Edwin Díaz persigue todos los récords de salvados en un 2018 dominante

7 de agosto de 2018

A Roberto Hernández le tomó seis meses, casi toda la temporada de 1999, para poder convertirse en el primer lanzador puertorriqueño con más de 40 salvados en las Grandes Ligas. Su compatriota Edwin Díaz le lleva dos meses de ventaja, y por eso se ha erigido en la mayor amenaza no sólo para el récord boricua, sino incluso para la marca absoluta de rescates en MLB que posee el venezolano Francisco Rodríguez.
Díaz ha recorrido esta campaña a toda velocidad. No es de extrañar, tratándose de alguien que suelta la pelota hacia el home a topes que tocan las 100 millas por hora y que exhibe uno de los promedios de ponches más rotundos en las Mayores.
Se trata de la mejor temporada que haya tenido un relevista nacido en Puerto Rico. Mejor incluso que aquella que le dio a Guiilermo Hernández la fama que todavía disfruta, junto al trofeo destinado al Jugador Más Valioso y el premio Cy Young.

Hernández fue la pieza principal en el bullpen de los Tigres de 1984. Fue el primero entre sus connacionales en rebasar la treintena de salvamentos y el primero en repetir la cifra. Fue tal el dominio que exhibió en la ruta hacia la conquista de la última Serie Mundial ganada por Detroit, hace 34 años, que rompió el molde de los apagafuegos.
No se supone que los bomberos ganen el MVP. Se trata de una raza tan peculiar, que en casi un siglo de galardones únicamente ha pasado cuatro veces, incluyendo los conseguidos por Jim Konstanty en 1950, Rollie Fingers en 1981 y Dennis Eckersley en 1992.
Díaz está construyendo su propio caso para incluir su actual cosecha como taponero entre las más dominantes de los tiempos modernos -una de las mejores de la historia-.
Díaz no solamente llegó al martes con 1.96 de efectividad luego de 49 presentaciones, tope en la Liga Americana, sino ratificó su buen momento, al llegar a 42 salvados el lunes contra los Rangers en Texas. No ha desperdiciado una ocasión de rescate desde el 1° de junio. Suma 23 oportunidades exitosas desde entonces. Los rivales le batean para .147 de average y .201 de slugging.

Son números casi risibles. Su WHIP de 0.80 es el tercero más brillante del 2018 entre todos los monticulistas que han recorrido al menos 30 episodios. Su media de 14,9 ponches por cada 9.0 actos sólo está a la zaga de , el cubano y , pero con un detalle que le favorece: su control. Ninguno de esos tres mejora la rata de 2,5 transferencias que entrega cada 9 pasajes y ninguno supera la frecuencia 6,07 seis abanicados que reparte el de Borinquen por cada pase gratis.
Guillermo Hernández condujo a los bengalíes en 1984 con 1.92 de efectividad, pero su gran mérito fue el número de actos que recorrió, nada menos que 140 y un tercio en 80 presentaciones. Ambos muestran la misma frecuencia al entregar cuatro malas, pero el nativo de Aguada consiguió por la vía del abanicado casi una cuarta parte de los outs que logró, mientras que su actual sucesor pasa por las armas a la mitad de los hombres que retira.
Esa combinación de poder y control le ha permitido a Díaz pararse frente a frente de Roberto Hernández, quien en 1993 le arrebató a su tocayo de apellido la marca de rescates para serpentineros nacidos en la Isla del Encanto y que desde 1999 era el único entre sus connacionales con una cosecha por arriba de 40.
Aquello lo consiguió el derecho de Santurce con el uniforme de los Rays, y permaneció como el máximo botín antes de surgir el cerrojo de los Marineros, grandeliga desde 2016, figura en el Clásico Mundial de 2017 y protagonista en 2018 de una de las mejores justas que haya vivido un relevista latinoamericano.
Díaz no sólo preservó 40 victorias de Seattle entre el 29 de marzo y el 30 de julio. Esta semana intentará completar el breve trecho que le falta para alcanzar los salvamentos de su compatriota, mientras se mantiene como la única amenaza creíble que ha surgido contra el tope absoluto de 62 en las Grandes Ligas, que el venezolano Rodríguez implantó en 2008.
K-Rod llevaba 45 para el 6 de agosto de aquel año. Todavía tiene ventaja. Pero ni siquiera él mostró tanto dominio sobre los bates contrarios como el diestro de Naguabo, quien también apunta al tope de su divisa, los 48 que logró en 2014 el dominicano , otro récord que también luce cerca de este apagafuegos empeñado en convertirse en el cerrador número uno en la historia de Puerto Rico, con el permiso de Guillermo Hernández.