estadísticas de esa época están muchas veces incompletas y no deberían considerarse como oficiales, pero los números disponibles brindan una idea del impacto que causaba Dihigo.

En la base de datos de las Ligas Negras en seamheads.com, a Dihigo se le acredita un promedio de bateo superior a .300, un slugging mejor de .500 y 110 jonrones de por vida, incluyendo el tiempo que pasó en Latinoamérica. Como lanzador, Dihigo aparece con 51 victorias y efectividad de 3.57.

Mientras tanto, el Salón de la Fama del Béisbol acredita a Dihigo con más de 260 triunfos como lanzador.

• La actuación de Dihigo en la Liga Mexicana parece una historia de leyendas. No sólo se cree que el derecho lanzó el primer juego sin hit ni carreras en la historia del circuito, sino que también se dice que terminó con promedio de carreras limpias de 0.92 en 167 entradas y que ganó el título de bateo con .387 de promedio en 1938.

• Dihigo fue un ícono en su país, donde era conocido como “El Inmortal”.

Oréstedes “Minnie” Miñoso, quien también nació en la provincia cubana de Matanzas y jugó en las Ligas Negras antes de debutar en la Gran Carpa en 1949, idolatró a Dihigo durante su juventud.

“Dihigo una vez me dejó llevarles los zapatos y el guante y así era como me tenía en el estadio allá en Cuba cuando era un niño”, dijo Miñoso, de acuerdo con el historiador Peter C. Bjarkman en el libro “Baseball with a Latin Beat: A History of the Latin American Game,” que fue publicado en 1994. “Era un hombre bien grande, puro músculo y nada de grasa. Me ayudó mucho enseñándome a jugar pelota de la forma correcta.

“Cuando jugué esos años en las Ligas Negras, con los New York Cubans, Dihigo ya había pasado sus mejores años y sólo dirigía, así que realmente nunca me enfrenté a él como jugador. Pero es difícil explicar la clase de héroe que era en Cuba. Dondequiera que iba, la gente lo reconocía y le caía encima a pedirle autógrafos. Tengo que reconocer que fue la persona más importante para que yo llegara a las Grandes Ligas. Era un hombre grande, pero grande en todo sentido: Como jugador, manager, maestro y como hombre”.

• Dihigo fue el primer jugador cubano exaltado al Salón de la Fama, y sigue siendo la única persona con un puesto en los Salones de la Fama de Cuba, México y los Estados Unidos.

Dihigo fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol Cubano en 1951, y en Salón de la Fama del Béisbol Mexicano en 1964. Completó la trifecta cuando ingresó a Cooperstown en 1977, seis años después de su muerte a los 64 años.