GLENDALE, Arizona -- Es posible que nada vuelva a la normalidad para el prospecto de los White Sox, Mikey Duarte. Pero puede ser que en el terreno de béisbol el joven se pueda volver a sentir como antes de que su vida se complicara y se convirtiera muy injusta.
El torpedero de liga menor ha estado de luto durante los últimos seis meses tras la muerte de su hermana Christiana, quien fue asesinada en la balacera en un concierto de Las Vegas en octubre pasado. Duarte habló sobre la tragedia cuando llegó a los Entrenamientos de Primavera hace un mes y volvió a tocar el tema después de pegar un doblete en la novena entrada del partido de los Patipálidos el miércoles contra los Padres en la Liga del Cactus.
"Se lo dediqué a mi hermana", dijo un emotivo Duarte al referirse a su batazo.
Christiana Duarte era 16 meses menor que Mikey y trabajaba con los Carneros de Los Angeles de la NFL y los Reyes de Los Angeles de la NHL al momento de la tragedia. Mikey tenía un boleto para el concierto donde ocurrió la balacera, pero se estaba rehabilitando de una dolencia en la cabeza que sufrió en su segundo partido de Ligas Menores. Su hermana decidió ir al concierto.
Desde entonces, el infielder ha tratado de lidiar con el dolor. Duarte, elegido por Chicago en la 23ra ronda del draft amateur del 2017, está pasando por cosas que no deberían sucederle a ningún joven de 23 años de edad. Ha sufrido lesiones físicas en la cabeza que interrumpieron su carrera. Ahora, también tiene el pesar emocional por la pérdida de su hermana.
El béisbol puede ayudarle a superar el dolor. Duarte, quien prometió dedicarle el resto de su carrera a Christiana, dijo que siente la presencia de su hermana cada vez que entra al terreno.
"Doy un fuerte swing, hago lo de siempre y juego por ella", expresó Duarte. "Ahora ella nos está protegiendo -- a mi madre y mi padre -- y es simplemente una bendición poder jugar después de esta lesión en la cabeza".